En su nuevo libro, Flat Tax Revolution (Regnery, 2005), subtitulado Utilizando una postal para abolir Hacienda, Steve Forbes no ahorra golpes al describir el código federal del impuesto de la renta:
- Un sistema monstruoso.
- Abominable y asombrosamente confuso.
- Una hidra de múltiples cabezas con incontables tramos, deducciones y exenciones.
- Nuestro código fiscal terriblemente duro, asombrosamente complejo e inductor a la corrupción.
Por supuesto, Forbes es el director del imperio editorial Forbes. También se sienta en el consejo de la Unión Nacional de Contribuyentes. Como candidato presidencial Republicano en 1996 y 2000, hizo campaña con un programa de cuentas médicas de ahorro, un nuevo sistema de Seguridad Social, elección de escuela, límites en el cargo, una fuerte defensa nacional y un impuesto plano, el tema de su nuevo libro.
Además de esta apropiada descripción del terrible código fiscal de EEUU, Forbes también apunta correctamente el enorme coste de cumplir con dicho código. Los costes de cumplimiento en términos de tiempo se han disparado desde una media de 17 horas y 7 minutos hace quince años a las 28 horas y 30 minutos hoy. La productividad perdida supone miles de millones de horas. El coste en dólares está ahora en torno a los 200.000 millones.
El código fiscal de EEUU (con su «montaña de nueve millones de palabras de verborrea») es tan complejo y está «tan plagado de pasajes incomprensibles» que una devolución fiscal ficticia dada por la revista Money a cuarenta y cinco asesores fiscales generó cuarenta y cinco cálculos distintos de la cantidad correcta de impuestos a pagar. No sorprende, pues los empleados de Hacienda (Forbes dice que hay 97.440) ni siquiera dan la misma respuesta a preguntas fiscales. Forbes menciona un estudio del Departamento del Tesoro de 2003 que descubría que los que llamaban a los teléfonos gratuitos de ayuda de Hacienda recibían «respuestas incorrectas a cuestiones fiscales en más de un 25% de los casos».
Forbes también nos recuerda que nuestro código fiscal mata empleos penalizando a la gente por «actividades productivas», «castiga el ahorro gravando los dividendos» y alimenta la corrupción «estimulando la conducta política más vulgar y ruda». El impuesto a los inmuebles «destruye capital». Los aumentos fiscales exacerbaron la Gran Depresión. Los altos tipos fiscales desaniman la inversión, obstaculizan el crecimiento económico y «hacen extremadamente difícil a la mayoría de los americanos amasar ahorros vitales para la universidad, la jubilación o fundar un negocio». Forbes también demuestra que la distorsión del sistema de atención sanitaria se debe a que el código fiscal crea «una desconexión entre proveedores y consumidores de atención sanitaria».
Forbes no se convirtió en director de un imperio editorial solo apuntando problemas y no recomendado soluciones. A cambio del sistema actual, pide «un nuevo sistema fiscal que sea sencillo, honrado y justo», un impuesto plano del 17% «con generosas exenciones para adultos y niños» que pueda rellenarse en un formulario de doce líneas del tamaño de una tarjeta postal. Las grandes empresas tendrían también un plan similar y verían sus beneficios gravados al mismo tipo.
La idea del impuesto plano no es nueva para Steve Forbes. Menciona cómo la primera propuesta de un impuesto plano apareció en Capitalismo y libertad, de Milton Friedman, en 1962. No debería ser ninguna sorpresa para los familiarizados con las propuestas estatistas de Friedman explicada por Murray Rothbard en su ensayo clásico de 1971, «Milton Friedman desenredado». Forbes reconoce que los «actores principales» tras el impuesto plano han sido los economistas de la Hoover Institution, Robert Hall y Alvin Rabushka, autores de The Flat Tax ya en 1985 (2ª ed. 1995).
