[Publicado originalmente en enero de 2011]
La mayoría de la gente realmente nunca se ha encontrado con el crystal meth; es verdad que hablan mucho de él pero ¿cuántos estadounidenses normales conocen a alguien que tome meth? La droga tiene muchos nombres: metilanfetamina, N-metilanfetamina, desoxiefedrina, speed y, más comúnmente, meth. Independientemente de cómo se llame, la metanfetamina es hoy una de las drogas más peligrosas y adictivas del mercado negro.
La metanfetamina ha existido desde 1893 y entonces se aprobó por la FDA para el tratamiento tanto de la TDAH como la obesidad. ¿Cómo puede explicarse su reciente aumento de popularidad como droga? ¿Por qué elegiría alguien usar una droga de la que se sabe bien, incluso por sus consumidores, que es una de las más peligrosas y difíciles de abandonar de todas la drogas ilegales? Puede sorprender a algunos lectores que la economía pueda ofrecer la mejor respuesta a estas desconcertantes preguntas. Pero antes de que podamos entender la economía detrás de la decisión de la gente de usar meth, primero debemos estar seguros de presentarlo adecuadamente, a él y a sus consumidores.
Puede parecer extraño que el mismo producto químico entregado en forma de comprimido a los millones de soldados nazis (menudo Blitzkrieg) pueda ser asimismo una droga tan popular en la calle. La razón por la que se usa “recreativamente” es que en dosis más altas produce una reacción eufórica que puede incluir aumento de atención, energía, mejora en la autoestima y incluso una mayor potencia sexual, todo lo cual puede durar hasta 12 horas. Los inevitables inconvenientes incluyen la fatiga y la depresión. No sorprende que la droga se considere también altamente adictiva.
Con el fin de evitar el síndrome de abstinencia, algunos se atiborran de droga para días o semanas de una vez. Sin embargo esto sólo hace a la abstinencia más larga y dolorosa. Los usuarios a largo plazo pueden experimentar daños fisiológicos, psicológicos y neurológicos que duran mucho más allá del periodo de abstinencia. Los efectos a largo plazo también incluyen la depresión, el suicidio y los ataques de corazón Aquí puede encontrarse una descripción completa de la droga y sus efectos.
Un efecto particularmente doloroso y debilitante del uso continuado del Crystal Meth se conoce como la “boca meth”. Esta condición implica la degradación de los dientes y encías de los consumidores. El uso prolongado puede ocasionar la decoloración y pérdida prematura de dientes. Los dientes se desfiguran, enferman y caen, mostrando los nervios. También las encías del consumidor enferman, acelerando más la pérdida de los dientes. La boca meth se dice que es el resultado de una mala higiene y dieta, combinado con los efectos de la droga (por ejemplo, la boca seca) y el desgaste autoinfligido de los dientes que experimentan los consumidores. En casos severos, el daño es irreversible. El resultado no es agradable.
El número total de consumidores de meth es relativamente pequeño, pero los trabajadores en los centros de rehabilitación, emergencias y morgues se ven obligados a ver esta droga increíblemente dañina, o a sus víctimas, casi diariamente. Esta breve introducción al meth y a cómo opera es necesaria para asegurarnos de que todos estamos al cabo de la calle y entendemos bien la clase de droga de la que estamos tratando. Estoy seguro de que el lector puede ahora estar de acuerdo con los políticos, funcionarios de policía, expertos en salud pública, defensores de la legalización de las drogas y antiguos consumidores cuando dicen que, en términos de potencial destructivo, no todas las drogas con iguales y el meth está en una categoría propia.
La pregunta es: dado que es tan peligrosa y destructiva, ¿por qué es tan popular el crystal meth?
Las respuestas ofrecidas más a menudo se relacionan con la tecnología, la fisiología y la psicología: Tecnológicamente, el crystal meth es fácil de fabricar, utilizando un equipo de producción sencillo, una receta que está disponible gratis en Internet e ingredientes disponibles en nuestra farmacia local. La baja exigencia tecnológica del meth ha generado nuevos laboratorios de profesionales y aficionados en todo el país y el mundo. Fisiológicamente, el meth es muy adictivo. Un estudio publicado en 2007 descubría que “La abstinencia de la metanfetamina se asocia con una depresión más severa y prolongada que la de la cocaína, así que los pacientes en abstinencia deberían ser controlados de cerca para evitar tendencias suicidas”. Psicológicamente, el meth ofrece la euforia que tanta gente ansía.
