¿Qué tiene el sistema escolar actual que tantos encuentran insatisfactorio? ¿Por qué generaciones de reformadores no han logrado mejorar el sistema educativo y, de hecho, lo han llevado a degenerar cada vez más en un nivel cada vez más bajo de mediocridad?

En esta monografía radical y académica, agotada durante dos décadas y restaurada según el original del autor, Murray N. Rothbard identifica la característica crucial de nuestro sistema educativo que lo condena al fracaso: en todos los niveles, desde la financiación hasta la asistencia, el sistema se basa en la compulsión en lugar del consentimiento voluntario.

A esto le siguen ciertas consecuencias. El currículo está politizado para reflejar las prioridades ideológicas del régimen en el poder. Los estándares son continuamente reducidos para acomodar el mínimo común denominador. A los niños más brillantes no se les permite alcanzar su potencial, se descuidan las necesidades especiales de los niños individuales y los estudiantes de nivel medio se convierten en poco más que engranajes de una máquina. Los propios maestros están paralizados por un aparato político que vigila cada uno de sus movimientos.

Rothbard explora la historia de la educación obligatoria para demostrar que nada de esto es un accidente. Desde hace mucho tiempo, el Estado utiliza la escolaridad obligatoria —apoyada por la ideología igualitaria— como medio de control ciudadano. Por el contrario, un sistema de escuelas basado en el mercado se ajustaría a una ética puramente voluntaria, financiada con fondos privados y administrada en su totalidad por la empresa privada.

Una característica interesante de este libro es su promoción de la educación individual o en el hogar, mucho antes de la popularidad actual de la práctica.

Como Kevin Ryan, de la Universidad de Boston, señala en la introducción, si la reforma educativa ha de traer consigo un cambio fundamental, tendrá que comenzar con un replanteamiento completo de la educación pública que Rothbard ofrece aquí.