El libro
Flax Tax Revolution, con un prólogo de ese gran defensor del gobierno limitado, Newt Gingrich, contiene encendidos apoyos de diverso tipo: Donald Trump, Sean Hannity, Neil Cavuto, Lawrence Kudlow y los antiguos congresistas, Joe Scarborough y Jack Kemp. ¿Pero es el plan de Forbes una solución a ese código del impuesto federal de la renta horrible, retorcido y destructor de riqueza?
No cabe duda de que mucha gente tendrá una cuota fiscal menor y un formulario más corto y sencillo a rellenar bajo el plan de impuesto plano de Forbes. A este respecto, podemos decir que el plan de Forbes es una solución si el problema es cómo podemos acortar y simplificar el código fiscal y al mismo tiempo permitir que la gente se quede con más dinero propio de forma que se siente mejor al pagar sus impuestos.
Pero como veremos ahora, hay otro ganador bajo el impuesto plano: el gobierno federal de EEUU, un monstruo hinchado y corrupto que gasta casi 3 billones de dólares al año al redistribuir la riqueza de los ciudadanos, enriqueciendo a los contratistas federales y otros intereses especiales y manteniendo un imperio alrededor del mundo. ¿Es el acortamiento y simplificación del código fiscal la solución u oculta el problema? ¿Perpetuaría el leviatán federal o generaría más libertad y menos gobierno?
Al contrario que otros libros recientes que recomendaban un cambio en nuestro actual sistema de impuesto federal de la renta, como The FairTax Book, de Neil Boortz y John Linder, Flat Tax Revolution está bien escrito y no es condescendiente con el lector. Después de una breve introducción, Forbes empieza con la «pesadilla en la calle mayor» que es el código del impuesto federal de la renta. El capítulo dos relata el «nacimiento de la bestia fiscal»: los intentos del gobierno de EEUU de establecer un impuesto de la renta, que finalmente se aprobó permanentemente en 1913 y una breve explicación de cómo ha aumentado desde entonces.
El siguiente capítulo muestra cómo la «complejidad y confusión del código actual corrompe nuestro comportamiento y valores y está arruinado nuestra calidad de vida como individuos y como sociedad». El capítulo cuatro presenta los detalles del plan de impuesto plano de Forbes. Cree que «el impuesto plano es la única forma de recuperar la sensatez y poner fin al embrollo, confusión y distorsiones del sistema actual».
Luego Forbes dedica todo un capítulo a por qué cree que un impuesto plano es mejor que un impuesto nacional a las ventas al por menor. Entiende lo que los defensores de un impuesto nacional a las ventas no han sido capaces de comprender: «Antes de que se implante un impuesto a las ventas, debemos revocar antes la Decimosexta Enmienda de la Constitución, que permite e Washington imponer l impuesto de la renta. En caso contrario acabaremos con la situación que existe en la mayoría de los estados (y de hecho en l mayoría de los demás países) y es teniendo ambos, el impuesto de la renta y el impuesto de las ventas».
El capítulo seis examina el “éxito” de otras naciones con un impuesto plano. El séptimo capítulo es un intento de responder a objeciones a un impuesto plano. Aquí Forbes explica los efectos del impuesto plano sobre las donaciones caritativas, la creación de empleo, los pobres, los bonos libres de impuestos, las prestaciones a empleados y las deducciones de intereses e impuestos. El último capítulo y los seis apéndices contienen cierta información útil. Hasta aquí el libro ¿qué hay del plan?
El plan
Bajo nuestra sistema actual de impuesto de la renta hay seis tramos fiscales que van del 10% al 35% y, como señala correctamente Forbes, “una avalancha de distintas exenciones y deducciones personales”. Bajo el plan de impuesto plano propuesto por Forbes, habría “un impuesto federal de la renta y de sociedades de tipo único del 17%”. Ya no habría impuestos a las ganancias de capital, las prestaciones de Seguridad Social, los intereses percibidos y los dividendos recibidos.
