Como señalamos en julio, los estadounidenses están comprando armas en números récord, con millones de estadounidenses comprando armas por primera vez en los últimos meses. Ahora, el New York Post informa que California es en gran medida parte de esta tendencia:
Alrededor de 47.000 californianos compraron armas por primera vez debido a la pandemia del coronavirus, según los investigadores que también hallaron una cantidad asombrosa de armas cerradas, cargadas y fácilmente disponibles.
Pero el artículo del Post también hace algunas afirmaciones bastante extrañas, implicando que la gente está comprando armas debido a una «crisis de salud»:
Se estima que 110.000 personas en el Estado Dorado compraron recientemente armas de fuego y lo hicieron debido a la crisis sanitaria mundial, incluidos los 47.000 nuevos propietarios.
¿Pero por qué la gente compraría armas debido a una crisis de salud pública? Es una apuesta segura que los nuevos compradores de armas no creen que las armas los protegerán de una enfermedad. Si miramos un poco más allá, vemos que el problema son los cierres, no la enfermedad:
La pandemia de coronavirus y los esfuerzos para disminuir su propagación han agravado esta carga. (énfasis añadido)
Así que ahí está. Al destruir la economía, los servicios sociales, las iglesias y el comercio, los gobiernos han sentado las bases para más violencia. En consecuencia, muchos más estadounidenses se sienten ahora inseguros:
La gente que compró armas durante la pandemia citó la preocupación por la anarquía, la liberación de prisioneros, el gobierno yendo demasiado lejos, el colapso del gobierno y el cierre de armerías, según la investigación.
No es sorprendente que hayamos visto un aumento de la delincuencia en el mundo real este año con respecto al año pasado. En algunas ciudades, los aumentos en el homicidio han sido sustanciales, aunque el homicidio en general sigue siendo relativamente bajo en un contexto histórico más amplio. Además, muchos estadounidenses se han dado cuenta de que si los disturbios civiles llegan a su vecindario, la policía no hará mucho para protegerlo. Las ruinas humeantes de Minneapolis lo han dejado muy claro para muchos.
Hasta aquí el mítico «contrato social» del que hablan los gobiernos cada vez que exige más poder sobre las personas que supuestamente «mantiene a salvo».