I.
Antony C. Sutton (1925-2002) fue un economista e historiador económico británico que impartió clases en la Universidad Estatal de California en Los Ángeles. Sutton fue también investigador de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.
Su trabajo se centró principalmente en la cooperación financiera y comercial entre los principales bancos y empresas de los Estados Unidos (los llamados «intereses de Wall Street») y Estados extranjeros abiertamente hostiles a América.
En su libro Wall Street and the Bolshevik Revolution (1974), Sutton utilizó numerosos datos y documentos para señalar que, por ejemplo, los grupos de interés de Wall Street financiaron y promovieron la Rusia bolchevique.
En su libro Wall Street and FDR: The True Story of How Franklin D. Roosevelt Colluded with Corporate America (1975), pinta un cuadro muy crítico del trigésimo segundo presidente de EEUU. Muestra cómo Roosevelt persiguió efectivamente el «socialismo corporativo», tratando de explotar la economía de EEUU en beneficio de una pequeña élite y en detrimento de muchos.
En Wall Street y el ascenso de Hitler (1976) —la tercera entrega de su Trilogía de Wall Street—, Sutton detalla cómo Wall Street prestó un importante apoyo financiero al naciente partido nacionalsocialista de Adolf Hitler en Alemania, el enemigo al que más tarde se enfrentaron los soldados americanos con inmensos sacrificios.
Podría decirse que la obra más importante de Sutton es America’s Secret Establishment: An Introduction to the Order of Skull and Bones (1983). En él, Sutton identifica a influyentes familias e individuos americanos que configuran la política exterior y económica de EEUU en beneficio propio mediante la instigación deliberada de conflictos que se remontan a principios del siglo XIX. La principal «incubadora» de este movimiento es la sociedad secreta Skulls and Bones de la Universidad de Yale.
II.
En 1977, Sutton publicó The War on Gold (La guerra al oro), y me gustaría hablar de este importante libro con cierto detalle. Sutton comienza su libro con importantes reflexiones sobre la historia monetaria.
Aprendemos, por ejemplo, que el oro ha sido un medio de pago fiable en todos los ámbitos culturales y religiosos durante miles de años. Ya en el año 1200 a.C., los chinos utilizaban el oro como medio de intercambio.
En marcado contraste con la moneda de oro, Sutton ilustra la desastrosa historia del papel moneda sin respaldo (o dinero fiduciario). Uno de los primeros ejemplos es el experimento chino del papel moneda en el siglo XIII, que fracasó estrepitosamente.
Del mismo modo, los assignats franceses que se emitieron entre 1789 y 1796 no sólo provocaron la pérdida total de valor de los assignats, sino que sumieron al pueblo francés en el caos y el terror.
La suspensión de la posibilidad de canjear la libra esterlina por oro entre 1797 y 1821 tampoco fue nada gloriosa, ya que provocó una importante erosión del poder adquisitivo de la libra e infligió considerables penurias económicas a una amplia franja de la población.
Del mismo modo, la emisión de los «Continentales» por el gobierno de las jóvenes colonias de América durante la Guerra de la Independencia, de 1775 a 1779, también se convirtió en un auténtico fiasco. El Continental perdió rápidamente su valor, dando lugar al coloquialismo «no vale un Continental».
No olvidemos la desgarradora hiperinflación de Alemania durante la República de Weimar, en la que el poder adquisitivo del «marco» de papel se hundió en noviembre de 1923 y obligó a sustituirlo por una nueva moneda, el rentenmark.
A la luz de estas pruebas históricas, Antony Sutton destaca las virtudes económicas inherentes al oro, es decir, al dinero de oro. El oro ejerce una influencia disciplinaria; el dinero de oro limita las oportunidades de los poderosos para hacer un mal uso del dinero en beneficio propio.
