Javier Milei, que preside Argentina, el primer presidente libertario de la historia —autoproclamado anarcocapitalista— ha merecido la atención mundial y ha arrojado luz sobre el libertarismo en todo el planeta. El libertarismo se ha extendido desde su entrada en la escena política. Esto tiene un lado definitivamente positivo y otro más peligroso. El lado positivo es, obviamente, que el libertarismo es más popular que antes.
El lado peligroso es que Milei como persona y sus acciones se han convertido en sinónimo de libertarismo para las personas ajenas al movimiento. Es importante que los libertarios vigilen de cerca su gobierno y entablen un debate crítico para mantener la delgada línea que separa al propio libertarismo de los aparentes líderes del movimiento. Así, una evaluación periódica de su administración puede ser útil para dejar constancia de sus logros y errores desde la perspectiva libertaria.
Han pasado los primeros cien días de su gobierno y el teatro político en Argentina ha sido todo menos silencioso, sólo por dar un ejemplo, casi a diario se han registrado protestas —grandes y pequeñas— en contra de su administración. La oposición se ha dividido en dos sectores, los que están dispuestos a negociar con Milei y los que no están dispuestos a negociar y quieren sacarlo rápidamente del poder. Milei, a través de sus funcionarios, intenta negociar con los que están dispuestos.
Sin embargo, hasta ahora, ninguna ley propuesta por Milei ha sido aprobada por el Congreso. Por el contrario, la ley «Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos» o como era más conocida, «Ley Omnibus», ha sido rechazada por el congreso. El proyecto de ley contenía privatizaciones masivas, desregulaciones y poderes especiales para que el ejecutivo promulgara su programa.
Además, su decreto que, por ejemplo, abolía el control de alquileres (que estaba destruyendo el mercado de alquileres), liberaba los precios y ponía fin a muchas otras legislaciones estatistas ha sido rechazado por el Senado argentino. Ahora le queda a la Cámara de Diputados la decisión de aceptar o rechazar el decreto.
Así pues, el camino para repeler el cuerpo legislativo socialista y opresor de Argentina es difícil. Tendrá que llegar a acuerdos con la oposición para lograrlo.
Está utilizando todas las herramientas a su alcance para llevar a cabo su programa económico, que ha tenido logros a corto plazo, desacelerando la inflación y resolviendo los problemas de la deuda. También ha tenido éxito en el recorte del gasto público. Su «Plan Motosierraz» para recortar el gasto público ha tenido resultados afortunados dadas las herramientas a su alcance.
Se ha criticado que estos recortes del gasto se hagan a costa de los beneficiarios de las pensiones.
Esto es cierto y no sorprende, el programa de pensiones para adultos mayores está hecho desde el principio para estafarlos y lo único que ha hecho este gobierno con respecto a él es no gastar demasiados recursos en él. Es una anomalía creada por la existencia del programa, mejor incentivar a la gente a trabajar que tenerlos viviendo del estado a costa de la sociedad productiva.
En el plano internacional, se ha alineado con los Estados Unidos e Israel. Para los libertarios americanos esto puede ser preocupante, pero hay que tener en cuenta que antes de Milei, la política exterior argentina respaldaba a China, Rusia e Irán. Países decididamente menos libres que los EEUU e Israel. Este alineamiento también viene en sintonía con la crisis de deuda que sufre Argentina con el FMI. Si Milei quiere tener un mejor trato con los tecnócratas del FMI entonces debe alinear la política exterior con su principal proveedor, los Estados Unidos.
Salir del control de divisas es el primer objetivo de Milei, si se elimina esta distorsión en el mercado, el resto de su plan tendrá más posibilidades de éxito. Esto debe hacerse lo antes posible, ya que el control de divisas degenera todos los demás mercados. Cuando esto se lleve a cabo, podrá avanzar hacia piezas más famosas de su programa como la dolarización y la abolición del banco central. Milei no ha renunciado a los objetivos mencionados, como señaló su ministro de Economía, Luis Caputo, en una entrevista.
Pasando a otros temas, en lo que se refiere a la cultura, está siendo descontaminada del progresismo apoyado por el Estado mediante el recorte de subvenciones y el cierre de agencias gubernamentales cuyo único propósito era —por supuesto— promover la propaganda estatista. En lo que se refiere a la guerra contra las drogas, que tanto sufrimiento causa como en muchos otros países, este conflicto ha sido altamente intensificado por su administración.
Milei se enfrenta a reveses en el Congreso, pero con los poderes de que dispone intenta aplicar las reformas que puede. Milei está intentando moverse en base a principios libertarios, incluso apoyando una llamada a la rebelión fiscal en la mayor provincia argentina, Buenos Aires, donde el gobernador peronista ha realizado subidas de impuestos. Así pues, mucho se ha hecho en estos 100 días, y mucho más puede hacer Milei si su administración se mantiene y es capaz de moverse con soltura en el teatro político. Si es capaz de seguir moviéndose por principios y lograr un éxito moderado, entonces el primer presidente libertario podría estar aquí a largo plazo.