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Mandatos de vacunación: ¿quién cumplirá y por qué?

La presunción de venalidad, tal y como se inscribe en las nuevas medidas contra la pandemia, es sumamente interesante, al menos desde el punto de vista antropológico. Las medidas aplicadas en gran parte de Europa incluyen, sobre todo, los certificados covid. En otros lugares, además de los certificados covid, incluso se han incentivado los juegos de azar entre los vacunados. El objetivo de los certificados covid es hacer más difícil la vida de los no vacunados y, por tanto, ejercer una presión adicional hacia la vacunación. El supuesto principal es que si la gente siente que su calidad de vida se ve perjudicada (por la imposibilidad de ir a restaurantes, teatros, asistir o participar en actividades deportivas, etc.), esta respuesta sería la más fácil. Seguramente, actuarán como se espera y se vacunarán.

Aplicado a la crianza de los hijos (porque ¿qué otra cosa es el Estado sino un gran guardián?), los psicólogos infantiles desaconsejan este modelo de comportamiento porque los niños no deben ser educados mediante un sistema de chantajes y recompensas. Advierten que ese sistema alimenta un mal carácter, una personalidad venal incapaz de tomar sus propias decisiones y, lo que es más importante, crea una persona de escasos rasgos morales. Con las nuevas medidas anticovid, el Estado (tutor) actúa de forma retrógrada y trata a los individuos maduros como si fueran niños, anticipando que reaccionarán adecuadamente por la recompensa condicionada: si no te vacunas, no puedes ir al restaurante y disfrutar de tu Zürcher Geschnetzeltes.

Desde un punto de vista científico, será importante rastrear las reacciones de la gente a las medidas impuestas. Esto es fundamental para saber si contribuyen a aumentar la tasa de vacunación. En caso afirmativo, esto podría revelar que en los primeros años de su infancia las personas adoptaron un patrón de chantaje y recompensa como forma clave de comunicación. Los psicólogos infantiles quizá dirían que fueron mal educados. Si no es así, puede decirnos que durante su infancia —aparte de los reflejos condicionados— las personas desarrollaron respuestas morales intuitivas al chantaje y al soborno, y que ser fieles a sus principios (por muy cuestionables que éstos sean) es más importante para ellos que el Zürcher Geschnetzeltes o ir al teatro.

La introducción de los certificados covid no está, esencialmente, relacionada con la idea de prevenir la propagación de la variante delta, más contagiosa, porque si lo estuvieran, muy probablemente se propondría otro bloqueo como solución. En tal caso, el bloqueo inhabilitaría tanto a los no vacunados como a los vacunados (que claramente también propagan el virus) para contaminar a otros. Los certificados Covid favorecen a las poblaciones vacunadas, porque se han adherido al comportamiento deseable durante la pandemia. Así, se les premia con un permiso para cosas que normalmente no requieren permiso, como ir a restaurantes, tiendas, teatros, etc.

Por otro lado, como los no vacunados entienden las nuevas medidas, éstas se dirigen a castigarlos. Por la forma en que se enmarcan y entonan las explicaciones, muchos gobiernos europeos reprenden a los no vacunados, diciéndoles que tendrán que correr con los gastos de las pruebas por su cuenta porque los estados y los contribuyentes no tienen que seguir apoyando su comportamiento irresponsable.

Las nuevas medidas van dirigidas a condicionar a quienes claramente no quieren vacunarse, porque si lo hubieran deseado, sin duda ya se habrían vacunado. La introducción de medidas desproporcionadas que ponen en juego la calidad de vida básica van encaminadas a disciplinar a los no vacunados. Por el contrario, los cierres son una medida dura pero bastante igualitaria que podría haber seguido la pandemia a medida que se desarrolla.

Sin embargo, la paradoja básica de los certificados covid reside en el hecho de que (como ya se ha mencionado) no están realmente dirigidos a prevenir la propagación del virus, lo que no favorece ni a los vacunados ni a los que las vacunas pretenden proteger. Si asumimos —y tales predicciones generan un trabajo adicional interesante para los científicos— que el grueso de los no vacunados, con una desviación mínima, no van a vacunarse ni siquiera después de la imposición de las medidas, entonces toda la idea de la prevención de la pandemia se desmorona. Es decir, esto hace que la idea fundamental de la lucha contra el coronavirus carezca de sentido, la cual se construye básicamente sobre el argumento de que si no es posible erradicar el virus, al menos se debe minimizar la posibilidad de su propagación. En este punto, la idea del bloqueo -vista desde un punto de vista puramente médico- es más justa, aunque en muchos aspectos es controvertida en sí misma.

El 31 de agosto, The Guardian publicó un artículo titulado «Los pasaportes de vacunación harán que las personas indecisas sean “aún más reacias a vacunarse”», en el que se analiza una investigación en la que se examinan las actitudes de dieciséis mil personas en Gran Bretaña, catorce mil de las cuales aún no están vacunadas. En el grupo de los no vacunados, el 87% expresó la opinión de que no cambiaría su decisión aunque se exigiera el pasaporte covid. Los datos también muestran que hay diferencias de opinión entre los no vacunados, entre los que consideran que los pasaportes covid son aceptables sólo si se exigen para los viajes internacionales, pero no para el uso nacional, y los que rechazan la idea de los pasaportes covid directamente.

Los certificados Covid serán un importante indicador social del fundamento de la presunción de venalidad, y del tipo de presiones bajo las que las personas se desvían o no de sus principios. Esto será importante para los especialistas en ética, porque les ofrecerá grupos de material fresco que pueden explicar mejor el espectro existente de justificaciones y razonamientos morales. Para los antropólogos, ofrecerá nuevas perspectivas sobre el tipo de sociedad y de valores que se generan y de qué manera permanente. Para los epidemiólogos, virólogos y trabajadores médicos puede revelar si las nuevas medidas han perpetuado el círculo vicioso de la pandemia o si han contribuido a la lucha contra ella. Por último, para los políticos puede indicar si la sociedad a largo plazo puede ser gobernada aplicando el concepto históricamente problemático de la segregación, sólo que esta vez para los vacunados y los no vacunados.

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Image Source: Getty
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