En marcado contraste con el dinero sin respaldo, o dinero fiduciario, la cantidad de oro no puede aumentarse arbitrariamente y no sin incurrir en costes. Esta es precisamente la razón por la que los gobernantes y los gobiernos han estado luchando contra el oro como dinero hasta el día de hoy, en lo que Sutton llama un «asalto totalitario contra el oro.» En este contexto, escribe:
Cuando proyectamos la experiencia monetaria temprana a los tiempos modernos, no debería sorprendernos saber que todas las sociedades totalitarias, desde la Francia de John Law hasta el Tercer Reich de Hitler y el Imperio Soviético de Stalin, han llevado a cabo una guerra al oro. . . . En una dictadura, todos los vestigios de soberanía tienen que consolidarse en manos de la élite gobernante.
Sutton informa a sus lectores con bastante detalle sobre el contexto histórico que rodeó la retirada gradual de la circulación de la moneda de oro.
El último cuarto del siglo XIX fue la era del dinero de oro, a menudo denominada la época del patrón oro clásico. Las principales monedas —el dólar de EEUU, la libra esterlina, el franco francés y el marco alemán— estaban respaldadas por oro.
Sin embargo, muchas naciones habían suspendido el canje en oro de sus monedas durante la Primera Guerra Mundial (los EEUU es una notable excepción) para imprimir dinero adicional con el fin de financiar la guerra.
El sistema de Bretton Woods, adoptado en 1944, intentó una rehabilitación parcial, aunque muy frágil, de la moneda de oro a partir de 1945.
Sin embargo, los EEUU no respetó las reglas del juego, emitió dólares sin respaldo y provocó un aumento de la inflación. En consecuencia, el sistema de Bretton Woods empezó a desmoronarse en los 1960.
El 15 de agosto de 1971, el presidente de EEUU Richard Nixon declaró que el dólar dejaría de poder canjearse por oro. Con ello, la administración de EEUU impuso al mundo un patrón monetario fiduciario que persiste hasta nuestros días.
John Exter, antiguo vicepresidente de la Reserva Federal de Nueva York, capta sucintamente la consecuencia:
El dólar de papel se ha convertido en un «pagaré nada», al igual que todas las monedas de papel del mundo actual. Como tal, una moneda «IOU nada» tiene que comerciar en el mercado cada minuto de cada día contra los «IOU nada» de todos los demás bancos centrales. Estamos en un mundo de papel moneda irredimible, una situación sin precedentes en la historia.
III.
A modo de reflexión, cuarenta y seis años después de la publicación de The War on Gold de Sutton, hay numerosas ideas que siguen siendo relevantes hoy en día.
1. Sutton nos recuerda que a lo largo de la historia monetaria, el oro ha servido sistemáticamente como dinero, de hecho, conservando su estatus de medio de cambio por excelencia, un papel que permanece inalterado hasta nuestros días.
2. A lo largo de la historia, los poderosos, siempre que han tenido la oportunidad, han intentado retirar el oro de la circulación por motivos políticos más que económicos y sustituirlo por su propio dinero fiduciario.
3. Quizá lo más importante es que las ideas de Sutton nos enseñan que la guerra al oro está lejos de haber terminado. Sin embargo, es esencial reconocer que la guerra actual contra el oro se libra de forma diferente a la del pasado. Las instituciones educativas de hoy, controladas por el Estado, ofrecen una cobertura limitada del papel monetario del metal amarillo, lo que conduce a una disminución de los conocimientos de las generaciones más jóvenes sobre el dinero de oro. Al mismo tiempo, el dinero fiduciario moderno se elogia como un gran logro al que no existe mejor alternativa.
Nos guste o no, el discurso sobre los méritos e inconvenientes de la moneda de oro está inextricablemente ligado a cuestiones de ideología política y poder. Así pues, la siguiente pregunta planteada por Sutton debe interpretarse como puramente retórica: «¿Por qué, si el oro tiene la capacidad de proporcionar estabilidad, tenemos la persistente propaganda de los sistemas de moneda fiduciaria de papel, sobre todo cuando el resultado final siempre ha sido el caos económico?».
En resumen, el libro de Sutton de 1977 La guerra al oro es más relevante que nunca. Sutton entiende, como nadie, cómo analizar el oro desde una perspectiva político-económica e ilustrada. Su The War on Gold es un clásico en el que todo economista e inversor en oro debería profundizar.