Hubo un tiempo en que una licenciatura universitaria parecía ser la vía a la prosperidad. En un artículo para TechCrunch, Sarah Lacy escribe: «Igual que la burbuja inmobiliaria, la burbuja educativa afecta a la seguridad y garantía ante el futuro. Ambas susurran una seductora promesa en los oídos de los preocupados americanos: Haz esto y estarás a salvo».
Pero los trabajos que hacían que mereciera la pena la educación superior durante el auge inflacionista, lanzados a toda máquina con Nixon despidiendo a los últimos retazos del patrón oro, se encentran principalmente en el gobierno y las finanzas.
En 1990, 6,4 millones de personas trabajaban para algún gobierno federal, estatal o local. En 2010, esa cifra se había multiplicado casi por 6 (hasta 38,3 millones) siendo muchos de estos trabajos administrativos.
En 1990, el sector financiero era menor del 7,5% del S&P 500. En 2006, este sector había crecido hasta el 22,3% del S&P y ese año el sector financiero constituyó el 45% de las ganancias del índice.
«Cuando precios y salarios están en auge», escribe Mises:
Todos se sienten felices y están convencidos de que por fin la humanidad ha superado para siempre el terrible estado de escasez y alcanzado una prosperidad eterna.
De hecho, toda esta asombrosa riqueza es frágil, un castillo hecho de arenas de ilusión. No puede durar. No hay forma de sustituir billetes y depósitos por bienes de capital inexistentes.
Los tiempos han cambiado.
La pasada semana, HSBC Holding Plc anunció planes para eliminar 30.000 empleos en todo el mundo al acabar 2013. Los recortes laborales afectarán “al personal de apoyo donde creamos que hayamos creado una burocracia innecesaria en este empresa durante años”, dijo el director ejecutivo de HSBC, Stuart Gulliver.
Goldman Sachs planea eliminar 1.000 puestos de trabajo. El Bank of America está despidiendo a 1.500 empleados y cerrando 600 sucursales.
Al tiempo que los bancos eliminan su grasa, según un informe del Departamento de Trabajo publicado este mismo mes, desde mayo de 2010 a mayo de 2011, los gobiernos locales eliminaron 267.000 empleos y los estatales 24.000. El empleo en el gobierno local en mayo, con 14.165.000 empleos, era el más bajo desde julio de 2006.
Un aumento en la cantidad de ahorro real, que induce a una caída en el tipo de interés y a un alargamiento en la planificación de la producción, aumenta la capacidad productiva de la economía, creando un crecimiento genuino producido por la inversión en bienes de orden superior como fábricas y otros activos productivos.
Por el contrario, el crédito fácil y barato engaña a los empresarios a creer que ha caído la preferencia temporal colectiva, lo que les permite invertir en bienes de orden superior, como terrenos, fábricas y similares, cuando de hecho la preferencia temporal colectiva no ha cambiado y la demanda de bienes de orden superior es un espejismo. El resultado son auges y declives, en lugar de un crecimiento genuino.
Las licenciaturas universitarias son similares a lo que los austriacos llaman bienes de orden superior. Se piensa que un estudiante obtendrá conocimientos y madurez en la universidad que le harán más productivo y candidato a una carrera bien pagada. La inversión de tiempo y dinero en conocimiento se compensa con la mayor productividad y se traduce en una renta más alta. La educación superior es el medio de orden superior para una carrera de éxito.
El fundador de PayPal y primer inversor en Facebook, Peter Thiel, citando el valor de la educación superior dice a TechCrunch:
Una verdadera burbuja se produce cuando algo se sobrevalora y se cree intensamente en ello. La educación puede ser la única cosa en la que aún cree la gente en Estados Unidos. Cuestionar la educación es realmente peligroso. Es el tabú absoluto. Es como decir al mundo que Santa Claus no existe.
Los excesos tanto en la universidad como en la propiedad de viviendas se excusan siempre por una creencia nacional esencial de que, no importa lo que pase en el mundo, siempre serán las mejores inversiones que puedas hacer. Los precios de las viviendas subirán siempre y siempre harás más dinero si te formas en la universidad.
David Leonhardt, del New York Times, llega a afirmar:
Trabajadores de la construcción, oficiales de policía, fontaneros, vendedores y secretarias, entre otros, ganan bastante más con una licenciatura que sin ella. ¿Por qué? La educación ayuda a la gente a hacer un trabajo de mayor habilidad, conseguir trabajos con empresas que pagan mejor o abrir sus propios negocios.
Utilizando datos del Center on Education and the Workforce en la Universidad de Georgetown, Leonhardt afirma que los lavaplatos con licenciaturas universitarias ganan $34.000 al año frente a los $19.000 de los que no las tienen.
Ningún empresario en su sano juicio pagaría prácticamente el doble a un lavaplatos con una licenciatura universitaria. Sin embargo, hay muchos recién licenciados pluriempleados en trabajos de bajo nivel para llegar a fin de mes.
«Cada vez más licenciados universitarios trabajan en segundos empleos que no requieren licenciatura», escribe Hannah Seligson en el New York Times, «parte de un fenómeno llamado ‘mal-empleo’. En resumen, muchos canguros, dependientes, televendedores y camareros están sobrecualificados para sus trabajos».
Cerca de 2 millones de licenciados universitarios se mal-emplearon el pasado año, un 17% más que en 2007. Casi la mitad de todos los licenciados universitarios están trabajando en un empleo que no requiere una licenciatura.
