Argentina, el misterio de Sudamérica. ¿Cómo es posible que un país que antes era el más próspero del mundo ocupe ahora el septuagésimo tercer lugar (véase el gráfico siguiente)? También ocupa el sexto lugar en el Índice Anual de Miseria. ¿Cómo ha podido ocurrir esto? ¿Qué está pasando ahora?
La historia de cómo Argentina tomó este camino de decadencia es una buena historia para otra ocasión (manténgase en sintonía para ese artículo). Por ahora, me limitaré a ilustrarla con la siguiente figura. En este ensayo, examino la política argentina actual y las posibilidades de que un movimiento libertario cambie el rumbo.
El panorama político argentino
El gobierno actual, encabezado por el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) es peronista (neoperonista, en realidad, como lo han denominado filósofos como Miguel Wiñazki), concretamente kirchnerista, que es una rama moderna del peronismo.
El peronismo ha sido la ideología argentina emblemática desde el primer gobierno peronista de 1946, dirigido por Juan Perón. Desde el punto de vista económico, los peronistas son newdealers extremos, proteccionistas y keynesianos monetarios (excepto el gobierno de Carlos Menem y la caja de conversión). Socialmente, han sido progresistas y autoritarios (sus administraciones han matado y arrestado a opositores políticos y han restringido la libertad de prensa). Los peronistas representan aproximadamente el 27% del electorado actual.
La oposición cuenta con dos grandes contendientes, entre ellos el mayoritariamente socialdemócrata Juntos por el Cambio y el emergente movimiento libertario La Libertad Avanza.
El mayor grupo opositor es Juntos por el Cambio. Es difícil describir este movimiento, ya que se trata de una coalición dentro de un ámbito político muy amplio. Juntos por el Cambio incluye a socialistas, socialdemócratas, conservadores, los llamados radicales (sobre todo socialdemócratas y socialistas), liberales clásicos y peronistas. Son básicamente una coalición que pretende llegar al máximo número de votantes posible.
Ganaron las elecciones presidenciales en 2015, derrotando a los peronistas, pero perdieron la reelección en 2019 ante la misma coalición peronista. Económicamente, oscilan entre el liberalismo clásico y la socialdemocracia extrema. Socialmente, se pueden resumir como progresistas, en su mayoría, pero democráticos, en contraste con los peronistas. Hoy, Juntos por el Cambio representa el 26,6% del electorado.
La tercera gran coalición está formada por La Libertad Avanza (en la ciudad de Buenos Aires) y Avanza Libertad (en la provincia de Buenos Aires). La primera está dirigida por el economista austriaco y anarcocapitalista Javier Milei y la segunda por el economista neoclásico y liberal clásico José Luis Espert. El movimiento mantiene posiciones libertarias tradicionales, abogando por el libre mercado y la libertad individual.
Han enfatizado y popularizado el concepto de «casta», refiriéndose a los políticos que han contribuido a la constante caída social y económica de Argentina, lo que ha llevado a muchos a llamarlos antisistema. El movimiento irrumpió en la corriente principal en las elecciones legislativas de 2021, cuando juntos La Libertad Avanza y Avanza Libertad obtuvieron 983.673 votos, ganando cuatro escaños en la Cámara de Diputados. Los últimos sondeos sugieren que el 22,8% de los votantes elegiría a Javier Milei como presidente en las próximas elecciones.
Posibilidades de cambio
La coalición mejor posicionada para ganar las próximas elecciones es Juntos por el Cambio. Si ganan, los argentinos pueden esperar uno de los dos programas económicos distintos, dependiendo de qué parte de la coalición se imponga internamente.
Si el ala socialdemócrata / socialista encabezada por Horacio Rodríguez Larreta, gobernador de la ciudad de Buenos Aires, se hace cargo de Juntos por el Cambio, los argentinos deberían esperar un plan similar al que está aplicando en la ciudad—es decir, obras públicas, aumento de impuestos, control del comportamiento de la población al estilo chino y una política monetaria moderna basada en la teoría monetaria (bajo la dirección de economistas como Martín Lousteau, que asesora a Larreta).
El plan de Larreta se parece a las propuestas políticas peronistas, pero la diferencia es que Larreta es un funcionario eficiente, mientras que los peronistas como Fernández son ineficientes. Lo bueno de los socialistas ineficientes es que acaban por no hacer nada, en contraste con los socialistas eficientes, por lo que Larreta puede hacer en realidad más daño que el gobierno peronista de izquierdas, como han sugerido muchas influencias liberales clásicas como Carlos Maslatón.
La otra opción de Juntos por el Cambio son los liberales clásicos blandos, liderados por el ex presidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Ofrecen reducir el gasto público y los impuestos mediante la estabilización monetaria (a través de la dolarización o de un banco central independiente). Sus posibilidades de ganar la lucha interna son buenas pero no definitivas. Como no se arriesgarán a perder ante Larreta, podrían pactar con él.
Es demasiado pronto para decir quién ganará esta lucha interna. Romper la coalición o pactar con Larreta y llevarlo como candidato presidencial son las dos principales posibilidades de Juntos por el Cambio, según la información interna.
A pesar de la fuerza de la oposición, la coalición en el poder no se rendirá sin luchar, por lo que los argentinos deben esperar diversas estratagemas peronistas para mantener el poder, incluyendo el uso de medidas no democráticas. El gobierno de Fernández es probablemente el único en el mundo en el que el vicepresidente tiene el poder real, ya que CFK es la que atrajo la mayoría de los votos y la que eligió a Fernández como candidata presidencial. (Ella eligió presentarse como vicepresidenta porque no estaba segura de que con su historial delictivo y sus fracasos de gobierno anteriores la gente la eligiera de nuevo como presidenta).
Independientemente de los recientes baches en el camino debido a sus polémicas declaraciones sobre la legalización del control de armas y el tráfico de órganos, las posibilidades de Milei parecen buenas y crecientes. Muchos ya sugieren que podría ser el próximo presidente, y de ser así, sería el primer presidente libertario del mundo.
Está claro que la principal contienda es entre Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza de Milei. El destino de Argentina se decidirá en este choque titánico entre socialismo y libertarismo, libertad y control gubernamental. La libertad no parece tener un camino fácil, pues los socialistas ya han empezado a utilizar fondos públicos para financiar los ataques de los medios de comunicación a los libertarios.
Las elecciones son el año que viene, pero para Argentina, un año parece una década desde el punto de vista político. Nadie sabe cómo acabará, pero será interesante.