La gerontocracia autoritaria de China ha construido un Bucle de Fatalidad con características chinas, con más de la mitad de la economía ahora en quiebra.
Las exportaciones chinas se desploman al ritmo más rápido desde el cierre de covid: las exportaciones cayeron un 14,5% en el año, impulsadas por un descenso del 21% de las exportaciones a Europa y del 23% a los EEUU.
Mientras tanto, las importaciones a China también están cayendo —un 12,4% en el año—, ya que la contracción de la industria manufacturera compra menos insumos y los hogares compran menos.
En resumen, los extranjeros no compran y los chinos tampoco gastan.
Todo esto es un problema para las fábricas chinas porque están obscenamente sobredimensionadas gracias al dinero barato del banco central y a las subvenciones del gobierno. Para hacernos una idea, el FT informó de que los fabricantes de automóviles chinos pueden producir 40 millones de coches al año, pero los chinos sólo compran entre 20 y 25 millones. China está estrangulando la producción de coches nuevos, denegando licencias de producción. Mientras los EEUU invierte cientos de miles de millones en la producción, los vehículos eléctricos chinos a precios reducidos pronto barrerán esa producción.
El sector manufacturero representa más del 27% de la economía china y lleva cuatro meses consecutivos contrayéndose, con lo que el crecimiento trimestral del PIB a escala nacional es de tan solo el 0,8%. La economía acaba de entrar oficialmente en deflación por primera vez desde la crisis de 2008.
Mientras tanto, el cómicamente endeudado sector de la vivienda chino, que representa aproximadamente una cuarta parte de la economía del país, se enfrenta a nuevas dificultades y pone en peligro los ahorros de millones de personas, que podrían perderlos todos en edificios de apartamentos vacíos. La semana pasada, el gran constructor Country Garden, considerado por el gobierno chino como el ejemplo de prudencia y un modelo para el resto del sector, incumplió dos pagos de bonos de su deuda total de 200.000 millones de dólares, lo que provocó una rebaja de la calificación de la deuda por parte de la ya omnipresente agencia Moody’s.
Teniendo en cuenta que todo esto se produce con el empleo juvenil en máximos históricos — por encima del 20%—, podría ser señal de problemas políticos.
¿Puede China invertir la tendencia?
Lo que está provocando el dolor en la fabricación está en gran medida fuera del control de China: los occidentales no compran. Las exportaciones de Corea también cayeron un 17%, mientras que 5 de los 7 países asiáticos se contrajeron el mes pasado. El único país que compra es, irónicamente, Rusia. Que, por desgracia, es un mercado minúsculo: México con armas nucleares, como se suele decir.
China no puede hacer mucho porque los americanos y los europeos no compren: son nuestras recesiones las que hablan, y están empeorando tanto en los EEUU como en Europa. Lo que significa más exportaciones en picado y precios de fábrica a la baja en China. Al final, los precios caen hasta el punto de que las fábricas cierran, el exceso de capacidad se agota y los precios pueden recuperarse. Por supuesto, a costa de la pérdida potencial de millones de puestos de trabajo y de millones de jóvenes recién desempleados.
En cuanto al boom inmobiliario, fue impulsado por el dinero barato: comprar un apartamento era una propuesta sin pérdida para millones de chinos que invirtieron los ahorros de toda su vida en ciudades vacías que, aparentemente, no pueden desafiar la gravedad para siempre.
Lo que significa que la principal solución, a la que China recurre siempre que la economía se ralentiza, es inyectar más dinero barato recortando los tipos de interés y entregando decenas de miles de millones más a los constructores de viviendas.
El problema es que China está nadando en deuda: tiene 50 billones de dólares en deuda no financiera, incluso más que los EEUU en proporción al PIB. Esto hace temer un desapalancamiento al estilo japonés, que podría conducir a años de crecimiento lento. La deflación, por supuesto, hace que esas deudas sean aún mayores. Esto limita las opciones fáciles de China.
La exagerada historia de China
La conquista del mundo por China ha sido la historia de la década.
En realidad, la década de gobierno del presidente Xi ha sido terrible para la economía china, sustituyendo el milagro del libre mercado chino por medidas reguladoras enérgicas para frenar cualquier amenaza política y canalizar el capital hacia las industrias dominadas por el Estado. El resultado es que el crecimiento bajo Xi ha sido de entre el 5% y el 6%, muy lejos de los días del milagro y bastante normal para un país pobre.
Los bloqueos covid de Xi han sido monumentalmente destructivos, su recuperación poscovid se ha desvanecido y ahora China corre directa hacia una recesión mundial. Xi es probablemente demasiado cuidadoso para, digamos, invadir Taiwán para absorber a todos esos jóvenes desempleados. Pero también pensaba eso de Putin, y me equivoqué.
En cuanto a los EEUU y Europa, cabe esperar que los problemas de fabricación de China nos inunden de productos baratos. Lo que es estupendo para los consumidores y debería reducir la inflación a corto plazo, a expensas de lo que queda de la industria manufacturera americana y europea.
Publicado originalmente en PeterStOnge.com. El artículo ha sido editado para Mises Wire.