Además, deberían eliminarse el impuesto estatal y el impuesto de mínimo alternativo. Las personas tendrían «exenciones generosas para adultos y niños», como deducciones de $13.200 para adultos y $4.000 para dependientes. A las madres solteras se les trataría aún mejor. Recibirían una exención de $17.160 en lugar de los $13.200 normales. Las empresas podrían deducirse todas las inversiones (no más planes de amortización, al menos para fines fiscales, la contabilidad es otro asunto) y solo serían gravadas por lo que ganen en Estados Unidos.
Como cabía esperar, Forbes cree que la adopción de este impuesto plano
- Nos hará más prósperos.
- Dará vigor a la economía.
- Nos hará más competitivos en el extranjero.
- Dará lugar a una economía fuerte, innovadora y dinámica.
«El impuesto plano liberará a Estados Unidos», dice, «Nos liberará, como individuos y como sociedad, de la tiranía del código fiscal federal». Puede que sea verdad, pero debería advertirse que como es solo un reemplazo del impuesto federal de la renta, el impuesto plano no eliminaría las cuotas de la Seguridad Social, las cuotas de Medicare o los impuestos especiales federales. Y tampoco tendrá ningún efecto en los impuestos estatales y locales. Pero hay que reconocer a Forbes que no hace ninguna afirmación grandiosa sobre el impuesto plano como las que leímos acerca del impuesto nacional a las ventas en publicaciones como The FairTax Book.
Los problemas
Su mucha gente tuviera una ley fiscal más baja y un formulario de impuestos más corto y sencillo bajo el plan de impuesto plano de Forbes, ¿qué problemas podría tener el plan?
Problema 1: El impuesto plano no es un impuesto plano. Es un impuesto altamente progresivo que traslada la carga fiscal a los “ricos” (la clase media y la clase media alta que percibe salarios). A Forbes evidentemente no le suponen ningún problema los impuestos progresivos; de hecho, proclama orgulloso la naturaleza progresiva de su impuesto plano: «Quienes se quejan de que el impuesto plano no es progresivo se equivocan. Basta con que miren los tipos fiscales efectivos en la Tabla de Tipos del Impuesto Plano».
Forbes dice que bajo su plan «habría un tipo (17%) después de generosas desgravaciones para adultos y niños». En otro lugar dice que una característica clave del impuesto plano son las «generosas y retornables exenciones para adultos y niños». Las palabras importantes aquí son «después» y «retornables». El impuesto del 17% no se aplica hasta que se deducen las «generosas exenciones» de la renta de los contribuyentes. Esto significa no solo que nadie pagará realmente un 17% (todos en realidad pagan menos que el 17% salvo que ganen más de 5 millones de dólares), sino que la gente pagará tipos diferentes (justamente lo contrario de lo que se supone que es un impuesto plano).
Además, el impuesto plano de Forbes permitiría «una familia de cuatro no pagar impuesto federal de renta sobre sus primeros 46.165$ de renta». Una familia de seis «no pagaría ningún impuesto de la renta hasta que sus ingresos excedieran los $65.930». Esto es porque el plan de Forbes no solo incluye deducciones por cada adulto e hijo en una familia, también incluye una desgravación de $1.000$ por hijo «como bajo el sistema actual». Esta deducción es recuperable: «Si la desgravación excede los impuestos federales debidos, la familia puede recibir un reintegro». ¿Un reintegro de qué? Bueno, un reintegro del dinero de otros contribuyentes. Es un plan social, lisa y llanamente. Es increíble que Forbes mantenga lo que admite que es una «compleja reliquia del código actual».
En realidad, el impuesto plano tiene tramos igual que el sistema actual. Hay un solo tramo, el tramo de la madre soltera y una serie de tramos de casados con hijos. Si queréis un ejemplo de un impuesto real de tipo único, ved el impuesto del Medicare. El tipo es del 2,9% para todos, sin que importe lo mucho o poco que gane. Lo que Forbes llama impuesto plano puede ser un impuesto más bajo o más sencillo que el sistema que tenemos ahora, pero no es un impuesto plano.
