Si hay algo que exaspera a los políticos y expertos demagogos, es cerrar los agujeros fiscales y los demagogos de las subidas de impuestos podrían ver cumplido uno de sus deseos en el próximo diciembre.
Bloomberg informa que la mayoría de los consumidores en línea pagarán impuestos a las ventas de algún tipo o manera en los próximos meses.
Actualmente, los consumidores pagan impuesto sobre bienes comprados directamente de Amazon, pero pueden evitar pagar impuestos sobre bienes si los compran a través de comerciantes terceros de Amazon. Cuando empiece diciembre esto podría cambiar, ya que se espera que varios comerciantes empiecen a recaudar impuestos a cambio de una amnistía parcial por supuestos impuestos retrasados.
Incitando a la controversia, no es extraño que Donald Trump incluso haya entrado en la refriega declarando en un tuit que Amazon ha producido “gran daño a los comerciantes que pagan impuestos”.
Los que están a favor de cerrar los agujeros en el impuesto a las ventas sostienen que comerciantes como Amazon son supuestamente responsables de la erosión de la base fiscal y otros desequilibrios fiscales en los estados en que operan. Aunque bienintencionadas, las reclamaciones para cerrar los agujeros fiscales se equivocan de objetivo. Los problemas subyacentes que se olvidan en esta discusión son las costosas políticas fiscales y los pródigos programas de gasto ya presentes en muchos estados.
Algo desconocido para muchos políticos favorables a los impuestos es que los aumentos fiscales no solo dañan a las propias empresas al disminuir la producción, también dañan a los consumidores al pasar las empresas los costes a estos a través de precios más altos en bienes y servicios.
La mayoría de los estados que han clamado por el cierre de los agujeros se caracterizan por sus sistemas fiscales ya bizantinos y sus programas insostenibles de gasto. Art Laffer, famoso por su curva de Laffer, ha demostrado que aumentar impuestos no lleva necesariamente a un mayor ingreso fiscal.
Con el trabajo y el capital con mayor movilidad que nunca, aumentar los impuestos o incluso añadir más formas de impuesto pueden tener efectos contraccionistas sobre los presupuestos y economías estatales. En efecto, muchas empresas deben buscar pastos más verdes en jurisdicciones con bajos impuestos, negando así ingresos fiscales a su potencial estado de ubicación y exacerbando posiblemente los déficits presupuestarios.
Este tipo de dinámica asegura la competencia fiscal entre estados, lo que es óptimo para los contribuyentes. Los políticos a favor de los impuestos obviamente desdeñan la competencia fiscal porque crea una especie de “carrera hacia lo bajo” que incentiva a los gobiernos estatales a mantener bajos los impuestos. A su vez esto crea un clima de disciplina fiscal en el que los estados deben respetar la capacidad de los contribuyentes de cambiar su actividad económica a distritos fiscales más amigables.
En el mismo sentido, el exceso de gasto no da a los gobiernos estatales un cheque en blanco para aumentar los impuestos cuando les dé la gana. La mayoría los problemas de gasto que afrontan ciertos estados se deben al exceso de acción del gobierno en muchos sectores de la economía, como educación, sanidad y transporte. Por el contrario, estos sectores estarían mejor atendidos mediante la privatización y otras medidas de recorte de costes.
Los estados ya poseen el poder para gravar las ventas por Internet a empresas presentes realmente sus estados. Dado el lúgubre historial del actual sistema fiscal federal, una solución federal a los temas del impuesto de ventas solo complicaría las cosas.
Una manera mucho más razonable de tratar este problema es que los gobiernos estatales implanten sistemas de impuestos orientados al territorio. Como señalaba adecuadamente el economista Dan Mitchell, debería haber una relación entre impuestos y servicios públicos. Por ejemplo, una empresa con base en Virginia debería pagar impuestos en Virginia. Ese negocia use infraestructura, seguridad y otros servicios públicos proporcionados por el gobierno de Virginia, así que tiene sentido que pague un tipo impositivo razonable por los servicios públicos de los que disfruta.
En general, cerrar los agujeros fiscales para los vendedores fuera del estado en el que operan en línea dañaría a negocios, consumidores y contribuyentes por igual. Igual que el gobierno federal, los gobiernos estatales funcionarían mejor con un sistema fiscal simplificado con una base fiscal más amplia. Después de todo, el contribuyente es un cliente y tienen todo el derecho a llevarse su negocio otra parte si cree que su gobierno no le está proporcionando servicios de calidad ni políticas fiscales amistosas.