En Estados Unidos, 80.000 barmans, así como 317.000 camareros y camareras tienen licenciaturas universitarias. Casi una cuarta parte de los dependientes tienen licenciaturas universitarias. En total, 17 millones de americanos con licenciaturas universitarias trabajan en empleos que no requieren un título de grado.
«Los jóvenes licenciados universitarios trabajando pluriempleados son una consecuencia natural de un mal mercado laboral y de tener que pagar de media el equivalente 20.000$ en préstamos de estudios», decía Carl E. Van Horn, director del John J. Heldrich Center for Workforce Development en Rutgers.
«El salario medio inicial de aquéllos graduados en programas de cuatro años en 2009 y 2010 fue de $27.000, bajando de los $30.000 de los graduados desde 2006 a 2008, antes de la recesión», escribe Seligson, añadiendo: «Trata de vivir con $27.000 al año (antes de impuestos) en una ciudad como Nueva York, Washington o Chicago».
Igual que en todos los auges, la educación superior se ha visto alimentada por el crédito. En junio del año pasado, la deuda total en préstamos a estudiantes excedió por primera vez a la deuda pendiente de tarjetas de crédito, totalizando más de 900.000 millones de dólares.
Todo este crédito ha empujado a los costes medios de formación a crecer un 440% en los últimos 25 años, más de cuatro veces la tasa de inflación. Pero mientras que los factores de producción en el campus han aumentado, igual que en cualquier otro auge de activos, el retorno de inversión está en declive. En 1992 había 5,1 millones de licenciados universitarios mal-empleados. En 2008, la cifra era de 17 millones.
No es solo que los retornos sean bajos, sino que la calidad del producto es baja (como en el caso de la calidad de la nueva construcción en el auge inmobiliario). Según los autores de Academically Adrift: Limited Learning on College Campuses, un 45% de los estudiantes no obtienen ninguna ganancia en sus habilidades de razonamiento y pensamiento críticos, ni en su capacidad de redacción, después de dos años en la universidad. Más de uno de cada tres alumnos de último año no mejoraron su escritura y pensamiento respecto de cuando entraron en la universidad.
Muchos proyectos pergeñados e iniciados durante el auge inmobiliario nunca se completaron, al subir los precios y quedarse los propietarios sin capital. Es el caso de muchos de los que acudieron a la universidad, ya que más del 45% de los que se incorporan a ésta acaban renunciando, dándose de cuenta de que les falta el capital disciplinario y mental y no graduándose.
De forma similar al impulso público para aumentar la propiedad de viviendas, el gobierno es firme en tener más jóvenes acudiendo a las universidades. Uno de los principales objetivos del presidente Obama es aumentar el número de americanos que acuden a la universidad.
¿Pero por qué? «Entre los miembros de la promoción de 2010, solo el 56% había tenido al menos un trabajo esta primavera, cuando se realizó la encuesta», informaba recientemente el Times. «Hay que comparar eso con el 90% de graduados de las promociones de 2006 y 2007».
Y como no pueden encontrar trabajo, el 85% de los licenciados universitarios vuelven con sus padres después de graduarse. Según una encuesta de Twentysomething Inc., una empresa de mercadotecnia e investigación de Philadelphia, este porcentaje ha crecido constantemente desde el 67% en 2006.
De forma perversa, mientras que el mercado trata de eliminar las malas inversiones en las finanzas y la propiedad inmobiliaria, más los trabajos que las sustentan, las universidades continúan aumentando los títulos empresariales más que ninguna otra disciplina. En 2007 y 2008 se concedieron más de 335.000 licenciaturas empresariales: 100.000 más que una década antes, según el National Center for Education Statistics.
Al mismo tiempo que las escuelas de leyes tienen un auge constructivo, muchos nuevos licenciados en leyes no pueden encontrar trabajo o trabajan en empleos temporales a $15 la hora.
David Segal informa en el New York Times:
Mientras que otros sectores cierran oficinas y disminuyen plantillas, la base de fabricación de los doctores de jurisprudencia sigue creciendo. La Escuela de Leyes de Fordham en Nueva York construyó recientemente un edificio de 22 plantas de 250 millones de dólares. La Escuela de Leyes de la Universidad de Baltimore y la de la Universidad de Michigan están construyendo edificios con un coste superior a 100 millones de dólares. La Escuela de Leyes de la Universidad de Marquette en Wisconsin acaba de concluir su propio proyecto de 85 millones de dólares. Varias otras escuelas han construidos nuevas alas por varios millones de dólares.
Y mientras que los licenciados en leyes no pueden encontrar trabajo, las escuelas de leyes están aceptando a más estudiantes que nunca con tasas de matrícula por encima de los $40.000 al año. Segal explica que las tasas han aumentado 4 veces más que en la educación media, que en sí misma ha aumentado en 4 veces el IPC. «De 1989 a 009, cuando las tasas universitarias subieron un 71%, las de la escuela de leyes se dispararon un 317%».
Los estudiantes y sus padres están invirtiendo en el bien de orden superior que es una licenciatura universitaria, en la creencia errónea de que muchos trabajos aguardan a los licenciados tras cuatro o seis o siete años. Sin embargo, las preferencias temporales no han cambiado. La demanda de bienes de consumo permanece y allí están los trabajos. El auge de la demanda de bancarios, abogados y burócratas se ha acabado.