Problema 2: El impuesto plano elimina algunas deducciones fiscales claves y antiguas. Si hay algo que resuena a lo largo del libro es lo injustas que son las deducciones, retenciones, exenciones y agujeros. Casi todas deberían eliminarse bajo el plan de impuesto plano de Forbes, así como «la posibilidad de establecer complicados planes de evasión de impuestos». Como cuando te metes con la casa de un hombre y con su iglesia están buscándote problemas, la deducción por intereses de hipoteca y las deducciones por donaciones de caridad son deducciones de particular preocupación para algunos contribuyentes. Ambas se eliminarían bajo el impuesto plano.
Naturalmente, Forbes nos asegura que cualquier pérdida de beneficios se compensaría con beneficios adicionales obtenidos bajo el impuesto plano. Y además, la deducción de intereses de hipotecas «genera un beneficio desproporcionado para contribuyentes que ganen más de $100.000». A nivel empresarial, ya no habría deducciones por beneficios extraordinarios o pagos de intereses.
Forbes dice «piénsenlo así: los políticos de Washington toman un dólar de tu bolsillo y luego te devuelven cincuenta centavos en diversas deducciones fiscales. ¿No sería mejor si te gravaran desde el principio con solo cincuenta centavos?» No sería mejor si te gravaran solo con cuarenta centavos, treinta centavos, veinte centavos o diez centavos desde el principio.
Forbes no menciona una deducción importante para pequeñas empresas que desaparecería bajo el impuesto plano: la deducción por la mitad del impuesto de autoempleo pagado. Todos los propietarios de pequeñas empresas, incluyendo los que poseen los negocios caseros más pequeños tienen actualmente derecho a esta deducción porque ayuda a compensar el impuesto de autoempleo pagado sobre sus beneficios. Actualmente, empresarios y empleados pagan cada uno la mitad del 15,3% que se llevan los federales por los impuestos de Seguridad Social y Medicare. Las personas autoempleadas tienen que pagarlo todo, de ahí la deducción de la mitad de las tasas pagadas de autoempleo.
Deducciones, exenciones, retenciones y agujeros, todos hacen lo mismo, aunque de formas distintas: permiten a la gente retener más dinero suyo. Pero en lugar de argumentar que la gente gana cuando se queda con más dinero propio, Forbes sostiene que el gobierno pierde: «Desde1993, el gobierno ha perdido 85.000 millones de dólares en pagos fiscales debido a retenciones fiscales abusivas, dinero que podía haberse devuelto a vosotros, el pueblo». Esta declaración también muestra lo que Forbes creen que debería ocurrir al dinero que pierde el gobierno: debería transferirse al «pueblo». ¿Qué tiene de malo que el legítimo propietario del dinero se lo quede desde el principio?
¿Pero está Forbes realmente contra las deducciones y desgravaciones fiscales? Bueno, para empezar, ya hemos visto que su impuesto plano incluye «generosas exenciones para adultos y niños». En segundo lugar, critica el sistema actual por eliminar gradualmente algunas deducciones y exenciones más allá de cierto límite de renta. Y tercero, el plan de Forbes incluya (¿estáis listos?) ese fraudulento plan de desgravaciones fiscales conocido como Desgravación Fiscal de Rentas Ganadas (EITC, por sus siglas en inglés). Forbes incluso reconoce que «hay gente que recibe la EITC pero no debería hacerlo. Se estima que de 6.500 a 10.000 millones de dólares en pagos de EITC cada año pueden ser incorrectos. Eso es en torno a un cuarto de los dólares gastados en el programa». Afirma que la EITC es “una puerta trasera de refinanciación en la práctica” de los impuestos de Seguridad Social y Medicare pagados por «familias de renta baja con hijos». ¿Por qué le preocupa tanto a Forbes que las «familias de renta baja» paguen la mitad de sus impuestos de Seguridad Social y Medicare pero nada en absoluto los dueños autoempleados de pequeñas empresas que se pelean con la cantidad total?
