Una vez que ves un mundo nuevo, no puedes dejar de verlo.
En América y en el mundo se está desarrollando una nueva economía paralela —o incluso una vida paralela—. Comenzó con la solución más prometedora para un dinero en quiebra y a partir de ahí se fue extendiendo. Inflación, impresión de dinero, mala asignación de recursos, rescates e intervenciones de los bancos centrales — muchos de nosotros vimos todo esto como lo que era y reconocimos lo perjudicial que ha resultado su mala gestión para los asuntos económicos y el tejido de la sociedad misma.
Ahora la gente recibe su información a través de redes de libertad descentralizadas e imparables como Nostr, comparte mensajes cifrados a través de programas como Signal y guarda su riqueza en dinero descentralizado e imparable. Además, la gente adquiere cada vez más su sustento de agricultores locales y no le cuenta nada al IRS sobre ello. Más personas que nunca —entre el 5% y el 10% de los escolares americanos— reciben educación en casa. El nuevo mundo que se está desarrollando está haciendo que el legado se vuelva obsoleto lentamente.
Para ayudarle y ofrecerle el entretenimiento que necesita durante el viaje, está Knut Svanholm, autor de Bitcoin: Everything Divided by 21 Million y Praxeology , el excelente intento del año pasado de unir los mundos de Bitcoin y la economía austríaca. Ahora se ha asociado con su compañero de podcast, Luke de Wolf, para producir Bitcoin: La inversa del mundo de payasos. Es un manifiesto de libertad, un grito de guerra por un mundo mejor y una divertida crítica al mundo roto y bufonesco que vemos a nuestro alrededor.
A lo largo de trece capítulos de fácil digestión, se nos ofrecen anécdotas personales y algunas ideas sobre cómo proteger la propia atención; teoría de juegos y praxeología; Hoppe y la ética de la argumentación; pensamiento crítico sobre la democracia y el colectivismo. Los capítulos están escritos intencionalmente para que sean ensayos independientes, perfectos para una lectura breve antes de acostarse o en la playa. A veces, eso los hace eco, con las mismas citas y frases utilizadas repetidamente.
Reflexiones sobre la creatividad, el estoicismo y la relación entre libertad y responsabilidad. Los pequeños pasos hacia la libertad en la propia vida crean más «dióxido de libertad» en la atmósfera global. Los autores se preguntan cómo funciona el «wokeismo» y ofrecen abundantes análisis reflexivos entre los valores y comportamientos ridículos que lucen con orgullo las criaturas parecidas a lagartos que dirigen el teatro político.
El resultado no es un libro sobre Bitcoin, aunque contiene muchos temas relacionados con Bitcoin, más bien escepticismo radical, desconfianza en la autoridad (fiduciaria), llamado a salir y confianza en soluciones tecnológicas. El atractivo de La inversa del mundo de payasos es ver que toda la locura del mundo —la grandilocuencia política, los delirios de género, la amplia decadencia moral, fiscal, monetaria y política— exige una explicación. La mayoría de las tendencias que vemos a nuestro alrededor, desde la última moda social hasta las universidades obsoletas; junto con regulaciones problemáticas dictadas por algunos bufones glorificados del pueblo que parecen tan obviamente irrelevantes y tan obviamente estúpidas. ¿Por qué está sucediendo eso? ¿Cómo se llegó a esto?
Svanholm y de Wolf tienen una respuesta para nosotros: el sistema monetario roto: «Cuando el dinero deja de funcionar, todo se vuelve político y una farsa». Como muchos de nosotros, que estamos acostumbrados a las opciones tecnológicas para mejorar nuestra propia libertad, Svanholm y de Wolf ven que el mundo está cambiando rápidamente:
Nos enfrentamos a un cambio de paradigma social de proporciones inmensas, en el que nuestra perseverancia en el presente determinará el destino del futuro de nuestros hijos. ¿Estás dispuesto a mantenerte firme y luchar por tus libertades, o elegirás la comodidad de ser un simple ganado con derecho a voto? ¿Estás dispuesto a morder la mano que supuestamente te alimenta?
De hecho, esto ya está sucediendo en cierta medida entre los bitcoineros («Esta realidad paralela ya se está desarrollando para quienes han adoptado la revolución de Bitcoin»). El mundo que imaginan ya está aquí:
Prácticamente todo el mundo puede mirarse a los ojos y comunicarse verbalmente sin demoras, sin importar cuán lejos estén geográficamente. Si a eso le sumamos Bitcoin, nos daremos cuenta rápidamente de que las fronteras nacionales ya están obsoletas. Si nadie puede impedir que nos comuniquemos, ni siquiera monetariamente, las barreras al comercio global desaparecen.
Bitcoin es una función escalonada en el viaje de la civilización hacia formas cada vez más difíciles de confiscar aquello que pertenece a otra persona, el propósito fundamental de los derechos de la propiedad. Cuando el dinero es pura información, en lugar de sumas permitidas en los balances de los bancos hiperregulados, «confiscarlo se vuelve mucho más difícil». Con el oro digital teletransportable, esa forma afectuosa y hipster de pensar en el dinero duro en los tiempos modernos, a todos los ladrones, desde los pequeños delincuentes hasta los recaudadores de impuestos, les resulta difícil saber cuánto botín tiene disponible alguien, o si lo que robaron fue solo una pequeña parte de lo que las víctimas podrían tener.
Incluso a pesar de las medidas represivas adoptadas este año contra Samourai y otros servicios de coinjoin —acusaciones que probablemente no se mantendrán— es prohibitivamente costoso averiguar el historial documental de quién poseía qué cantidad de dinero. «Robar información de la memoria de alguien es inherentemente más complejo que confiscar sus posesiones físicas».
En conjunto, el libro que Svanholm y de Wolf lanzan hoy en el Día del Infinito de Bitcoin (no pregunten…) es excelente y maravilloso. ¿Cambiará el mundo? Probablemente no, pero pocos libros lo hacen. ¿Cambiará tu mundo? Tal vez. El aprendizaje y las oportunidades de autorreflexión que contiene La inversa del mundo de payasos y el humor acertado con el que se presenta podrían cambiar tu forma de ver las cosas.
«El futuro ya está aquí», suele bromear Svanholm. Lo único que hay que hacer es vivirlo.