Todo esto es cierto, pero no explica la popularidad de un producto tan dañino y peligroso. Los traficantes de drogas, los consumidores e incluso los adictos desde hace tiempo se sabe que son “racionales” como grupo, sí racionales, pero síganme. Responden a cambios en los precios; responden a diferencias en calidad y a cambios en ella. Tambien responden (racionalmente) a cambios en el riesgo. Así que si los consumidores de drogas seleccionan sus drogas utilizando un proceso racional de toma de decisiones ¿qué explica esta “marcha al fondo” y la aparición del meth en los mercados ilegales de drogas?
La respuesta es que el crystal meth es barato: se le ha calificado como la cocaína de los pobres. Tanto la cocaína como el meth son estimulantes, así que es razonable asumir que se dirigen al mismo sector de usuarios de drogas. Durante el apogeo de la cocaína, el meth estaba casi extinto en el mercado ilegal.
Esto cambió con la “Guerra contra las drogas” de Reagan, que fue eficaz en aumentar los precios de las drogas ilegales al imponer riesgos mayores y por tanto mayores costes de producción, distribución y consumo. El impacto inicial de la guerra contra las drogas mando de vuelta a los empresarios del mercado negro a la mesa de diseño: necesitaban reducir su riesgo y sus costes. Lo que idearon incluía marihuana muy potente, crack de cocaína y crystal meth.
Como prometí, la economía ofrece la mejor explicación al aumento de popularidad del meth a pesar del desproporcionado peligro de su uso. El aumento en la aplicación de las leyes sobre drogas, unida a los aumentos en las multas, llevó a precios más altos y a una disponibilidad menor de las drogas preferidas como la marihuana y la cocaína. Los altos precios y las escaseces periódicas llevaron a traficantes y consumidores a encontrar sustitutivos, productos sintéticos que producirían resultados similares pero con un coste inferior.
El azote del crystal meth es otro ejemplo del “efecto potencia” o lo que se ha llamado la “ley de hierro de la prohibición”. Cuando el gobierno aprueba una prohibición, aumenta la fuerza en su aplicación o aumenta las sanciones en un bien como el alcohol o las drogas, inevitablemente genera una sustitución por drogas adulteradas, más potentes y más peligrosas.
En el caso del crystal meth, las autoridades han tratado de restringir la oferta del ingrediente básico, que es un componente común en las medicinas contra el resfriado. Obligan a que esos medicamentos se vendan en las farmacias en los mostradores y limitarlos a la oferta de un mes. Más recientemente algunos estados han obligado a que los compradores sean controlados electrónicamente para impedir que compren en múltiples farmacias.
En respuesta, los fabricantes de meth han reclutado gran cantidad de intermediarios, incluyendo amigos, parientes, estudiantes universitarios e incluso niños y mendigos. Estos reclutas compran la medicina para el resfriado y pueden venderla a los laboratorios con un beneficio del 500%. Un análisis de la Associated Press demuestra que miles de personas están implicadas en este tráfico de drogas. “Las fuerzas policiales se sorprendieron”, dijo el sargento de policía del Condado de St. Louis Tom Murley. “Gente que normalmente no cruzaría la línea está dispuesta a hacerlo porque piensa que es un buen negocio y por la economía”.
Por suerte, además de respuestas y explicaciones, la economía nos muestra la forma de salir de esta tendencia de décadas: la tendencia hacia drogas más potentes y peligrosas. Después de todo, cierta porción de la sociedad, independientemente de las restricciones legales y su aplicación, elegirá tomar drogas. Así que la solución es realmente bastante sencilla: acabar con la guerra contra las drogas. Menos aplicación y sanciones menores reducirían el precio de la marihuana y desviarían la demanda del crystal meth de nuevo hacía la marihuana, una droga que tiene pocos de los problemas asociados con el meth.