Problema 3: El impuesto plano mantiene las retenciones. Forbes afirma modestamente que su propuesta de impuesto plano «es un primer y gran paso hacia un ajuste total de todo el sistema fiscal americano». Pero el plan de Forbes no es ningún «primer y gran paso»; lejos de eliminar completamente un impuesto a las rentas, es el ajuste más drástico del sistema del impuesto de la renta que nunca se haya presentado. Pero el impuesto plano no contiene ninguna provisión para la eliminación de las retenciones. Forbes reconoce que «la mayoría de los americanos no se dan cuenta de lo lejos que llegan los políticos en nuestros bolsillos». Cree que «los políticos nos han anestesiado hasta llegar al robo fiscal».
E incluso informa específicamente a sus lectores de lo que tienen de incorrecto las retenciones:
El problema de las retenciones es que reducen la incomodidad de pagar el impuesto de la renta al dispersar los pagos a lo largo del año. Los americanos acaban sintiendo un pinchazo en lugar de un doloroso mordisco. La retención hace más fácil la recaudación: Pero también hace a los americanos menos conscientes del impacto de los impuestos en su bienestar financiero, permitiendo al sistema crecer más fácilmente y hacerse menos controlable. Y, como los impuestos de la renta en todas partes, ¡la retención se suponía que era una medida temporal para tiempos de guerra!
¿Entonces por qué no hay ninguna mención a las retenciones en el capítulo que detalla «cómo el impuesto plano de Forbes liberará a Estados Unidos»? Es verdad que no dice que se mantendrían las retenciones. Pero como todo lo malo que se eliminaría del sistema actual se menciona en este capítulo, entiendo el silencio de Forbes sobre el asunto como consentimiento. ¿Pero qué pasa con “el formulario del impuesto plano de Steve Forbes” que se encuentra en la página 73 del libro en el que no hay ningún espacio para «retenciones abonadas» como el que vemos en nuestros formularios actuales? El formulario en cuestión evidentemente es solo un ejemplo de lo simples que serían bajo un plan de impuesto plano que eliminara la mayoría de las desgravaciones y deducciones. Como no hay espacio en este formulario para el nombre y dirección del contribuyente, evidentemente no puede tomarse como un ejemplo de formulario de impuesto plano en el «mundo real». El formulario de impuesto plano en el “mundo real” que tiene en su mano un sonriente Steve Forbes en la fotografía de la portada del libro es distinto del de la página 73.
La retención fiscal hace posible que el gobierno robe silenciosamente la riqueza de sus ciudadanos con poca o ninguna ira por la pérdida. Un impuesto plano que reduzca la incomodidad del contribuyente enmascarando cuántos impuestos se están pagando simplificando al mismo tiempo el proceso de relleno de formularios eliminaría tanto el pinchazo como el bocado de pagar impuestos.
Problema 4: El impuesto plano sigue siendo un impuesto a la renta. Como se mencionaba antes, Forbes pide «un nuevo sistema fiscal que sea sencillo, honrado y justo». ¿Pero qué tiene de justo un impuesto de la renta? ¿Y por qué es tan justo que el gobierno confisque el 17% de tu renta, incluso después de “generosas exenciones para adultos y niños”? Incluso ignorando el hecho de que los impuestos son un robo, el impuesto menos dañino y más “justo” sería un impuesto de capitación (un impuesto igual) lo suficientemente bajo para que lo paguen «familias de renta baja». ¿Qué tiene de justo obligar a los «ricos» a pagar solo porque pueden permitírselo?
En su capítulo sobre la historia del impuesto de la renta, Forbes lo critica a lo largo de toda ella: «En 1909, la aprobación con éxito del presidente William Howard Taft de un impuesto a las sociedades preparó el camino a la aceptación de un impuesto personal de la renta, permitiendo que la bestia se volviera a levantar». Pero si un impuesto de la renta es tan malo, ¿por qué defender entones uno, como el impuesto plano? Sí, los tipos fiscales serían menores bajo un impuesto plano, pero los tipos eran muchos menores entonces sin un impuesto plano.
