La decisión del Presidente Trump a principios de este mes de asesinar al principal general militar de Irán en suelo iraquí (por la objeción del gobierno iraquí) ha dañado la relación de los Estados Unidos con su «aliado» Irak y ha puesto a la región al borde de la guerra. La respuesta mesurada de Irán, unos pocos misiles disparados sobre una base iraquí después de que se diera la advertencia previa, es la única razón por la que EEUU no se ve envuelto en otra guerra de Oriente Medio.
Trump dijo que su decisión de asesinar al general Qassim Soleimani tenía la intención de prevenir una guerra, no de empezar una guerra. Pero nadie en su sano juicio pensaría que matar al principal líder militar de otro país no dejaría a ese país molesto, por decir lo menos. Los senadores Mike Lee (R-UT) y Rand Paul (R-KY) dijeron que la sesión informativa de la Administración Trump al Congreso sobre su evidencia para respaldar las afirmaciones de que Soleimani estaba a punto de lanzar ataques contra los EEUU fue una de las peores sesiones informativas a las que habían asistido.
Después de haber afirmado inicialmente que Soleimani tenía que ser eliminado inmediatamente debido a los ataques «inminentes» que estaba lanzando contra los EEUU, los funcionarios de la Administración Trump, incluyendo el Secretario de Estado Pompeo y el Secretario de Defensa Esper, han estado ocupados en dar marcha atrás a esas afirmaciones. Esper afirmó durante el fin de semana que no había visto la información de inteligencia que sugería que se estaba preparando un ataque a las embajadas de Estados Unidos. Si el Secretario de Defensa no vio la información, entonces ¿quién la vio?
Sin duda los líderes iraquíes reconocieron este tipo de engaños: el mismo tipo de mentiras fueron usadas para empujar a los Estados Unidos a atacar su propio país en el 2003. Así que no debería haber sido una gran sorpresa que el gobierno iraquí se reuniera la semana pasada y votara a favor de que todo el personal militar extranjero abandonara el suelo iraquí.
Luego ocurrió algo curioso cuando el primer ministro iraquí intentó comunicar al gobierno estadounidense la voluntad del pueblo iraquí a través de sus funcionarios elegidos democráticamente. El jueves el primer ministro iraquí Mahdi llamó por teléfono a Pompeo para pedirle urgentemente a Washington que promulgue un «mecanismo de retirada» de las tropas estadounidenses en Iraq. Las tropas estadounidenses se encuentran en Iraq por invitación del gobierno iraquí y el gobierno iraquí acaba de votar para revocar dicha invitación.
El Departamento de Estado respondió con una declaración titulada «La continua asociación de EEUU con Irak», en la que esencialmente dijo que EEUU no acataría la petición de sus socios iraquíes porque el ejército de EEUU es una «fuerza para el bien» en el Medio Oriente y que como tal es «nuestro derecho» mantener una «postura de fuerza apropiada» en la región.
Estados Unidos invadió Irak basándose en las mentiras de la administración Bush, y un millón de iraquíes murieron como resultado. Más tarde, el presidente Obama aumentó el programa de aviones teledirigidos y también apoyó a los terroristas afiliados a Al Qaeda para derrocar al gobierno secular de Siria. Obama también atacó a Libia basándose en mentiras, dejando el país totalmente destruido. Trump está asesinando a funcionarios extranjeros y amenazando con destruir a Irán.
¿Y el Departamento de Estado llama a eso una «fuerza del bien»?
Sin embargo, Estados Unidos puede ser una verdadera fuerza para el bien. Poner fin a la ocupación militar del Medio Oriente, acabar con la ayuda militar extranjera, dejar de usar la CIA para tumbar gobiernos. Permitir que los americanos viajen y hagan negocios en cualquier país que deseen. Lidere con el ejemplo y demuestre cómo el libre mercado y la paz benefician a todos. Una «fuerza para el bien» significa no obligar a otros a someterse a su voluntad.