The Economist informó el 14 de agosto de 2023 que «Argentina podría tener su primer presidente libertario». Añadían que Javier Milei, el ganador de las primarias de las elecciones argentinas era, imagínense, un «radical del libre mercado». El problema, tal y como yo lo veo, es que poca gente sabe realmente lo que es un libertario, al igual que poca gente en América que se autodenominan «socialistas» saben realmente lo que es el socialismo.
Cuando era joven, pensaba que era liberal. Luego pensé que era conservador. Creía que si eras liberal tenías más probabilidades de ser Demócrata y que si eras conservador tenías más probabilidades de ser Republicano. A veces votaba a los Republicanos, pero en pocas ocasiones voté a los Demócratas o a candidatos de terceros partidos. A veces ni siquiera votaba. El mundo estaba dividido (al menos en mi mente) en tres bandos políticos: los de izquierda, los de derecha y los de centro.
A medida que crecía y mi comprensión de las cosas en general (y de la historia, la política y la economía en particular) se hacía más completa, luchaba con este paradigma unidimensional: simplemente no se ajustaba a los hechos y no explicaba casi nada.
¿Dónde encajaban, por ejemplo, Adolf Hitler y Joseph Stalin en este modelo unidimensional izquierda-derecha? La mayoría de los liberales argumentarían que Hitler era de derecha y suelen callarse cuando se menciona a Stalin. Pero a mi modo de ver, no había ni un céntimo de diferencia entre Hitler y Stalin. Ambos eran dictadores brutales. ¿Cómo se puede calificar a uno de «extrema derecha» mientras que el otro (al menos a ojos de los conservadores) era de «extrema izquierda»? ¿Podrías viajar tan a la izquierda que te encontrarías con alguien de extrema derecha?
A su debido tiempo descubrí un modelo mejor, que describe con mayor precisión el panorama político/económico. El modelo unidimensional izquierda-derecha se sustituye por un modelo bidimensional como el siguiente.
Las dos variables (o dimensiones) son la libertad personal y la libertad económica —medidas de 0 a 100—. Por regla general, los conservadores tienden a puntuar más alto en libertad económica que los liberales, pero éstos suelen puntuar más alto en cuestiones relacionadas con la libertad personal. Los liberales, por ejemplo, estarían más a favor de legalizar la marihuana para uso médico que los conservadores tradicionales.
Por otra parte, es más probable que los conservadores apoyen las reducciones de tipos del impuesto de sociedades que los liberales. Un conservador «típico» podría puntuar un 40 en el eje de libertad personal, pero un 70 en el eje de libertad económica. Un liberal podría invertir los papeles, puntuando sólo 40 en libertad económica pero 70 en libertad personal.
¿Y Hitler y Stalin? Sin duda obtendrían puntuaciones extremadamente bajas en ambas medidas de libertad. Se les puede situar con seguridad en el campo autoritario, con puntuaciones tan bajas como 10 en ambos casos, o incluso más bajas.
En el otro extremo del espectro —que muchos liberales y no pocos conservadores ignoran— están los libertarios. Obtienen puntuaciones altas tanto en libertad económica como en libertad personal: ¡normalmente 75 o más en cada una de ellas! Los libertarios son el polo opuesto de los autoritarios y no encajan bien ni en el campo liberal ni en el conservador. El libertarismo llevado al extremo conduce a la anarquía, es decir, a la ausencia de toda ley. Podríamos decir que los anarquistas obtendrían un 100 perfecto en ambas medidas de libertad. El autoritarismo llevado al extremo conduce a la ausencia de toda libertad, a un Estado carcelario.
Por supuesto, esto suscita la siguiente pregunta: ¿Qué lugar ocupa el socialismo en este marco?
Para responder a esa pregunta, primero hay que definir el término. Murray Rothbard lo explica en Man, Economy, and State with Power and Market:
El socialismo —o colectivismo— se produce cuando el Estado posee todos los medios de producción. Es la abolición y prohibición obligatorias de la empresa privada, y la monopolización de toda la esfera de la producción por parte del Estado. El socialismo, por lo tanto, extiende el principio del monopolio gubernamental obligatorio de unas pocas empresas aisladas a todo el sistema económico. Es la abolición violenta del mercado.
Concluye escribiendo que «los regímenes nazi y fascista eran tan socialistas como el sistema comunista que nacionaliza toda la propiedad productiva». Utilizando la definición de Rothbard, podemos ver fácilmente que el socialismo (y el comunismo) puntuarían bajo en libertad económica. Pero, ¿qué hay de la libertad personal?
Según Wisevoter los cinco «países más libres del mundo» son, por orden, Suiza, Nueva Zelanda, Dinamarca, Estonia e Irlanda. Explican que «estos países ocupan sistemáticamente los primeros puestos en cuanto a libertades personales, civiles y económicas. Tienen sistemas jurídicos bien establecidos, una sólida protección de los derechos individuales y economías fuertes orientadas al mercado». Presumiblemente, puntuarían alto tanto en libertad personal como económica.
La misma fuente enumera los cinco «países [no comunistas] menos libres» del mundo: Siria, Venezuela, Yemen, Sudán y Egipto. Explican que «estos países se enfrentan a diversos obstáculos que dificultan la realización de las libertades individuales y los derechos humanos, afectando al bienestar y las libertades de sus poblaciones.»
Por ejemplo, según Ahmed Khalifa en Mises Wire, Egipto se considera «un antiguo Estado socialista y un país donde todavía se pueden encontrar los tentáculos del marxismo, enterrados profundamente en casi todas las instituciones. . . . Una vez sembradas las semillas del socialismo, es muy difícil deshacerse de sus frutos venenosos, incluso después de muchas décadas.»
Creo que no es descabellado concluir que una nación con una puntuación baja en libertad económica tendrá como resultado una puntuación baja en libertad personal. El Índice de Libertad Humana, publicado conjuntamente por el Instituto Cato y el Instituto Fraser, muestra una fuerte correlación entre la libertad económica y la libertad personal. Los resultados del Índice muestran que «los países con economías más libres, en general, tienden también a disfrutar de mayor libertad personal». Señala que «’sistema jurídico y derechos de propiedad’ destaca como el grupo de indicadores más importante dentro del Índice de Libertad Económica».
He descubierto, para mi disgusto, que muchos americanos son, de hecho, autoritarios. Defienden de boquilla la noción de libertad, pero lo que realmente quieren es menos libertad y más gobierno. Consideran que el gobierno es la respuesta a todos los problemas de la sociedad, a pesar de que la historia ha demostrado una y otra vez que el gobierno suele ser el problema.
El libertario quiere que muchos tomen decisiones por sí mismos; el autoritario quiere que unos pocos tomen decisiones por muchos. ¿Y tu? Averigua si eres libertario visitando este sitio web y respondiendo a un breve cuestionario.