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Los orígenes jacobinos del nacionalismo

Merece la pena examinar, detallar y demostrar la naturaleza izquierdista del nacionalismo, sus aspectos centrales, su historia y el efecto que ha tenido en la historia. Este artículo tratará sobre el inicio del nacionalismo y sobre qué grupo lo creó exactamente. Pretende demostrar que no existe un nacionalismo de izquierdas, ya que todo nacionalismo es de izquierdas por naturaleza.

Orígenes del nacionalismo

En el contexto político moderno, muchos asocian el nacionalismo racial o étnico con la «derecha» en contraposición al cosmopolitismo, internacionalismo y universalismo de la «izquierda». Esto, sin embargo, es muy erróneo, ya que el nacionalismo racial y étnico sólo puede considerarse de «derechas» si se enmarca en el contexto de ser el «ala derecha» de la izquierda, —de forma parecida a como muchos piensan que los neoliberales y los neoconservadores se sitúan en el ala izquierda de la derecha.

¿Por qué? El nacionalismo, en todas sus variantes (quizá excepto algunas que son más «proto o pseudonacionalistas» que «nacionalistas»), es producto de la Revolución Francesa de izquierdas. (Para ser más precisos, el nacionalismo fue producto de los jacobinos («revolucionarios republicanos») y no de los reformistas (no revolucionarios), que eran monárquicos constitucionales que querían una monarquía controlada por un órgano representativo al estilo inglés.

Los monárquicos constitucionales, por el mero hecho de ser monárquicos (que apoyaban a los Borbones), basta para demostrar que no eran nacionalistas. La monarquía borbónica era una institución internacional o, al menos, paneuropea.

Pruebas

María Antonieta, reina consorte de Francia, nació en Viena. Sus padres, Francisco Esteban o Francisco I y María Teresa, eran gobernantes extranjeros. También fueron emperador y emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico, y duque y duquesa de muchas otras tierras extranjeras. Además, María Antonieta pertenece a la Casa Habsburgo-Lorena (su madre Habsburgo y su padre Lorena). Los Habsburgo eran una familia alemana que gobernó muchos territorios diferentes y ostentó muchos títulos, sobre todo en Austria, España y el Sacro Imperio Romano Germánico. Los Habsburgo también entraron en guerra con Francia. La guerra, que duró 30 años, comenzó como una guerra religiosa entre católicos y protestantes, pero se convirtió en una guerra entre Borbones y Habsburgo, dos familias católicas. La relación entre Habsburgo y Borbón es de todo menos amistosa. Sin embargo, las dos familias organizaron el matrimonio entre Luis XVI y María Antonieta, un gran ejemplo de la naturaleza paneuropea y antinacionalista de las monarquías y de la política dinástica europea.

¿Qué nacionalista apoyaría a una reina nacida en una familia de gobernantes extranjeros, especialmente de una Casa que ha entrado en guerra con su país?

Augusto III —Rey de Polonia, Gran Duque de Lituania, Elector de Sajonia (los electores eran nobles con derecho a voto en la elección del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico)— era el abuelo de Luis XVI por parte de madre. La hija de Augusto y madre del rey fue María Josefa de Sajonia.

Estas pruebas demuestran que ningún nacionalista apoyaría la monarquía borbónica. Los nacionalistas eran los jacobinos, por tanto, el nacionalismo es producto del jacobinismo.

Cómo los jacobinos hicieron el nacionalismo

Aquí detallaremos cómo se elaboró la teoría original del nacionalismo y qué se entiende exactamente por nacionalismo. Además, veremos cómo fue la política jacobina la que desencadenó esta ideología.

El primer principio es la creencia en el mito organicista de la sociedad, según el cual el «pueblo» o un determinado grupo de «personas» constituyen un todo orgánicamente interconectado. Los criterios necesarios para formar parte de esta colectividad pueden ser étnicos, lingüísticos, religiosos, territoriales, culturales y cívicos. En el caso de los jacobinos, su nacionalismo era principalmente lingüístico y territorial, por lo que intentaron estandarizar el francés en francés parisino en toda Francia. A los jacobinos también se les ocurrió la idea de las «fronteras naturales». Consideraban que zonas como el Rin y los Alpes pertenecían a Francia y a su pueblo.

Como ya se ha dicho, estas «fronteras naturales» pertenecían a Francia y a su «pueblo». Esto es importante en el sentido de que es al «pueblo» francés y no al monarca francés. De ahí que haya que atribuir a los jacobinos la idea de que la «nación» no es el territorio gobernado por un rey, sino la patria a un pueblo, y que este pueblo tiene una propiedad metafísica colectiva de esta patria.

El tercer punto es la equiparación del Estado y «el pueblo» —una trágica invención, una herramienta para los dictadores, el fundamento filosófico y la justificación del totalitarismo. Todo esto hay que atribuírselo a los jacobinos. Durante la Guerra de la Primera Coalición, entre 1792 y 1797, el principal partido de la coalición, el Sacro Imperio Romano Germánico —dirigido por el hermano de María Antonieta, Francisco II— intentaba derrocar al gobierno revolucionario, pero los jacobinos, en un genial uso de la retórica, pintaron la imagen de que los invasores estaban atacando al «pueblo» francés, no sólo a su gobierno. Esta idea del «pueblo» vs. «pueblo», en lugar de Estado vs Estado, es la raíz de las movilizaciones masivas por la fuerza y del ataque a civiles por parte de ejércitos opuestos. Al fin y al cabo, en estas guerras «nacionales» no sólo hay que derrotar a los ejércitos enemigos, sino a la propia «nación» enemiga —«nación», por supuesto, significa «pueblo».

Conclusión

El patriotismo —el amor a tu patria y a tu pueblo— no es nacionalismo. El nacionalismo es una teoría metafísica de colectividad orgánica. La teoría de la propiedad colectiva metafísica de un determinado «pueblo» sobre un territorio, junto con las nociones de «fronteras naturales» ha causado muchas guerras desde 1789. La noción de guerra entre pueblos, y no sólo entre militares, está al lado de la noción de «guerra de clases» en su destructividad. La falsa identificación entre la lealtad a tu patria/pueblo y la lealtad al Estado proporciona una gran justificación para las dictaduras.

El nacionalismo, al igual que el marxismo, es una ideología destructiva que pretende movilizar a las masas a favor del Estado. El romanticismo del nacionalismo, su colectivismo, su enfoque en la participación masiva en campañas gubernamentales (como la guerra), su deseo de uniformidad dentro del grupo de identidad metafísica y colectiva, lleva a la conclusión ya obvia de que el nacionalismo es una ideología de izquierdas nacida del jacobinismo.

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