Frecuentemente digo que “Washington nunca arreglará los problemas de Estados Unidos. ¡Washington es el problema de Estados Unidos!
La gente a menudo cree que eso significa que no creo que podamos arreglar los problemas de Estados Unidos. No es así. Solo creo que, en lugar de centrarnos en Washington, tenemos que empezar el cambio a nivel local y estatal. A partir de ahí, se filtrará hacia arriba en Washington.
Estamos empezando a ver funcionar esta estrategia en relación con la política sobre la marihuana. Después de más de dos décadas de anulación estatal, local e individual, la prohibición anticonstitucional del gobierno federal del cannabis está empezando a reventar por sus costuras.
A pesar de los constantes intentos por aplicar la prohibición federal, 21 estados y Washington han legalizado la marihuana para uso médico y 14 estados han despenalizado la posesión de marihuana. Alaska, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Nevada, Oregón, Vermont y el estado de Washington han legalizado la marihuana para uso recreativo.
Estadísticas recientes del FBI muestran que hasta el 99% de los arrestos por marihuana se producen bajo ley estatal y no federal. Cuando los estados derogan sus leyes, se elimina la base para el 99% de los arrestos por marihuana. Esta realidad ha hecho casi imposible que el gobierno federal aplique la prohibición. Sencillamente no tiene personal ni recursos cuando los estados rechazan colaborar.
Las acciones estatales, locales e individuales están anulando eficazmente la ley federal y los llevan haciendo durante años.
Cuando los políticos de Washington empiezan a saltar la valla y adoptar la postura contraria en un problema, el cambio está en el aire. Y eso es exactamente lo que estamos viendo en el ámbito de la política de la marihuana. Los guerreros contra la droga se han convertido de repente en defensores de la hierba.
Por ejemplo, el exportavoz republicano de la Cámara, John Boehner, cambio recientemente de opinión y aceptó la marihuana. En un tweet del mes pasado, Boehner decía: “mis ideas sobre el cannabis han cambiado”.
De hecho, han cambiado tanto que Boehner se ha unido al consejo de asesores de Acreage Holdings, “una empresa de inversión con una fuerte implantación en el sector del cannabis” y que actualmente opera en 11 estados. Es un gran cambio para un hombre que hace solo siete años decía que se “oponía inalterablemente” a la legalización de la marihuana.
Los cambios de opinión sobre la marihuana no son exclusivos del Partido Republicano. El 4/20, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, presentó un plan para despenalizar la marihuana a nivel federal. Según CNBC, Schumer presentará una propuesta “para quitar a la marihuana de la lista federal de sustancias controladas, tratando de reducir en la práctica las penas relacionadas con las drogas e impulsando más esfuerzos para legalizarla a nivel estatal. La legislación no acabaría con la aplicación de la ley federal para impedir el tráfico de marihuana entre los estados en que es legal y los que no”.
El cambio de Schumer no es tan sorprendente como el de Boehner, pero en todo caso es un cambio. Aunque el demócrata de Nueva York ha apoyado la marihuana médica e incluso la legalización estatal, se oponía a cambiar la ley federal. De hecho, Schumer recibió el premio “Guardián de unos Estados Unidos libres de droga” por la Partnership for a Drug-Free America en 2004.
“Mi pensamiento sobre el problema, así como las ideas de la población en general, han evolucionado, así que creo que no hay mejor momento para hacer esto. Sencillamente es lo correcto”, decía Schumer.
Una evolución en el pensamiento que indudablemente ha credo un entorno maduro para cambiar la política federal sobre la marihuana en Washington, pero es más que eso. Los vientos de cambio empezaron a soplar hace más de dos décadas, cuando California realizó acciones concretas y legalizó la marihuana médica, a pesar de la prohibición federal. En los años siguientes, el movimiento creció a nivel estatal y local hasta el punto de que los Schumer y Boehner del mundo sencillamente no podían ya ignorarlo. El gobierno federal no puede oponerse a esta marea. Como consecuencia, estamos empezando a ver cambios en el propio derecho federal.
En 2014, el Congreso incluyó una disposición en la Ley Consolidada de Asignaciones, indicando que “ninguno de los fondos disponibles (…) para el Departamento de Justicia puede usarse (…) para impedir que los [diversos] estados implanten sus propias leyes estatales que autoricen el uso, distribución, posesión o cultivo de marihuana médica”.
En agosto de 2016, el Tribunal del Noveno Circuito de Apelaciones sostenía que los jueces federales debían apoyar esta disposición en la ley de asignaciones impidiendo las acusaciones a personas que usaran marihuana basada legalmente en las leyes de sus estados. En palabras sencillas, el Congreso ha prohibido en la práctica la persecución federal de los usuarios de marihuana cuyas acciones cumplan todas las leyes médicas relevantes sobre la marihuana, a pesar de la cobertura de la prohibición federal de la marihuana.
También hemos visto movimientos en el Capitolio para relajar aún más la ley federal en relación con la marihuana médica. El pasado marzo, el representante Earl Blumenauer (D-Ore.) presentaba la Ley de Igualdad de Acceso de los Veteranos. La legislación autorizaría a los médicos de la Asociación de Veteranos y otros proveedores de atención sanitaria a ofrecer recomendaciones y opiniones con respecto al uso de marihuana médica a veteranos que vivan en estados en los que esté autorizada. La Asociación de Veteranos actualmente prohíbe cualquier recomendación relacionada con el cannabis médico, de acuerdo con la ley federal.
Y ahora tenemos la propuesta de Schumer de eliminar el cannabis de la lista de sustancias controladas.
Es verdad que no son más que grietas en la presa. La prohibición federal de la marihuana se mantiene firmemente en pie, al menos en teoría. Pero estas grietas muestran un cambio en la política federal, un cambio que nunca habría sido posible sin la acción estatal que la precedió. Es solo cuestión de tiempo el que la presa acabe desplomándose del todo.
Esto confirma el poder de las estrategias de anulación estatal, local e incluso individual. Las acciones estatales y locales florecen a lo largo del sistema político. El Congreso nunca habría actuado en temas como la legalización de la marihuana si los estados no hubieran actuado antes. Fue la voluntad de California de sencillamente ignorar la ley federal en 1996 y seguir su propio camino lo que puso en marcha todo esto. Fueron otros estados siguiendo la estela de California hasta que más de la mitad de ellos hubieron legalizado el cannabis médico lo que hizo que se produjeran las acciones del Congreso.
Lo que es más importante, fue la voluntad del pueblo la que impulsó este cambio. El pueblo reclamaba la legalización de la marihuana y apoyaba la idea sencillamente ignorando la ley mucho antes de que hubiera ninguna acción legislativa.
La moraleja: es mucho más viable cambiar Washington cambiando Sacramento o Baton Rouge o Albany que por acción directa en la capital. Como reza el dicho: “La prueba está en el flan”.