Reseñas de libros

La tarea que las leyes de derechos civiles debían llevar a cabo –la gestión desde arriba de diversos grupos étnicos, regionales y sociales– siempre había sido la principal tarea de los imperios. Los EEUU ahora imponen esto tanto a nivel nacional como mundial.

The Marginal Revolutionaries: How Austrian Economists Fought the War of Ideas es una historia viva de la asombrosa influencia que los intelectuales vieneses de antes de la guerra tuvieron en el mundo, y siguen teniendo en áreas mucho más allá de la economía.

No dejamos que cualquiera repare nuestras casas o realice una cirugía. Entonces, ¿por qué dejamos que todos voten y, en teoría, dejamos que cualquiera gobierne? La recomendación de Jason Brennan es la epistocracia: el gobierno de los que saben.

Nunca olvide la tregua de Navidad de la Primera Guerra Mundial, cuando las tropas se negaron a ser peones del imperio por un día bendito.

Hazlitt y todos los demás críticos de Keynes nunca llegaron a los puntos primarios con respecto a lo que estaba mal en Keynes. Un punto era teórico. El otro era práctico.

El «maoísmo digital», el colectivismo por defecto de «Internet», como sustantivo colectivo (e impersonal), es la naturaleza misma de Internet tal como existe ahora, bajo el dominio de Google y otras superpotencias antilibertad.

Las condiciones sociales, políticas y económicas de nuestro mundo de hoy le dan al tratado de Ludwig von Mises una refrescante relevancia, igualada por otras pocas obras escritas durante el siglo pasado.

El libro de Walt contiene mucho valor para aquellos que favorecen la paz y la prosperidad como metas nacionales. Es lamentable que no haya roto del todo con las suposiciones globalistas que tan bien ataca.

Después de citar la famosa frase de H.L. Mencken: «Nadie ha estado nunca en bancarrota subestimando la inteligencia del pueblo estadounidense», se pregunta Andrews, «No sé si el viejo H.L. era un corredor de apuestas, pero habría sido un gran corredor de apuestas si lo fuera».

Los intentos de imponer valores liberales en el mundo, de forzar a la gente a ser libre, están condenados al fracaso y aumentarán las posibilidades de guerra. Esto se debe en gran medida a que el nacionalismo es para la mayoría de la gente una fuerza mucho más potente que el liberalismo, ya sea clásico o moderno.