Milton Friedman dijo célebremente que «los cambios monetarios sólo surten efecto tras un desfase considerable y durante un largo periodo, y que el desfase es bastante variable». Esta jerga ha infectado el discurso macroeconómico y los discursos de los funcionarios de la Reserva Federal. En 1996, Alan Greenspan dijo, «Dado que la política monetaria funciona con retardo, tenemos que mirar hacia el futuro». Jerome Powell también se refiere a menudo a los desfases asociados a la política monetaria, como en esta conferencia de prensa 2022, donde dijo: «la política monetaria funciona con ‘desfases largos y variables’», claramente una referencia a la cita original de Friedman.
En la rueda de prensa, Powell admite que el consenso sobre la duración de los desfases está cambiando: «Había una literatura antigua que decía que esos desfases eran bastante largos. Hay literatura más reciente que dice son más cortos».
Lo que Friedman, Greenspan y Powell tienen en mente es la relación estadística entre los cambios en la oferta monetaria o los tipos de interés y la respuesta medida en el desempleo, el crecimiento económico o los índices de precios. Pero cualquier desfase estimado utilizando estos datos es un mero artefacto de agregación. Es obvio que una nueva entrada de dinero no provocará inmediatamente cambios en los precios suficientes para alterar significativamente un índice de precios, incluso si ignoramos los desfases asociados a la recogida de datos, el cálculo y la publicación de los índices de precios. Aun así, hay efectos inmediatos del nuevo dinero. Como cualquier falsificador puede decirle, es capaz de sobrepujar a otros compradores inmediatamente. Los precios de los bienes comprados por el falsificador aumentan primero, y luego los siguientes receptores del nuevo dinero pueden pujar más que los demás.
De este modo, los cambios en la relación monetaria inician inmediatamente un proceso que sólo acaba manifestándose como resultados medidos en las estadísticas agregadas. Pensar en la política monetaria en términos de retardos ignora los procesos que provocan el «resultado» retardado. En realidad, no existe un único «resultado», aparte del proceso paso a paso del efecto Cantillon, que incluye tanto consecuencias intencionadas como no intencionadas (como el inicio de un ciclo económico). Es reduccionista fijarse en un cambio retardado en el nivel de precios medido o en la tasa de desempleo —al hacerlo, el banco central no se da cuenta de los problemas que crea.