El fracaso del reciente acuerdo sobre el presupuesto de enormes gastos recientemente aprobado en generar oposición significativa del “tea party” ha llevado a algunos a escribir obituarios para este movimiento tan poderoso en su momento. Sin embargo, pocos entienden las verdaderas causas del deceso del tea party.
El movimiento al que se llama habitualmente el tea party apareció en oposición a los rescates bancarios de 2008. El tea party creció al cambiar su enfoque a una oposición a las políticas del presidente Obama, particularmente su propuesta de gasto de estímulo, su legislación de comercio de emisiones y, por supuesto, el plan de atención sanitaria al que los líderes del tea party llamaron con éxito Obamacare. En sus primeros tiempos, el tea party se oponía por igual a los grandes gastadores en ambos partidos. De hecho, fue a menudo más duro con los republicanos que con los demócratas. Los grupos del tea party incluso respaldaron a las principales opositores a los republicanos en ejercicio.
Por desgracia, el tea party fue rápidamente cooptado por el Partido Republicano. En consecuencia, aunque grupos del tea party siguieron oponiéndose a las políticas republicanas, empezaron a cambiar su oposición a todos salvo los peores políticos republicanos. Ahora que los republicanos controlan la Casa Blanca y el Congreso, los grupos del tea party han cambiado su oposición a las políticas. Esto refuerza la tendencia los republicanos a apoyar propuestas de gasto respaldadas por Donald Trump o George W. Bush contra las que habrían luchado con uñas y dientes si hubieran sido propuestas por Barack Obama o Bill Clinton.
La eficacia del tea party como fuerza del conservadurismo fiscal se vio asimismo obstaculizada por el apoyo de demasiados de sus líderes y políticos favoritos a una política exterior hiperintervencionista. El apoyo al intervencionismo exterior requiere lógicamente el apoyo a enormes presupuestos militares, lo que entra en conflicto con un compromiso con el conservadurismo fiscal.
Algunos políticos respaldados por el tea party trataron de reconciliar el apoyo al militarismo y el conservadurismo fiscal afirmando ser “pequeños halcones”. El problema con esta fórmula es que los llamados pequeños halcones aceptan la premisa neoconservadora de que el excepcionalismo estadounidense justifica la intervención militar de EEUU en todo el planeta. Esto les hace imposible oponerse a las reclamaciones de un mayor gasto militar para garantizar que Estados Unidos tenga la capacidad de ser la policía del mundo en nombre de la “democracia”.
La devoción por proteger el complejo militar industrial frente al hachazo presupuestario lleva los halcones de la defensa a acuerdos con los progresistas para aumentar el gasto tanto en guerra como en bienestar. Hemos visto esto en el reciente acuerdo presupuestario, en el que los supuestos conservadores fiscales defienden un aumento de 65.000 millones de dólares en gasto social porque era necesario para obtener el apoyo progresista a un aumento de 80.000 millones de dólares en gasto militar. No se puede ser al mismo tiempo un halcón del presupuesto y un halcón de la defensa.
Por suerte, aunque el tea party esté muerto o al menos en cuidados intensivos, un movimiento similar está vivo y creciendo. Es el movimiento de la libertad que apareció con mi campaña presidencial de 2008. Paradójicamente, uno de los primeros eventos de ese movimiento se llamó una “fiesta del té” [“tea party”].
Al contrario que el tea party, el movimiento de la libertad no se centra sólo en la política interior. Trabaja para hacer que el gobierno se retire en todas las áreas. Así, el movimiento de la libertad está tan comprometido en acabar con las guerras innecesarias e inconstitucionales y proteger las libertades civiles como en derogar el Obamacare. Los líderes y activistas del movimiento de la libertad también rechazan renunciar a sus principios en beneficio del Partido Republicano. El compromiso con la coherencia y los principios puede ser la razón por la que el movimiento de la libertad es tan atractivo para los jóvenes. Este creciente movimiento es una fuente de esperanza en que prevalecerá la causa de la libertad individual, los mercados libres del gobierno limitado.