En una economía de mercado, un servicio importante que proporciona el dinero es el de ser un medio de intercambio. Los productores intercambian sus bienes por dinero y luego intercambian dinero por otros bienes. Al ir aumentando la producción de bienes y servicios, esto genera una mayor demanda de servicios del medio de intercambio (el servicio que proporciona el dinero). A la inversa, al ralentizarse la actividad económica, la demanda de los servicios del dinero sigue el mismo camino.
La demanda de los servicios del medio de intercambio también se ve afectada por los cambios en los precios. Un aumento en los precios de los bienes y servicios lleva a un aumento en la demanda del medio de intercambio.
La gente demanda ahora más dinero para facilitar bienes y servicios más caros. Una caída en los precios de bienes y servicios genera un declive en la demanda del medio de intercambio.
Tomemos ahora el ejemplo en el que ha tenido lugar un aumento en la oferta de dinero para un estado concreto de actividad económica. Como no hay ningún cambio en la demanda de los servicios del medio de intercambio, esto significa que la gente tiene ahora un superávit de dinero o un aumento en la liquidez de dinero.
Evidentemente, ninguna persona quiere tener más dinero del necesario. Una persona puede deshacerse de su superávit de efectivo intercambiando el dinero por bienes. Sin embargo, las personas de un grupo no pueden deshacerse de su superávit de efectivo de esa manera. Solo pueden trasladar el dinero de una persona a otra.
El mecanismo que genera la eliminación del superávit de efectivo es el aumento en los precios de los bienes. Una vez las personas empiezan a emplear el superávit de efectivo para adquirir bienes, esto impulsa los precios al alza.
Como consecuencia, aumenta la demanda de los servicios del dinero. Todo esto a su vez actúa hacia la eliminación del superávit monetario.
Una vez el dinero entra en un mercado concreto, esto significa que se paga ahora más dinero por un producto en dicho mercado. Alternativamente, podemos decir que el precio de un bien en este mercado ha subido. (Advirtamos que un precio es el número de dólares por unidad de algo).
Observemos que lo que ha iniciado los aumentos de los precios de los bienes en diversos mercados es el aumento en el superávit monetario o la liquidez monetaria en respuesta a un aumento en la oferta monetaria.
Mientras que los aumentos en la oferta monetaria generan un superávit monetario, una caída en la oferta monetaria para un nivel determinado de actividad económica lleva a un déficit monetario.
Las personas siguen demandando la misma cantidad de servicios del medio de intercambio. Para ajustar esto empezarán a vender bienes, impulsando así los precios a la baja.
Con precios más bajos, disminuye la demanda de los servicios del medio de intercambio y esto a su vez actúa hacia la eliminación del déficit monetario.
Puede producirse también un cambio en liquidez, o un superávit monetario, en respuesta a cambios en la actividad económica y en precios.
Por ejemplo, puede aparecer un aumento en la liquidez para unas existencias concretas de dinero y un declive en la actividad económica.
Una caída en la actividad económica genera menos productos producidos. Esto significa que se van a intercambiar menos bienes, lo que implica una disminución en la demanda de los servicios del dinero, los servicios del medio de intercambio.
Una vez aparece un superávit monetario, produce exactamente el mismo resultado con respecto a los precios de bienes y servicios que el aumento en la oferta monetaria. Es decir, aumenta al alza los precios.
Un aumento en los precios actúa a su vez a favor de la eliminación del superávit monetario: la eliminación de la liquidez monetaria. Por el contrario, un aumento en la actividad económica, mientras las existencias de dinero permanezcan inalteradas, produce un déficit monetario. Esto a su vez pone en marcha la venta de productos, deprimiendo así los precios. La caída de los precios a su vez actúa hacia la eliminación del déficit monetario.
Un decalaje entre los superávits monetarios y los aumentos de precios
Hay un decalaje entre los cambios de liquidez (es decir, un superávit monetario) y los cambios en los precios de los activos como los precios de las acciones.
(La razón del decalaje es que cuando se inyecta dinero no afecta a todas las personas, ni por tanto a todos los mercados instantáneamente. Hay receptores tempranos y tardíos de dinero).
Por ejemplo, podría haber un decalaje largo entre el pico de liquidez y el pico en la bolsa. Esto significa que el efecto de la liquidez previamente aumentada puede continuar durante un periodo, ocultando el efecto de la liquidez que está actualmente disminuyendo. Por tanto, el pico en el mercado bursátil aparece una vez la liquidez en disminución empieza a dominar el escenario.
Investigando cómo han afectado históricamente a la bolsa los cambios de liquidez
La tasa de crecimiento anula de liquidez llegó al máximo en noviembre de 1927, con un 10,2%: después de un decalaje de 22 meses, el S&P500 respondió con un pico en agosto de 1929 de 31,71. (Advirtamos que la liquidez son los cambios porcentuales anuales en AMS (es decir, una medición de la oferta monetaria) menos los cambios porcentuales anuales en el IPC y la producción industrial). En 1987, el decalaje entre un pico de liquidez y un pico en el mercado bursátil fue mucho más corto: la tasa anual de crecimiento de la liquidez llegó a su máximo en enero de 1987, al 15,1%. El S&P500 respondió a esto con un pico ocho meses después en 329,9 en agosto de ese año.
Según los datos históricos, la tasa anualizada de crecimiento de la liquidez llegó a un mínimo de -16,6% en mayo de 1929. Aun así, llevó mucho tiempo antes de que el S&P500 respondiera a esto. Le llevó tres años después de que se llegara al mínimo de liquidez antes de que el S&P500 empezara a recuperarse. El índice de la bolsa llegó al mínimo en junio de 1932 en 4,43.
El decalaje entre el mínimo de liquidez y el mínimo en el mercado bursátil ha sido sin embargo más corto en la historia reciente. La tasa anualizada de crecimiento de la liquidez llegó a un mínimo de -5,4% en septiembre de 2000. Se tardaron veinticinco meses en antes de que el S&P500 llegara a un mínimo de 815,28 en septiembre de 2002.
En mayo de 1975, la tasa anualizada de crecimiento de nuestra medición monetaria, la AMS, estaba en el 4,5%. La tasa anualizada de crecimiento del índice de precios del consumo estaba en el 9,5%, mientras que la tasa anualizada de crecimiento de la producción industrial cerró en -12,4%. Como consecuencia, nuestra medición de la liquidez estaba en el 7,4%. En respuesta a esto, el S&P500 llegó a un pico del 107,5% en diciembre de 1976. Ahora bien, nuestra medición de liquidez llegó a un mínimo de -10,5% en mayo de 1976. En respuesta a esto, el S&P500 llegó a su mínimo en 87,04 en febrero de 1978, una caída del 19% desde el máximo.
El S&P500 cerró en 1.549,38 en octubre de 2007 después de producirse una larga caída que llevó al índice bursátil a 735,1 en febrero de 2009, una caída del 52,3%. La tasa anualizada de crecimiento de la liquidez tuvo un pico del 6,1% en junio de 2003 (ver gráfico). El mínimo en el índice bursátil en 735,1 se alcanzó en febrero de 2009, mucho después de un mínimo en liquidez en -5,9% que tuvo lugar en noviembre de 2007.
¿Hacia dónde se dirige el S&P500? Nuestra medición de liquidez ha tenido un pico en 16,3% en octubre de 2016. Luego disminuyó hasta -4,5% en noviembre de 2017. Creemos que esto supone una amenaza para el S&P500. Es bastante probable que el índice bursátil haya hecho pico en septiembre de 2018 a 2,914.