Describir cualquier cosa de la vida humana sin el contexto de la economía es borrar el razonamiento de por qué existe. ¿Por qué necesitamos razones para que existan los objetos y los conceptos? Porque es útil para todo ser humano pensar críticamente sobre lo que es verdaderamente valioso en la sociedad y darle la mejor información posible para servir mejor al público.
Las artes son un aspecto fantástico de nuestra cultura que muestran el talento de los individuos para que todos lo disfruten. ¿Qué contexto económico se aplica a las artes dentro de nuestra cultura? Hay varios aspectos que podemos apreciar y de los que podemos aprender a la hora de aplicar el contexto económico desde la perspectiva del mecenas.
El uso consciente de la imaginación en la producción de objetos destinados a ser contemplados o apreciados como bellos es la definición oficial de arte. Sin embargo, creo que se queda corta al incluir formas contemporáneas de entretenimiento, como los deportes, las artes marciales, la comedia y otros medios de entretenimiento. De hecho, el valor del entretenimiento es el contexto económico clave necesario para apreciar plenamente las artes que se ponen ante nuestros ojos. La cultura exige entretenerse con el arte que se le ofrece.
El arte en este contexto económico adquiere un significado significativo cuando nos aventuramos a comprender a las ingentes masas de personas que se entretienen consumiendo arte y reflexionando sobre él. Las fábricas de contenidos actuales, como los medios sociales, ofrecen una plataforma para que los creadores ofrezcan entretenimiento a las masas. Los deportistas son artistas que exhiben sus diversas habilidades ante grandes multitudes. La capacidad y el deseo del ser humano de entretenerse acaban provocando la demanda de creadores que ofrezcan numerosas formas de entretenimiento.
A través de esta lente, podemos entender que el arte se mantiene muy cerca de los fenómenos de mercado que muchos de nosotros, los de la escuela austriaca, defendemos. De hecho, está tan orientado al mercado que sólo hay dos formas en las que el gobierno puede intervenir en el mercado de las artes: la censura o la subvención. La mayoría de los gobiernos occidentales optan por la subvención de muchas artes y dejan un mercado relativamente libre para que se desarrollen otras formas de arte. Estas artes subvencionadas tienden a ignorar el mercado del entretenimiento y son libres de producir arte que no cumpla las normas del mercado. Ya se trate del teatro local que obtiene subvenciones del gobierno municipal o de la influencia del gobierno federal en Hollywood, estas entidades siempre se apartarán del mercado y, en consecuencia, afectarán al resto de la cultura a pesar de no alcanzar el umbral económico para hacerlo.
Dado que la capacidad de entretenimiento de la mente humana es tan binaria como el impacto del gobierno en las artes, las fuerzas del mercado encontrarán con toda seguridad una vía para entretener a la gente sin necesidad de que intervenga el gobierno. Se inventarán nuevos juegos, se pondrán a prueba nuevas habilidades y se dibujarán o escribirán nuevos pensamientos no por orden gubernamental, sino a través de la propensión del espíritu individual y el deseo de los individuos de entretenerse a sí mismos y a los demás a su alrededor.
El arte tiene la capacidad de tener una preferencia temporal tanto baja como alta. Los mejores artistas de todos los campos dejan su huella en las generaciones futuras, resistiendo la prueba del tiempo y llegando al público contemporáneo más allá de las civilizaciones anteriores en las que se creó su obra. Los partidos de fútbol televisados hacen que el público presente y el extranjero puedan disfrutar en directo y en el futuro de la creación de bellos goles. En un futuro lejano, los arqueólogos estudiarán los efectos que Joe Rogan ha tenido en los comentarios en torno a las contiendas sociales du jour y la naturaleza del mundo. Él es el mejor ejemplo de cómo el mercado del arte gira y voltea la mesa sobre sí mismo para crear y difundir varias formas nuevas de arte.
El arte es la huella del presente en el futuro. Nunca habrá un mejor distribuidor o vocalizador de nuestras ideas. Basta una iniciativa o un golpe de inspiración para cambiar un millón de mentes. Los legados nunca se hacen por accidente.
