El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal elevó el miércoles el tipo de interés oficial objetivo (el tipo de los fondos federales) al 5,25 por ciento, lo que supone un aumento de 25 puntos básicos. Con esta última subida, el objetivo ha aumentado un 5 por ciento desde febrero de 2022. Se trata del tipo más alto alcanzado desde agosto de 2007, poco antes de que comenzara la recesión en diciembre de ese año.
Con un aumento de sólo 25 puntos básicos, la reunión de mayo es el tercer mes consecutivo en el que la Fed se aleja de sus subidas de tipos más sustanciales de 2022. Tras cuatro subidas de 75 puntos básicos en 2022, el comité aprobó un aumento de 50 puntos en diciembre, seguido de subidas de 25 puntos en febrero y marzo, y otra el miércoles.
Aunque la inflación del IPC se ha mantenido en o por encima del cinco por ciento en los últimos meses, el FOMC ha ralentizado su endurecimiento monetario en los últimos cuatro meses. Esto a pesar de que Powell calificó hoy la inflación de precios como «muy por encima» del objetivo del dos por ciento, al tiempo que concluía que la Fed «tiene un largo camino por recorrer» en términos de conseguir controlar la inflación de precios. No obstante, siguen aumentando los indicios de que la Reserva Federal mantiene su tendencia hacia una política más moderada.
La Fed se prepara para una «pausa» en los tipos de interés
Esto quedó patente en los comentarios de Powell sobre el estado de la economía el miércoles. La Fed utiliza la mayoría de los indicios de debilidad económica como excusa para adoptar medidas de relajación monetaria, y ahora apunta cada vez más a un debilitamiento del crecimiento. En sus declaraciones, Powell afirmó que «la economía de EEUU se desaceleró significativamente el año pasado», al tiempo que señaló que el ritmo de crecimiento «siguió siendo modesto» en primavera. Aunque Powell, como es habitual, señaló las «sólidas» cifras de crecimiento del empleo, no las presentó como un indicador claro de la economía en general. En su lugar, la discusión giró hacia las previsiones económicas de la Fed que, según Powell, apuntan a una «leve recesión». Sin embargo, ciñéndose al guión habitual, Powell enfatizó la palabra «leve» y predijo que las pérdidas de empleo como resultado de una próxima recesión serían «menores de lo que es típico en las recesiones». Dado que la Reserva Federal no ha demostrado ningún tipo de clarividencia en cuanto a la previsión de las tasas de inflación o el crecimiento económico en los últimos años, no está claro qué da confianza a Powell para hacer una predicción tan precisa.
El texto de los comunicados de prensa del FOMC también apunta hacia un giro de la política monetaria, alejándose del endurecimiento monetario. Por ejemplo, en el comunicado de prensa de marzo, el FOMC señaló:
El Comité anticipa que podría ser necesario un endurecimiento adicional de la política monetaria con el fin de alcanzar una orientación de la política monetaria lo suficientemente restrictiva como para que la inflación vuelva a situarse en el 2% con el tiempo.
En cambio, esto es lo que dice la declaración del miércoles:
A la hora de determinar en qué medida puede ser apropiado un endurecimiento adicional de la política monetaria para devolver la inflación al 2% con el tiempo, el Comité tendrá en cuenta el endurecimiento acumulado de la política monetaria, los retardos con los que la política monetaria afecta a la actividad económica y a la inflación, y la evolución económica y financiera.
Powell hizo hincapié en este cambio en sus declaraciones durante la conferencia de prensa, señalando que el Comité ya no asume que sea necesaria una «política de endurecimiento» adicional. En lugar de ello, el Comité estudiará si es necesario un endurecimiento adicional en el futuro. En otras palabras, la política y las perspectivas del FOMC pueden cambiar en cualquier momento. Hace tiempo que la Reserva Federal abandonó la política monetaria a largo plazo y ahora la aplica explícitamente mes a mes. Esto, por supuesto, tiene sentido dado que la Fed ha demostrado en repetidas ocasiones su falta de visión de las tendencias económicas, tras la debacle de 2022 sobre la inflación «transitoria» y la proclamación de numerosos funcionarios de la Fed de que no sería necesaria ninguna subida de tipos antes de finales de 2023.
Una amenaza inminente de quiebra bancaria
Tal vez la demostración más reciente —y alarmante— de la desconexión de la Reserva Federal con la realidad provenga de sus repetidos fracasos a la hora de prever o abordar las crecientes quiebras bancarias.
