Power & Market

El renacimiento económico de Jamaica: Andrew Holness y el camino hacia una revolución de libre mercado

Jamaica se está convirtiendo en una potencia económica emergente en América Latina y el Caribe, ampliamente considerada como un éxito del Fondo Monetario Internacional (FMI). Gracias a su compromiso con las reformas estructurales y económicas, el país ha reducido drásticamente la carga de su deuda, ha adoptado leyes favorables al mercado y ha logrado una notable estabilidad macroeconómica. En la actualidad, Jamaica cuenta con una impresionante tasa de desempleo del 3,5%, superávit presupuestario y una ratio deuda/PIB que se ha reducido a la mitad en una década.

Bajo el liderazgo del primer ministro Andrew Holness, Jamaica está preparada para el progreso futuro. Holness ha demostrado su voluntad de afrontar los retos sistémicos que obstaculizan el desarrollo nacional. Ha insistido repetidamente en la necesidad de rectificar la cultura de baja productividad de Jamaica fomentando un cambio hacia el trabajo inteligente. Su postura es compartida por líderes de los sectores público y privado, que han expresado su preocupación por la ética laboral de algunos trabajadores jamaicanos. En su intervención en la Conferencia de la Diáspora 2024, un alto funcionario público se lamentó:

En general, la ética laboral de los trabajadores jamaicanos difiere enormemente de la de otras nacionalidades, y una reciente visita a una obra de construcción demostró la disparidad. Los trabajadores asiáticos de las obras jamaicanas tienen fama de cumplir las 10 horas que firman, mientras que los jamaicanos se marchan para ir a «cocinar su hierba o fumarse un porro (ganja)».

En respuesta a estas preocupaciones, Holness ha lanzado el programa ASPIRE, un ambicioso marco diseñado para dar forma al futuro de Jamaica. ASPIRE resume su visión del éxito a largo plazo de Jamaica:

  • A: Acceso a las oportunidades económicas para todos (crecimiento integrador)
  • S: Seguridad y protección
  • P: Personas y desarrollo del capital humano
  • I: Infraestructuras de desarrollo
  • R: Reforma de la burocracia para mejorar la facilidad, rapidez y coste de los negocios
  • E: Economía diversificada y desarrollo de nuevas industrias

Además de las reformas de la productividad, Holness ha emprendido una iniciativa estratégica para cambiar la imagen de Jamaica en el mundo. Se ha contratado a una empresa internacional de relaciones públicas para cambiar la percepción de y posicionar a Jamaica como un centro de seguridad y sostenibilidad. Holness entiende que, si bien la reputación de la isla como destino de ocio es valiosa, la verdadera transformación requiere que Jamaica sea reconocida también por su innovación, ciencia y civismo.

Actualmente, Jamaica está inmersa en una reforma constitucional, una oportunidad que debe aprovecharse para cimentar la libertad económica en el núcleo de la gobernanza. Una constitución favorable al mercado garantizaría una prosperidad duradera eliminando los monopolios estatales y fomentando la participación del sector privado. Por ejemplo, la Autoridad Nacional de Gestión de Residuos Sólidos tiene derechos exclusivos de recogida y transporte de residuos marítimos —una política que ahoga el emprendimiento el en este sector. Una constitución revisada debe prohibir tales privilegios monopolísticos, fomentando un mercado abierto y competitivo.

Del mismo modo, los derechos de propiedad, —aunque nominalmente protegidos por la Constitución jamaicana, siguen siendo vulnerables a la sobrerregulación. La Autoridad Reguladora de Productos Agrícolas de Jamaica (JACRA, por sus siglas en inglés) es un ejemplo de la extralimitación del Estado al imponer tasas y restricciones excesivas a los agricultores. Como junta de comercialización de facto, la JACRA entorpece el comercio y viola el componente de libertad económica de los derechos de propiedad. La verdadera propiedad no se limita a la posesión, sino que incluye el derecho a comerciar sin trabas burocráticas. La constitución reformada debe reconocer explícitamente la libertad económica como un aspecto fundamental de los derechos de propiedad.

Otro problema crítico es la política jamaicana de adquisición obligatoria de tierras, que se ha utilizado indebidamente para confiscar propiedades privadas con fines de conservación del patrimonio. Incluso cuando los propietarios mantienen responsablemente los sitios históricos, el gobierno ha ejercido esta autoridad para hacerse con la propiedad. Estas prácticas minan la confianza de los inversores y desincentivan la conservación del patrimonio privado. Una nueva constitución debe declarar categóricamente que no se permitirá la adquisición obligatoria para preservar el patrimonio.

Además, Jamaica debe reconsiderar las leyes de posesión adversa, que permiten a los particulares reclamar la propiedad de la tierra si se deja desocupada durante un tiempo. Muchas propiedades se abandonan, no por negligencia, sino por amenazas e intimidación. La propiedad ausente no debe confundirse con el desinterés, y el marco jurídico de Jamaica debe reflejar esta realidad aboliendo la posesión adversa.

Aunque a muchos jamaicanos les preocupa la perspectiva de convertirse en una república, esa transición no conllevaría necesariamente beneficios económicos sustanciales. El ejemplo de las Islas Caimán, que siguen siendo un territorio británico de ultramar, pero prosperan económicamente, demuestra que la soberanía por sí sola no dicta la prosperidad. La libertad económica estructural, más que el cambio político simbólico, es la clave del éxito de Jamaica.

Holness ya se ha consolidado como un líder audaz que guio a Jamaica hacia la estabilidad macroeconómica. Ahora tiene la oportunidad de cimentar su legado defendiendo una constitución favorable al mercado. Al resistirse a las distracciones sentimentales y centrarse en la liberalización económica, puede marcar el comienzo de una nueva era de crecimiento y oportunidades sin precedentes para Jamaica. Ha llegado el momento de una revolución de libre mercado, y Holness es el líder adecuado para hacerla realidad.

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