Cuando los historiadores del futuro busquen el último clavo en el ataúd de América, es muy posible que se decidan por la fecha del 20 de abril de 2024.
Ese día, el Congreso aprobó leyes para financiar dos guerras y media, entregar lo que queda de nuestra privacidad a la CIA y la NSA, y otorgar al presidente de los EEUU el poder de cerrar cualquier parte de Internet con la que no esté de acuerdo.
Los casi 100.000 millones de dólares groseramente mal llamados «Suplemento de Seguridad Nacional» garantizan que los ucranianos seguirán muriendo en la guerra imposible de ganar de ese país con Rusia, que los civiles palestinos seguirán siendo masacrados en Gaza con armas de EEUU y que los neoconservadores seguirán empujándonos hacia una guerra con China.
Fue una victoria total para el partido de la guerra.
El enorme proyecto de ley de gastos es todo política para Biden, sin embargo, muchos republicanos simplemente le siguieron la corriente. Lo último que quieren ver los que dirigen la Casa Blanca de Biden cuando se acercan unas elecciones reñidas son anuncios culpando a Biden de «perder Ucrania».
EEUU y sus aliados ya han enviado más de 300.000 millones de dólares a Ucrania y el país sigue perdiendo la guerra contra Rusia. Nadie cree que otros 60.000 millones vayan a arrancar una victoria de las fauces de la derrota. Pero este dinero adicional está destinado a mantener las apariencias hasta noviembre a expensas de los americanos que se ven obligados a pagar por ello y de los ucranianos que se ven obligados a morir por ello.
El presidente Johnson no podría haber aprobado estas monstruosidades sin el pleno apoyo de los demócratas de la Cámara, ya que la mayoría de los republicanos votaron en contra de más dinero para Ucrania. Así que en el peor ejemplo de «bipartidismo», Johnson cruzó el pasillo, estafó a la mayoría republicana que lo eligió presidente de la Cámara, e impulsó un regalo masivo para el Estado benefactor, bélico/(corporativo).
Después de que la Cámara votara a favor de enviar otros 60.000 millones de dólares a la notoriamente corrupta Ucrania, los diputados ondearon banderas ucranianas en el hemiciclo y corearon «Ucrania, Ucrania». Aunque me parece de mal gusto y repugnante, en cierto modo me pareció apropiado. Al fin y al cabo, bien podrían corear el nombre de un país extranjero, ¡porque ciertamente no les importa este país!
Junto con el envío de 100.000 millones de dólares que no tenemos para financiar más guerras en el extranjero, el presidente Johnson lanzó otra versión de la prohibición de Tik Tok, que da a Joe Biden y a los futuros presidentes el poder de cerrar sitios web a voluntad con sólo declararlos «controlados por adversarios extranjeros.»
Para no ser menos, el Senado de los EEUU aprobó ese mismo día la ampliación de la Sección 702 de la Ley FISA, que no sólo permite al gobierno seguir espiándonos sin una orden judicial, sino que también contiene un nuevo lenguaje que amplía masivamente la forma en que pueden espiarnos.
Muchos votantes conservadores se preguntan qué sentido tiene el control republicano de la Cámara si la agenda la determinan los demócratas. Incluso se dice que el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, se ha jactado ante sus colegas de la facilidad con que el presidente Johnson dio a los demócratas todo lo que querían sin pedirles nada a cambio.
¿Cuál es el lado positivo de todas estas malas noticias? La mayoría de los republicanos de la Cámara de Representantes votaron en contra de continuar la guerra en Ucrania. Es un buen comienzo. Nuestras ideas están creciendo, no sólo en todo el país, sino incluso en el pantano de DC. ¡Ánimo y no te rindas! ¡Trabaja por la paz!