La razón por la que «necesitamos» un impuesto de la renta es el insaciable deseo de dinero del gobierno federal. No siempre fue así, como dice el propio Forbes: «Entre 1817 y el inicio de la Guerra de Secesión en 1861, el gobierno federal funcionó satisfactoriamente sin tener que recaudar nuevos impuestos internos». Antes de la llegada del impuesto de la renta, como dice también Forbes, «La mayor fuente de ingresos por impuestos eran los aranceles a los bienes importados. También se gravaban varios productos, incluyendo el whisky». El problema está claro que es el tamaño del gobierno federal.
El «mejor» sistema fiscal desde el punto de vista de la libertad, y no desde el punto de vista de lo que el gobierno dice que necesita, sería uno que interfiera lo mínimo con el libre mercado. La cantidad ideal de impuestos recaudados sería, por supuesto, cero. Por tanto, el mejor tipo de reforma fiscal es uno que tenga como objetivo rebajar la cantidad de impuestos recaudados. «El movimiento del impuesto plano», como explicaba Murray Rothbard, «es parte de un proceso por el que el gobierno y sus aliados han sido capaces de dividir y desviar el movimiento de protesta contra los impuestos de tratar de rebajar los impuestos a todos a tratar de obligar a todos a pagar algo arbitrariamente definido como ‘porción justa’».
Problema 5: El impuesto plano aumenta los ingresos del gobierno. Los defensores de otros planes de cambiar el sistema fiscal de EEUU normalmente hablan de que su plan sería neutral respecto de los ingresos. Forbes lo hace mejor:
El impuesto plano es una reforma de nuestro sistema del impuesto federal de la renta. No afecta, por ejemplo, a los impuestos estatales y locales. Pero, contrariamente a lo que temerían algunos, generaría un mayor ingreso para el gobierno.
Un impuesto plano aprobado en 2005 habría producido, en cuatro años 11.000 millones de dólares más para el gobierno que el sistema actual.
El impuesto plano crearía unos 6 billones de dólares en nuevos activos y 892.000 millones en recaudación por nóminas.
De 2005 a 2015, el impuesto plano generaría 56.000 millones de dólares más en ingresos del impuesto de la renta netos para el gobierno que el actual código fiscal.
¿Pero cómo aumentaría el recorte de los impuestos a todos el ingreso fiscal del gobierno? Aunque no lo mencione, Forbes se basa en el viejo argumento de la Curva de Laffer de que existe un punto óptimo en una curva que se corresponde con un porcentaje de tipo impositivo que maximiza el ingreso público de forma que podemos en algunos casos rebajar las tasas impositivas y seguir “sacando más dinero de impuestos de los ricos”. Forbes tiene un encabezado en la página 71 que dice: “Los números hablan: El impuesto plano crearía riqueza e ingresos públicos”. ¿Pero qué podrían destruir más riqueza que el ingreso público? ¿De dónde cree Forbes que vienen los ingresos públicos? ¿Por qué querríamos maximizar los ingresos públicos del gobierno? Y aunque fuera verdad que el impuesto plano aumentaría más los ingresos, ¿qué hace a este gobierno digno de merecer casi 3 billones de dólares anuales para su orgía de gasto? A la porra los recortes en el gasto y la reducción del déficit: el impuesto plano permite a los miembros del Congreso mantener su obscena orgía de gasto y recortar impuestos al mismo tiempo. Las masas disfrutarían de su recorte fiscal y sus subvenciones públicas… por un tiempo. Pero después de que los impuestos se recuperaran y se añadieran más deducciones y desgravaciones, el Congreso puede reformar de nuevo el sistema fiscal rebajando tipos y cerrando agujeros.
Forbes quiere que también el gobierno tenga sus ingresos y los gaste. ¿Y qué haría el gobierno con todos estos ingresos extraordinarios que recibiría bajo un impuesto plano? Forbes nos dice que su plan de impuesto plano generaría “más ingreso público y dólares para financiar programas como la Seguridad Social y el Medicare” y “daría lugar a una economía fuerte, innovadora y dinámica que nos ayudaría a lanzar con éxito una guerra contra el terrorismo islámico”. En otras palabras: el impuesto plano ayudaría a perpetuar el estado de bienestar y guerra.
