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La data macroeconómica es una herramienta de intervención gubernamental

Es habitual que los comentaristas y economistas se refieran a algo llamado «economía», que a veces funciona bien y otras veces mal. La «economía» se presenta como una entidad viva aparte de los individuos.

Por ejemplo, varios expertos informan de que la «economía» creció en tal o cual porcentaje, o que el aumento del déficit comercial amenaza a la «economía». ¿Qué quieren decir con el término «economía»? ¿Existe realmente tal entidad?

En este marco de pensamiento, se asigna una importancia primordial a la «economía», mientras que apenas se menciona a los individuos.

La «economía» produce bienes y servicios en esta forma de pensar. Una vez que la «economía» produce el producto, se requiere su distribución entre los individuos de la manera más justa.

En realidad, los bienes y servicios no son producidos en su totalidad y supervisados por un comandante supremo. Cada individuo se ocupa de su propia producción de bienes y servicios. En consecuencia, no existe la producción nacional total.

Al agrupar los valores de los bienes y servicios finales, los estadísticos gubernamentales concretan la ficción de una «economía» mediante la estadística del PIB y otros indicadores económicos.

Se sostiene que si la «economía» se concretara mediante diversos indicadores económicos, los responsables políticos podrían conducir la «economía» por la senda de crecimiento que los expertos consideran deseable.

Una vez más, mediante indicadores económicos construidos, como el producto interior bruto (PIB), los responsables políticos del gobierno y del banco central pueden controlar la llamada economía.

Según Rothbard,

Tanto los burócratas como los reformistas estatistas... para poder «meterse» en la situación que intentan planificar y reformar, deben obtener un conocimiento que no sea la experiencia personal y cotidiana; la única forma que puede adoptar ese conocimiento es la estadística. Las estadísticas son los ojos y los oídos del burócrata, del político, del reformista socialista. Sólo a través de las estadísticas pueden saber, o al menos tener alguna idea, de lo que ocurre en la economía.

Además,

Es cierto, por supuesto, que incluso privado de todo conocimiento estadístico de los asuntos de la nación, el gobierno podría intentar intervenir, gravar y subvencionar, regular y controlar. Podría intentar subvencionar a los ancianos incluso sin tener la menor idea de cuántos son y dónde están; podría intentar regular una industria sin saber siquiera cuántas empresas hay o cualquier otro dato básico de la industria; podría intentar regular el ciclo económico sin saber siquiera si los precios o la actividad empresarial están subiendo o bajando. Podría intentarlo, pero no llegaría muy lejos. El caos total sería demasiado patente y evidente incluso para la burocracia, y ciertamente para los ciudadanos. Y esto es especialmente cierto porque una de las principales razones esgrimidas para la intervención del gobierno es que «corrige» el mercado, y hace que el mercado y la economía sean más racionales. Obviamente, si el gobierno estuviera privado de todo conocimiento de los asuntos económicos, no podría haber ni siquiera una pretensión de racionalidad en la intervención gubernamental. Sin duda, la ausencia de estadísticas echaría por tierra absoluta e inmediatamente cualquier intento de planificación socialista.1

Una vez expresada en términos de diversos indicadores económicos, como la estadística del PIB, se espera que la «economía» siga la senda de crecimiento trazada por los planificadores gubernamentales. Así, cuando la tasa de crecimiento se sitúa por debajo de la senda de crecimiento trazada, se espera que los responsables políticos del gobierno y del banco central den a la «economía» un impulso adecuado mediante políticas fiscales y monetarias.

Sin embargo, periódicamente, los funcionarios del gobierno también advierten a la gente de que la «economía» se ha recalentado, es decir, que está «creciendo» demasiado rápido. En este caso, los funcionarios del gobierno y del banco central declaran que es su deber evitar la inflación.

Hay que tener en cuenta que en ningún momento la llamada economía tiene vida propia, independiente de los individuos. Además, no es posible establecer la producción real total, dado que aritméticamente no podemos sumar patatas y tomates. El empleo de diversos índices de precios no resuelve esta cuestión. A su vez, esto significa que los diversos indicadores macroeconómicos elaborados por los estadísticos gubernamentales están desvinculados del mundo real. En consecuencia, las diversas políticas para influir en una entidad inexistente —la «economía»— mediante indicadores ficticios infligen daños a los individuos.

Incluso los estadísticos del gobierno admiten que el asunto no es real. Según J. Steven Landefeld y Robert P. Parker, de la Oficina de Análisis Económico,

En particular, es importante reconocer que el PIB real es un concepto analítico. A pesar de su nombre, el PIB real no es «real» en el sentido de que pueda, incluso en principio, observarse o recogerse directamente, en el mismo sentido que el PIB en dólares corrientes no puede, en principio, observarse o recogerse como la suma del gasto real en bienes y servicios finales en la economía. Las cantidades de manzanas y naranjas pueden, en principio, recogerse, pero no pueden sumarse para obtener la cantidad total de producción de «fruta» en la economía.2

El entorno «obstaculizado» y la data macroeconómica

Para tener éxito en un entorno de mercado obstaculizado, los empresarios tienden a responder a las condiciones imperantes, en las que influyen las políticas del banco central y del gobierno. Un empresario no puede permitirse el lujo de ignorar los cambios en diversos indicadores económicos, como el PIB, dado que los funcionarios del gobierno y del banco central reaccionan a los cambios en estos indicadores. Por ejemplo, si se espera que el banco central endurezca su postura monetaria en respuesta a un fortalecimiento del PIB, un empresario debe tenerlo en cuenta para tener éxito en su negocio.

