Power & Market

El verdadero problema de nuestra política exterior

Durante el fin de semana, el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, explicó al pueblo americano lo que está realmente mal en la política exterior de EEUU. A algunos les parecerán sorprendentes sus conclusiones.

La posición de los EEUU en el mundo está dañada no porque hayamos pasado 20 años luchando contra un gobierno afgano que no tuvo nada que ver con los atentados del 11 de septiembre. El problema no tiene nada que ver con las mentiras neoconservadoras sobre las armas de destrucción masiva de Irak, que provocaron incontables muertes de civiles en otra fallida misión de «democratización». No es porque en los últimos casi dos años Washington haya tomado más de 150.000 millones de dólares del pueblo americano para librar una guerra por poderes con Rusia a través de Ucrania.

No es el complejo militar-industrial ni su enorme poder de presión que se extiende por el Congreso, los grupos de reflexión y los medios de comunicación.

En su intervención en el Foro Reagan de Defensa Nacional, celebrado en Simi Valley (California), Austin explicó por fin el verdadero peligro que corre el imperio militar mundial de EEUU.

Somos nosotros.

Según la Secretaria Austin, los no intervencionistas que abogan por «una retirada americana de la responsabilidad» son los que desestabilizan el mundo, no las guerras interminables de los neoconservadores.

Austin afirmó que los EEUU debe seguir desempeñando el papel de hegemón militar global —policía del mundo— porque «el mundo sólo se volverá más peligroso si los tiranos y los terroristas creen que pueden salirse con la suya con agresiones al por mayor y matanzas masivas».

¿Qué tal eso de la razón y la lógica? Austin y las élites intervencionistas han comprobado 30 años de fracasos en política exterior y han concluido: «bueno, habría sido mucho peor si los no intervencionistas hubieran estado al mando.»

Este es uno de los mayores problemas de los neoconservadores. Son incapaces de autorreflexión. Cada vez que el gobierno de EEUU sigue sus consejos y se ve abocado a otra catástrofe, la culpa siempre es de otro. En este caso, como nos dice Austin, los culpables de las desventuras de la política exterior de EEUU son los que dicen «no lo hagas».

¿Qué habría pasado si la gente que dijo «no lo hagas» hubiera estado al mando de la decisión del presidente Obama de apuntalar a Al Qaeda para derrocar al líder laico sirio Assad? ¿Qué pasaría si los que dijeron «no lo hagas» estuvieran al mando cuando los neoconservadores fabricaron una justificación de «derechos humanos» para destruir Libia? ¿Y si la gente del «no lo hagas» estuviera al mando cuando los neoconservadores de Obama pensaron que sería una gran idea derrocar al gobierno democráticamente elegido de Ucrania?

¿Habrían ganado poder los tiranos y los terroristas si Washington NO hubiera intervenido? No. Los tiranos y los terroristas se hicieron con el poder PORQUE Washington intervino en esas crisis.

Según explicó Austin, parte del problema de EEUU es la propia democracia. «Nuestros competidores no tienen que funcionar con resoluciones continuas», se quejó. Qué carga supone para él que el pueblo, a través de sus representantes, esté a cargo de los gastos de guerra.

En el Congreso, el sentimiento de «América primero» en política exterior va en aumento entre los conservadores y eso enfurece a Austin y los de su calaña. Quiere más miles de millones para guerras en Ucrania e Israel, ¡y los quiere ya!

¿Y nuestros problemas económicos? También es culpa nuestra. Los que «intentan levantar el puente levadizo», dijo Austin, socavan la seguridad que ha conducido a décadas de prosperidad. ¿Prosperidad? ¿Ha mirado la deuda nacional? ¿La inflación? ¿La destrucción del dólar?

Hay un resquicio de esperanza. El hecho de que Austin y los neoconservadores nos ataquen a los no intervencionistas significa que estamos ganando terreno. Están preocupados por nosotros. Es nuestra oportunidad de alzar la voz.

Publicado originalmente por el Instituto Ron Paul. 

 

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