No muchos profesores admitirían que han enseñado a ocho o nueve asesinos y a varios criminales en más de cuatro décadas de profesión. El coach y educador Steve Finesilver hace esta confesión en su libro Hard Knocks & Dirty Socks: Through the Eyes of Coach. El libro contiene un 80% de acusaciones contra el sistema de Escuelas Públicas de Denver (DPS) y el 20% restante está dedicado a historias inspiradoras de niños, coaches e instructores que se alzaron por encima de los continuos y crecientes fracasos de DPS. En palabras de Finesilver, «nuestro sistema actual engaña a los niños, estafa a los pagadores de impuestos y succiona la energía y la creatividad de los profesores». Al mismo tiempo, «donde yo y mis colegas trabajamos son lugares donde prevalece la anarquía».
Finesilver, hijo del famoso juez de la Corte de Distrito de EEUU Sherman Finesilver, fue un liniero ofensivo estrella en la Universidad de Washburn en los 1970. Este escritor fue uno de sus compañeros de equipo. Fino siempre fue serio e idealista y Hard Knocks muestra que ahora el coach Fino no ha cambiado. El Denver Post calificó a la familia Finesilver de «realeza de la lucha libre de Colorado» cuando los dos hijos gemelos del coach terminaron sus carreras en el instituto. Los cuatro jóvenes Finesilver llegaron a tener exitosas carreras universitarias en el tatami, luchando para Duke. Además de entrenar y enseñar, el coach fundó Jobs By George, una organización sin ánimo de lucro que coloca a estudiantes en puestos de trabajo en Denver. Para un hombre que ha conseguido mucho, Jobs By George puede ser su mayor legado.
Aquellos que esperen que el coach Fino cuente numerosas historias de golpes duros en el campo de fútbol o en la estera de lucha se sentirán decepcionados. No se cuenta cómo le fue al instituto George Washington en el campo durante las cuatro décadas del coach. Como todas las buenas historias, ésta trata de las personas. Los chicos y los profesores son los buenos (aparte de los asesinos). Los malos son los burócratas de la escuela. Los «trajeados» no cubren las espaldas de los profesores, son demasiados y son un despilfarro de dinero. Millones de dólares de los contribuyentes y de la Fundación Gates se destinan a pagar a los administradores y estas personas nunca entran en contacto con los alumnos. Y estos «treintañeros con un currículum de lujo» tienen la audacia de exigir al coach Fino que documente sus actividades.
Coach tiene un montón de ideas sobre cómo reparar el humeante montón de fracasos del sistema escolar del gobierno de Denver, pero pasa por alto los problemas de raíz, el gobierno y la Asociación de Educación de Colorado (sindicato de profesores). El sitio web de CEA dice «Somos educadores de todo Colorado, trabajando juntos en un sindicato fuerte para asegurar que todos los estudiantes reciban las escuelas públicas excepcionales que se merecen.» Estas son las mismas escuelas de las que el coach Fino quiere derribar los muros porque el sistema «ha engañado a nuestros hijos y les ha robado y despojado de lo que podría haber sido.»
El economista e historiador Tom DiLorenzo explica, «Como escribió una vez Milton Friedman, las burocracias gubernamentales —especialmente las sindicadas— son como agujeros negros económicos donde el aumento de los «insumos» lleva a la disminución de los «productos». Cuanto más se gasta en escuelas públicas, menos educados están los estudiantes. Cuanto más se gasta en asistencia social, más pobreza hay, y así sucesivamente. Esto, por supuesto, es exactamente lo contrario de la vida económica normal en el sector privado, donde el aumento de los insumos conduce a más productos y servicios, no a menos.»
Los padres se han dado cuenta y se trasladan a distritos de las afueras de Denver o educan a sus hijos en casa, algo que el coach considera especialmente problemático: «Son niños y familias ocultos y olvidados». Los padres que educan a sus hijos en casa no se sienten ocultos ni olvidados, sino fortalecidos.
En cuanto a los calcetines sucios, en la película «Apocalipsis ahora», el coronel Kilgore, interpretado por Robert Duvall, dijo: «Me encanta el olor a napalm por la mañana: .... huele a victoria .....». Para el coach Fino, es el olor y la humedad asfixiante de la sala donde los luchadores practican y sudan. «La sala (de lucha) olía como un cruce entre un rebaño de cabras y mi cajón de los calcetines (que huele peor)». Podría haber añadido: huele a victoria.
El coach Fino cuenta con más de cuarenta años de material, así que habrá más libros. Un libro sobre los criminales y asesinos como alumnos sería especialmente esclarecedor.