Hoy en Político, la periodista financiera Victoria Guida analiza las perspectivas de cualquier reforma significativa que pueda frenar los poderes desbocados de la Fed, que en los últimos años se han expandido mucho más allá de sus competencias históricas.
Parece que las perspectivas no son buenas.
Para empezar, el presidente electo no tiene ningún interés en que la Fed haga menos. Como presidente, Trump solo ha pedido tasas de interés más bajas, lo que significa que siempre estuvo a favor de una Fed más activista que interfiriera más a menudo en los mercados. Sí, antes de ser presidente, el candidato Trump había criticado a la Fed por mantener las tasas de interés demasiado bajas durante demasiado tiempo. Esa línea de pensamiento se evaporó rápidamente después de que Trump jurara el cargo.
Se ha visto que Trump es antagónico a Powell, pero sólo porque Trump considera que Powell es demasiado restrictivo en política monetaria. Ridículamente, Powell ha logrado obtener una reputación en algunos rincones de Washinton —incluyendo, aparentemente, los rincones de Trump— de que Powell es una especie de hombre de dinero duro. Eso no es lo que quiere Trump.
En otras palabras, las expresiones ocasionales de Trump de molestia con la Fed no tienen nada que ver con ningún cambio significativo en la política de la Fed. Esto pone a Trump en desacuerdo incluso con los tímidos halcones de la inflación que se encuentran dentro del Partido Republicano en este momento. O como dice Guida:
Podría pensarse que la elección de un presidente que lleva años arremetiendo contra el banco central abriría el camino a las ideas republicanas para reformar la Fed.
Pero se equivocaría... Donald Trump y los reformistas conservadores de la Fed tienen visiones muy diferentes.
Por lo tanto, no tenemos prácticamente ninguna razón para esperar ninguna reforma significativa de la Fed por parte de Trump, pero los «reformistas conservadores de la Fed», como los llama Guido, no están pidiendo mucho más que algunos cambios en el escaparate.
Estos supuestos reformistas se caracterizan, al parecer, por una afición inespecífica a la Regla de Taylor, que, como hemos mostrado aquíes una «regla» bastante blanda que difícilmente podría calificarse de verdadera «reforma».
Peor aún, los conservadores a los que Guida encuadra como gente de dinero relativamente duro difieren de Trump principalmente en que los reformistas conservadores prefieren el statu quo. Por ejemplo, escribe Guida:
«Me gusta la forma en que está configurado ahora», dijo el senador Mike Rounds (R-SD) en una reunión con los periodistas, cuando le pregunté si Trump debería tener más voz en sus decisiones de política monetaria...
«La Ley de 1913 ha funcionado muy bien», me dijo en otra conversación el representante Frank Lucas (Republicano de Oklahoma), miembro de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. «Si llegan sugerencias de la nueva administración, por supuesto que las estudiaremos en el comité. Pero es necesario cierto grado de independencia».
«Las actuales medidas de la Fed sobre las tasas de interés son simplemente una reacción a las malas políticas económicas de la administración Biden», me dijo el representante Bryan Steil (Republicano de Wisconsin). «A medida que reduzcamos la inflación, la Fed bajará las tasas de forma natural. Ese es el mejor enfoque para que lo hagamos».
En otras palabras, según los «reformistas» del Partido Republicano, las cosas están bien y no necesitamos cambiar nada.
Es notable, sin embargo, que Guida ni siquiera mencione las propuestas de reforma de la Fed, como la legislación de Thomas Massie de mayo de 2024 para abolir la Fed. Uno pensaría que una encuesta sobre los puntos de vista del GOP sobre la Fed podría justificar una mención de pasada. La omisión, por supuesto, es lo que hemos llegado a esperar de los periodistas de los medios corporativos heredados, que sólo mencionan opiniones «respetables» de la clase gobernante. Es poco probable que se mencionen los puntos de vista ajenos a la opinión aprobada por el régimen. Esto tampoco puede explicarse alegando que la legislación de Massie tiene muy pocas posibilidades de ser aprobada. La legislación de Massie tiene tantas posibilidades de ser aprobada como una ley que obligue a la Fed a aplicar la Regla de Taylor, contra la que la Fed lucharía con todas sus fuerzas.
En la práctica, si va a haber verdaderas reformas de la Fed, tendrán que ser ascendentes, con presión ejercida por activistas y votantes desde abajo. Nadie en la cúpula del Partido Republicano va a hacer nada en absoluto por una verdadera reforma de la Fed hasta que tema que su reelección dependa de ello.