Forbes es un Republicano típico. Se alaba a Reagan como un gran recortador de impuestos, pero no se menciona el aumento en el tipo del impuesto de la Seguridad Social del 10,16% cuando asumió el cargo al 12,12% cuando lo abandonó o el aumento el en el tipo del impuesto del Medicare del 2,1% cuando asumió el cargo al 2,9% cuando lo abandonó. ¿Y qué decir de los gastos y déficits récord de Reagan?1 Forbes también alaba a Reagan por «un rearme militar masivo» mientras critica a Carter por «ser mezquino con los militares». Las declaraciones más risibles del libro tratan del presidente Bush. Se dice que es «un verdadero recortador de impuestos» que «está completamente comprometido con un importante reajuste del código fiscal». Sin embargo, la verdad es que Bush ha presidido un aumento en el gasto que solo podían soñar Lyndon Johnson y sus congresos de mayoría Demócrata.
La solución
Que no se diga que me apresuro a criticar una solución propuesta a un problema sin ofrecer una solución propia. Para empezar, ¿por qué no rebajar el gasto federal a la mitad y al mismo tiempo recortar los tipos del impuesto federal de la renta en una cantidad apropiada? ¿Demasiado drástico? ¿Qué tal una aproximación incremental?: recortar el gasto en un 10% cada año y recortar los impuestos cada año para ajustarlos. No importa qué tipo de sistema fiscal tengamos, si los tipos se rebajan lo suficiente, habrá crecimiento económico, pero no necesariamente un aumento en los ingresos del gobierno.
¿Quieren un impuesto plano? Bien, pero si vamos a tener un impuesto plano, ¿por qué hacerlo del 17%? Al explicar los resultados del impuesto plano en Rusia (que asimismo tiene un IVA del 20%), Forbes nos dice que aunque su «propuesta tenga un tipo del 17%», el presidente ruso, Putin «instituyó un tipo del 13%». Luego señala: «Nunca pensé que llegaría un día en que un antiguo comunista y agente del KGB como Vladimir Putin sería más radical en los impuestos que yo».
Dada la retórica de libre mercado y gobierno limitado de Forbes, tampoco yo lo pensé. ¿Qué tal un tipo del 10%? En su introducción, cuando trata de demostrar que la idea del impuesto plano ha estado rondando durante décadas, Forbes dice que algunos lo ven «como un descendiente del diezmo, que tomaba un 10% de los frutos del trabajo del hombre en tiempos bíblicos». Por supuesto es una tontería, ya que el diezmo iba a la obra del Señor y el impuesto plano va a la obra del gobierno.2 ¿Pero por qué no hacer un impuesto plano del 10%? ¿Debería el gobierno conseguir más que Dios?
Las invectivas lanzadas contra el código fiscal y el sistema de recaudación de impuestos están mal dirigidas. El problema real es la misma existencia del leviatán federal que se alimenta de dólares fiscales. Un plan fiscal que perpetúe el Estado benefactor y pague el Estado guerrero no es la solución. Yo pediría a Forbes que considerara no solo algo que dijo acerca de los impuestos al principio del primer capítulo del libro: «Primero y ante todo, pagamos demasiado», sino también que la razón por la que pagamos demasiado es que el leviatán federal devora demasiado. Como ha dicho tan sucintamente el congresista Ron Paul: «Lo importante es el gasto total del gobierno, no la reforma fiscal».
- 1Las lecturas obligadas sobre el historial de Reagan son Robert P. Murphy, “Bread, Circuses, Tax Cuts, and Debt“; y Murray N. Rothbard, “Ronald Reagan: una autopsia“.
- 2El lector religioso perspicaz del libro de Forbes también observará que su observación de que «La Santa Biblia tiene 773.000 palabras» tampoco tiene sentido —tiene 788.258 palabras.