(Reimpreso a partir de The Mont Pèlerin Quarterly, vol. III, octubre de 1961, N° 3, p. 20 y ss., con autorización del profesor Haberler.)
El período entre las dos guerras, desde 1918 hasta la ocupación por parte de Hitler, fue, tanto desde el punto de vista político como desde el económico, un período triste para Austria, y sobre todo para Viena. Las calamidades se sucedían unas a otras: derrumbe del marco tradicional de la nueva Austria —de la antigua monarquía austrohúngara—, agotamiento y destrucción producidos por la guerra, inflación elevada, breves periodos de resurgimiento seguidos por otros de depresión, guerra civil en dos frentes; más tarde, la oscura noche de la dominación nazi y nuevamente guerra, destrucción y ocupación.
No obstante, hasta el advenimiento del nazismo a mediados de la década de los treinta la vida intelectual, sobre todo en el ámbito de las ciencias, era excitante en Viena. Había varios centros científicos de fama internacional, entre los cuales existían numerosas conexiones. Las escuelas más renombradas eran la de psicoanálisis; la de teoría pura del derecho, fundada por Hans Kelsen y sus discípulos; la escuela de positivismo lógico, centrada en torno de Moritz Schlick y Rudolf Carnap; y por último, pero no lo menos importante, un grupo de economistas, sociólogos y filósofos tenía como centro el famoso «Privatseminar» del profesor Ludwig von Mises, quien celebra su 80° cumpleaños pleno de juventud y frescura de cuerpo y espíritu, como su amigo y colega de los tiempos en que ambos asistían a la Universidad y más tarde al Instituto Universitario de Ginebra, Hans Kelsen. La mayoría de quienes integraron originalmente esos grupos abandonaron Viena antes de 1933, y muchos de ellos y de sus discípulos trabajan activamente en universidades y centros de investigación en todo el mundo.
Muchos miembros de la Mont Pélerin Society participaron regularmente del seminario, en especial Hayek, Machlup, el extinto Alfred Schütz y, en los comienzos, John V. Van Sickle. Los eruditos visitantes consideraban como un gran honor ser invitados al seminario; entre ellos se cuentan Howard S. Ellis (Universidad de California), Ragnar Nurkse (ex profesor de economía en la Universidad de Columbia, en New York), muerto prematuramente hace tres años, Karl Bode (antes miembro de la Universidad de Stanford y ahora de la de Washington), Alfred Stonier (ahora en el University College de Londres) y muchos otros. Estaban allí Oskar Morgenstern (actualmente en la Universidad de Princeton), el extinto Karl Schlesinger y Richard Strigl, dos de los más brillantes economistas de su época, y sobre todo el autor de las canciones que se reproducen más adelante, el inolvidable Felix Kaufmann, filósofo de las ciencias sociales en el más amplio sentido de la palabra, incluyendo en ellas el derecho y la economía (escribió también un libro muy controvertido acerca de los fundamentos lógicos de la matemática), quien en 1938, después de su emigración, se incorporó a la Facultad de la Nueva Escuela de Ciencias Sociales, en New York, donde enseñó con gran éxito hasta su prematura muerte ocurrida hace doce años.
Otros miembros importantes fueron la profesora Martha St. Brown (Colegio Superior de Brooklin, New York), el profesor Walter Froehlich (Universidad Marquette, Milwau-kee, Wisconsin), la doctora Helene Lieser (quien fue durante muchos años secretaria de la Asociación Económica Internacional, en París), la doctora Ilse Mintz (Universidad de Columbia y Departamento Nacional de Investigaciones Económicas, New York), el doctor Eric Schiff (Washington) y el doctor Emanuel Winternitz (Conservador de la Colección de Instrumentos Musicales del Museo Metropolitano de Arte de New York).
El seminario se reunía todos los viernes a las 19 h en la oficina de Mises en la Cámara de Comercio. Mises ocupaba su escritorio y los demás lo rodeaban. La reunión solía comenzar con una presentación del propio Mises, o de otro miembro del grupo, acerca de algún problema de teoría económica, metodología de las ciencias sociales o política económica. Uno de los temas favoritos era la sociología, especialmente la «Verstehende Soziologie» de Max Weber y los problemas relacionados con ella. La discusión, siempre animada, se prolongaba hasta las 22 h, y después el grupo iba a cenar a un restaurante italiano de las cercanías, el «Ancora verde» —«Der grüne Anker», como la llamaba Kaufmann en su canción—. Allí continuaba la discusión acerca de pormenores teóricos y más tarde adquiría un tono más sutil. A eso de las 23:30 h aquellos miembros del grupo que todavía no estaban exhaustos iban al Café Kunstler, situado enfrente de la Universidad, lugar de reunión favorito de los economistas en la Viena de aquella época. Mises siempre se encontraba entre los bravos que iban al Café Kunstler y era el último en retirarse, nunca antes de la una de la madrugada.
A la mañana siguiente, fresco como una flor, llegaba a su oficina a las 9 h. A los ochenta años todavía conserva su costumbre de trabajar hasta tarde y levantarse temprano.
En 1935 aceptó un ofrecimiento de W. E. Rappard para integrarse al Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales en Ginebra y enseñó allí hasta 1940, cuando emigró a los Estados Unidos. Antes que él se habían ido algunos de sus discípulos (Hayek se había dirigido a Londres y quien esto escribe a Ginebra). Los que se quedaron en Viena hasta que en 1938 se abatieron las sombras sobre ella se sentían tristes y olvidados. La canción de Kaufmann expresa vívidamente estos sentimientos.
El alejamiento de Mises y la desaparición de las demás escuelas dejaron un gran vacío en la vida intelectual de Viena, que no volvió a llenarse jamás, ni siquiera después del espectacular resurgimiento económico y político de Austria después de la segunda guerra mundial.