Cuando la última cifra del IPC se situó en el 0,4% en marzo y la tasa de inflación anual del IPC subyacente se mantuvo en el 3,8%, Betsey Stevenson, profesora de economía de la Universidad de Michigan, en su comparecencia en el programa Squawk Box de la CNBC, dijo despreocupadamente: «Un tres por ciento de inflación no es gran cosa». El comentario provocó el enfado de la copresentadora Becky Quick, que recordó a la profesora que el 3% se sumaba a los precios ya más altos que siguen sufriendo los consumidores.
A propósito de la Sra. Quick, el último Grant‘s Interest Rate Observer cita al que fuera presidente de la Fed, William McChesney Martin, quien dijo (aproximadamente) que «el poder adquisitivo perdido por la inflación nunca se recupera». Grant’s cita un artículo titulado «The Cost of Money Is Part of the Cost of Living: New Evidence on the Consumer Sentiment Anomaly», publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica. Yendo al grano, el IPC, escriben los autores, si se tienen en cuenta los intereses pagados (como ocurría antes de 1983 en el índice de precios del gobierno) «aumenta del 3% al 9% en noviembre». Es de suponer que la cifra no sería inferior a la de hace un mes.
Mientras la profesora Stevenson se muestra optimista sobre los precios mientras pontifica desde su torre de marfil. Joe Roselli, comprador de oro de treinta y tantos años, declaró al Wall Street Journal: «Me protejo contra una situación de hiperinflación. Quiero algo físico que pueda conservar».
Mientras los más veteranos nos seguimos sintiendo solos, Katherine Hamilton escribía en el WSJ: «Los americanos no tienen suficiente oro. Costco, que comenzó a ofrecer lingotes de oro el año pasado en línea y en algunas tiendas, ha estado vendiendo en cuestión de horas».
Hamilton informa de que es la generación del milenio la que se está aficionando al metal amarillo. «El millennial medio destina el 17% de sus inversiones al oro, incluidos los fondos cotizados, mientras que la generación X y los baby boomers invierten el 10% de su cartera en el metal», escribió Hamilton a principios de este mes. En China, el 59% de las compras de oro las realizan personas de 25 a 34 años.
Costco vendió 100 millones de dólares en lingotes de oro en 2023 y también ofrece monedas de plata. Las ventas de metales preciosos ayudaron a impulsar el crecimiento interanual del 18% en las ventas de comercio electrónico durante su trimestre más reciente, que terminó en febrero, dijo Costco.
A pesar de las ventas de Costco, lo que ha empujado al alza el precio del oro son las compras de China. «Una demanda de oro excepcionalmente fuerte, tanto por parte del banco central chino como del sector privado [de China], ha hecho subir el precio del oro en los últimos dos años, con lo que han arrebatado a Occidente el control sobre el precio del oro», sostiene Jan Nieuwenhuijs, analista de Gainesville Coins citado en Grant’s. «El PBoC compró la cifra récord de 735 toneladas de oro en 2023, de las cuales cerca de dos tercios se compraron de forma encubierta. Además, el sector privado importó 1.411 toneladas netas en 2023, y la friolera de 228 toneladas sólo en enero de 2024.»
Hasta marzo, el Banco Popular de China había comprado oro durante 17 meses consecutivos. También compran los bancos centrales de Singapur y Polonia. Sin embargo, en los Estados Unidos, el SPDR Gold ETF (GLD) no está comprando. A pesar de los precios récord, la cantidad de lingotes en poder del mayor ETF del metal amarillo del mundo ha disminuido un 5,3% en lo que va de año y un 16% desde el inicio de 2022, informa Grant’s.
Los jóvenes confían en Costco y no en Wall Street. «Confío en Costco», declaró Jared Nagano al WSJ. «Y es una ganga», refiriéndose a las primas bajas (o menos) respecto al precio al contado de las barras de una onza que se venden principalmente por Internet desde la refinería suiza MKS PAMP o la sudafricana Rand Refinery.
«Si quieres las barritas de Costco, tienes que rastrear el camión», dice Nagano que le dijo un empleado de la tienda. Los miembros de la gran cadena de supermercados realizan constantes reconocimientos para saber cuándo se reponen las existencias en las tiendas e informan del estado de los envíos en los foros en línea de los miembros de Costco.
Este tipo de interés obsesivo por el antiguo metal apenas le parece posible a este alumno de Murray Rothbard, que le recuerda dando una conferencia sobre el patrón oro en la UNLV hace más de 30 años. El mundo de la inversión de hoy parece sólo preocupado por Bitcoin y la inteligencia artificial. Pero, como Grant’s escribe tan elocuentemente en su edición del 12 de abril, «Somos habitual y proverbialmente alcistas. Sin embargo, su editor desea reconocer que el oro no rinde ni un punto básico más que Dogecoin, ha roto el corazón de muchos toros y sigue siendo el mismo metal no regenerativo a 2.300 dólares la onza que a 300 dólares la onza. Lo que mueve el precio no es el hecho de la mala gestión monetaria, sino la percepción de esa carencia común.»
El incesante aumento de los precios es una prueba fehaciente de que algo va mal en la gestión monetaria. El interés por el oro refleja simplemente que cada vez más gente se está dando cuenta.
