Es difícil encontrar un artículo en el siglo pasado más influyente en la metodología económica que el de Milton Friedman «La metodología de la economía positiva». Su importancia no radica en la presentación de nuevas ideas revolucionarias, sino en su poder para organizar y articular las existentes, que ya habían ido conformando el subconsciente de muchos economistas. Desde su publicación en 1953, este ensayo se ha convertido en la piedra angular de la metodología económica dominante —una especie de «biblia» de la economía dominante.
Sin embargo, hay un giro sorprendente: el propio Friedman se arrepintió más tarde de haberlo escrito. Esta revelación fue tan impactante para mí como podría serlo para usted. La primera vez que me encontré con esta afirmación fue mientras leía Beyond Positivism, Behaviorism, and Neo-Institutionalism in Economics (Más allá del positivismo, el conductismo y el neoinstitucionalismo en economía), de Deirdre McCloskey. En la página 60, McCloskey escribe: «He dicho, en la tesis doctoral de Samuelson (1941) y en The Methodology of Positive Economics (La metodología de la economía positiva) de Friedman (1953), un artículo del que, según me dijo Friedman, más tarde se arrepintió».
Sorprendida por ello, profundicé en el tema. Para aclararme, me puse en contacto con la propia Deirdre McCloskey y le pregunté por el contexto del arrepentimiento de Friedman. Así es como lo relató durante nuestra entrevista:
Mani Basharzad: Usted menciona que Friedman le dijo una vez que se arrepentía de haber escrito su artículo «La metodología de la economía positiva», que desde entonces se ha convertido casi en una biblia de la metodología económica. ¿Podría explicarlo con más detalle?
Deirdre McCloskey: No fue una conversación, fue un comentario en una carta que me escribió, elogiando mi artículo de 1993, que creo que se titulaba «La retórica de la economía». En ese artículo y en libros posteriores, intenté mostrar a los economistas que la filosofía, la historia y la sociología de la ciencia no apoyan la ingenua fórmula positivista que tanto Samuelson como Friedman propusieron. Es importante recordar que Samuelson hacía afirmaciones similares en aquella época. Sin embargo, por alguna razón, el artículo de Friedman se hizo más famoso.
Fue una confesión sorprendente, sobre todo porque está ausente de Milton Friedman: The Last Conservative, su biografía más reciente, así como en las anteriores. Aunque Friedman nunca hizo una declaración pública sobre este arrepentimiento, el relato de McCloskey sugiere que podría haberse sentido insatisfecho con las consecuencias de la tradición metodológica que ayudó a establecer.
En sus últimos años, los intereses intelectuales de Friedman parecieron cambiar. Se acercó más a economistas como Friedrich Hayek, cuyas opiniones metodológicas a menudo divergían de la corriente dominante. Aunque Friedman reconocía la utilidad de las herramientas matemáticas en el análisis económico, nunca fue tan ferviente defensor del formalismo como Paul Samuelson.
Independientemente de las reflexiones personales de Friedman, la tradición del instrumentalismo metodológico que su ensayo solidificó sigue dando forma a la economía actual. Su legado nos recuerda que incluso los pensadores más influyentes pueden enfrentarse a las consecuencias imprevistas de sus ideas.