En 2023 ya han quebrado tres grandes bancos. Como informó el New York Post el lunes:
Los tres bancos de los EEUU que quebraron este año —First Republic, Silicon Valley Bank y Signature Bank of New York— tenían más activos bajo gestión combinados que todas las 25 entidades crediticias con seguro federal que quebraron en 2008, al inicio de la Gran Recesión.
Esto queda patente en este útil gráfico creado por Mike Bostock: a las quiebras de grandes bancos en los primeros días de la crisis de 2007-2008 siguieron cientos de quiebras de bancos más pequeños. Si 2023-2024 sigue una pauta similar a la de 2007-2008, el sistema bancario tiene muchos problemas.
Tal vez en un intento de calmar al sector bancario, Powell se aseguró de declarar en la conferencia de prensa del FOMC que el sistema bancario es «sólido y resistente.» Sin embargo, pocas horas después de la rueda de prensa, otros dos bancos mostraban signos de extrema tensión. Los bancos regionales PacWest y Western Alliance vieron desplomarse sus cotizaciones bursátiles en las operaciones posteriores al cierre. A las 19.00 horas del miércoles, las acciones de PacWest habían caído un 55% y las de Western Alliance un 20%. En otras palabras, la confianza que Powell profesaba en el sistema bancario sólo necesitó unas pocas horas para parecer muy equivocada. Ambos bancos han informado recientemente de crecientes amenazas a la rentabilidad.
Sin embargo, la complacencia sobre el sector bancario parece estar de moda en la Fed. En la rueda de prensa de hoy, Steve Liesman de CNBC —el único periodista que hace preguntas difíciles en estas ruedas de prensa— le preguntó a Powell por qué la Fed ha hecho tan poco para abordar las debilidades estructurales cada vez más evidentes del sector bancario. (Liesman formuló una pregunta similar en la reunión de marzo, a la que Powell respondió con cara de pasmarote). Powell respondió a la pregunta de Liesman sin más detalles que insistir en que la Reserva Federal tiene la situación bajo control y decir que las cosas están bien porque los bancos están buscando activamente más liquidez.
Lo que Powell no mencionó es que esta búsqueda de liquidez es cada vez más difícil cuanto más suben los tipos de interés. A medida que la Fed permite que los tipos vuelvan a niveles más normales tras una década de represión financiera, los depositantes trasladan su dinero a otros lugares en busca de rendimientos superiores al mísero interés que los bancos pagan por los depósitos.
La Fed creó esta burbuja de bajos tipos de interés
Sin embargo, no hay una salida clara para los bancos. El sector bancario se ha vuelto extremadamente dependiente de modelos de negocio que asumen tipos de interés extremadamente bajos. La Reserva Federal lo ha fomentado. Si los tipos de interés siguen subiendo, los bancos se encontrarán cada vez más en la situación de tener que pagar intereses a tipos más altos de los que pueden cobrar por los activos de bajo interés más antiguos en los balances de los bancos. En otras palabras, los bancos se encontrarán con un flujo de caja negativo y se declararán insolventes. Dada la respuesta de Powell a la pregunta de Liesman, también es evidente que la Fed no tiene ninguna estrategia aquí, excepto bombear más liquidez —es decir, dinero fácil— en el sistema bancario. Dado que la inflación de precios ya está muy por encima de los objetivos, y en un máximo de 35 años, no está claro cómo la Fed piensa que puede hacer esto sin hacer que la inflación de precios se afiance aún más.
Después de todo, el tipo objetivo de la Reserva Federal sigue siendo bastante bajo en comparación con la inflación de los precios. Históricamente, antes de 2008, el tipo de interés oficial tendía a superar la tasa de inflación del IPC, excepto en periodos recesivos en los que la Reserva Federal intentaba explícitamente «estimular» la economía para salir de la recesión. Desde 2008, sin embargo, la relación se ha invertido y la Reserva Federal ha situado continuamente el tipo objetivo por debajo de la inflación de precios medida por el IPC. Con esta última subida de tipos, el FOMC sitúa el tipo objetivo ligeramente por encima de la tasa de inflación del IPC (para abril) del 5 por ciento. Es probable que Powell tenga razón al afirmar que a la Reserva Federal aún le queda un largo camino por recorrer antes de acercar la inflación al objetivo del dos por ciento.
Sin embargo, si la Fed se toma en serio la reducción de la inflación de precios, es difícil ver cómo puede hacerlo al tiempo que garantiza más liquidez a un sistema bancario obviamente frágil. Es posible que estemos a las puertas de una nueva oleada de quiebras bancarias, cuyo tamaño total podría eclipsar el de las quiebras bancarias de 2008.