En un entorno difícil, los empresarios deben tratar de interpretar los distintos indicadores económicos en función de la respuesta de las autoridades y de cómo esta respuesta va a afectar a su entorno empresarial en los próximos meses.

Hay que tener en cuenta que el gobierno, para construir diversos indicadores económicos, se ocupa de recoger la data de las empresas que destinan recursos a suministrar la información al gobierno.

La construcción de diversos indicadores económicos genera oportunidades de empleo para economistas y expertos en otros campos como las matemáticas y la estadística.

Estos expertos no sólo se emplean para recopilar diversos datos económicos, sino también para interpretar la data y orientar a las empresas.

¿Necesitamos conocer la economía en un entorno de libre mercado?

En un entorno de libre mercado, sin interferencias del gobierno ni de los bancos centrales con las empresas, no tiene mucho sentido medir y publicar diversos indicadores económicos. Este tipo de información es poco útil para los empresarios.

En un entorno de libre mercado, ¿qué uso puede hacer un empresario de la información sobre la tasa de crecimiento del PIB? ¿Cómo puede ayudar a un empresario a tener éxito en su negocio la información de que el PIB aumentó un 4%? Por otra parte, ¿qué uso puede hacerse de la data que muestra que la balanza de pagos nacional ha pasado a ser deficitaria o superavitaria?

Según Rothbard,

El consumidor individual, en su ronda diaria, tiene poca necesidad de estadísticas; a través de la publicidad, de la información de sus amigos y de su propia experiencia, se entera de lo que ocurre en los mercados que le rodean. Lo mismo ocurre con la empresa. El empresario también debe evaluar su mercado particular, determinar los precios que debe pagar por lo que compra y cobrar por lo que vende, llevar una contabilidad de costes para estimar sus gastos, etc.3

El único indicador al que prestan atención los empresarios es el beneficio de la actividad en cuestión. Cuanto mayor sea el beneficio, más se ajusta una determinada actividad empresarial a los deseos de los consumidores.

Prestar atención a los deseos de los consumidores significa que los empresarios tienen que organizar la estructura de producción más adecuada para ello. La información sobre diversos indicadores macroeconómicos será de poca ayuda a este respecto.

Lo que un empresario necesita no es macroinformación general, sino información específica sobre la demanda de los consumidores de un producto o una gama de productos. Los macroindicadores agregados por el gobierno no serán de gran ayuda para los empresarios.

El empresario tendrá que establecer su propia red de información relativa a una determinada empresa. Sólo el empresario sabrá qué tipo de información necesita para tener éxito en la empresa. Si la evaluación del empresario sobre la demanda de los consumidores es correcta, obtendrá beneficios. Una evaluación incorrecta dará lugar a una pérdida.

El marco de pérdidas y ganancias penaliza a las empresas que han juzgado mal las prioridades de los consumidores y premia a las que han ejercido una valoración correcta.

El marco de pérdidas y ganancias hace que los recursos se retiren de los empresarios que no prestan atención a las prioridades de los consumidores a los que sí lo hacen.

Según Mises,

Así, los beneficios y las pérdidas se generan por el éxito o el fracaso en el ajuste del curso de las actividades de producción a la demanda más urgente de los consumidores.4

Hemos visto que la construcción de diversos indicadores económicos genera oportunidades de empleo para economistas y expertos en otros campos como las matemáticas y la estadística.

Estos expertos se emplean no sólo para recopilar diversos datos económicos, sino también para interpretarlos y orientar a las empresas. Hemos visto que en un mercado libre y sin trabas, los empresarios, en la consecución de sus objetivos, no necesitarán indicadores macroeconómicos. Esto significa que probablemente habrá poco interés en los servicios de economistas, estadísticos y matemáticos.

La data macroeconómica es el medio que emplean los responsables de las políticas del gobierno y de los bancos centrales para navegar la llamada economía hacia la senda de crecimiento que ellos mismos establecen. Por lo general, esta navegación culmina con la amenaza del ciclo de auge y caída y el debilitamiento del proceso de generación de riqueza. Por lo tanto, para evitar la amenaza del ciclo de auge y caída y el empobrecimiento económico, hay que considerar la posibilidad de no recopilar ni publicar los diversos datos denominados económicos.

Como hemos visto, esta data están alejados de la realidad. Por lo tanto, la continua respuesta de los responsables políticos a un espejismo socava el proceso de generación de riqueza y, por tanto, el bienestar de los individuos.

Sobre esto Rothbard sostuvo,

Las estadísticas, repito, son los ojos y los oídos de los intervencionistas: del reformista intelectual, del político y del burócrata gubernamental. Si se cortan esos ojos y esos oídos, se destruyen esas guías cruciales para el conocimiento, se elimina casi por completo toda la amenaza de la intervención gubernamental.5

  • 1Murray N. Rothbard, Economics Controversies (Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute, 2011), p. 337.
  • 2J. Steven Landefeld y Robert P. Parker, «Preview of the Comprehensive Revision of the National Income and Product Accounts: BEA’s New Featured Measures of Output and Prices in BEA», Survey of Current Business, julio de 1995.
  • 3Rothbard, Economic Controversies, p. 337.
  • 4Ludwig von Mises, Profit and Loss (Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute, 2008), p. 8.
  • 5Rothbard, Economic Controversies, p. 337.
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Image Source: Getty
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