Como han demostrado los confinamientos, incluso las democracias bien establecidas son incapaces de movilizar las herramientas judiciales y parlamentarias para evitar el ataque a la libertad. Sin medios de resistencia legal, la gente ha tenido que aceptar que se le ha quitado la base de su sustento o, al menos, que se le ha dañado gravemente.
La democracia por voto popular no ofrece ninguna garantía contra la tiranía. Dado el fracaso del sistema habitual de la democracia por elección competitiva, podría ser el momento de darle una oportunidad a la «demarcación». No hay razón para asumir que sería peor que lo que tenemos ahora.
Bajo un sistema de demarcación, también llamado sorteo, los representantes del pueblo en el cuerpo legislativo son seleccionados por sorteo. En lo que respecta al método, sólo el sorteo requiere un mecanismo aleatorio para seleccionar una muestra representativa de la población para que sirva como legisladores.
Los problemas con el actual sistema de democracia a través de la elección de políticos profesionales que representan a los partidos políticos son bien conocidos y documentados.
Como he explicado aquí en mises.org en el pasado, este método tiene una larga historia.
Los críticos de la demarcación afirman que un parlamento cuyos miembros son elegidos por casualidad tiene menos conocimientos técnicos que un parlamento elegido y que esto aumentaría el poder de la burocracia. La verdad, sin embargo, es que los conocimientos específicos que ahora están presentes en las asambleas están en saber cómo ganar y ejercer el poder. Falta la competencia no política. Más aún, el sistema actual de política de partidos ha llevado a una enorme burocracia y a un aumento masivo del poder del aparato estatal. Los partidos políticos y la burocracia cooperan para maximizar su poder, lo que logran teniendo más Estado, no menos.
Con el apoyo del público para cambiar la estructura de la democracia partidaria, el primer paso sería complementar el sistema actual con una cámara adicional. En esta cámara —una especie de senado o cámara alta— los miembros elegidos por sorteo tendrían derecho de veto sobre las decisiones tomadas por el parlamento (Congreso) y el gobierno (la presidencia), incluido el poder judicial (Tribunal Supremo). Tal «cuarto poder» sería la «voz del pueblo». Aunque todavía no es un gobierno y no es el legislador, el senado compuesto por miembros elegidos por sorteo tiene el derecho de detener las invasiones del gobierno y de la burocracia estatal debido al poder de veto que tiene.
El siguiente paso sería crear una asamblea general que sirva como el principal órgano legislador. La asamblea debe ser lo suficientemente grande para representar al pueblo. Para ello, debe estar compuesta por personas seleccionadas al azar entre los miembros de la circunscripción. El establecimiento de la asamblea general requiere una reforma de las leyes electorales. Para ello, los libertarios deben obtener la mayoría en el parlamento existente (Congreso). El último paso en la reforma de la estructura estatal sería añadir un órgano de supervisión y un poder ejecutivo de la asamblea.