La semana pasada, James Grant, amigo del Instituto Mises y prolífico comentarista financiero e historiador, escribía la historia de portada de Time, detallando el estado fiscal de Estados Unidos. Como Grant era la opción de Ron Paul para la presidencia de la Fed, no debería sorprender que el artículo se parezca a un meme de Doom Paul en forma de ensayo:
Debemos más de lo que podemos devolver fácilmente. Gastamos demasiado y tomamos prestado demasiado. Pero aún, prometemos demasiado. Conjuramos billetes de dólar por billones, sacándolos de la nada. No insistiré en esto no puede continuar, porque lo ha hecho. Solo digo que terminará acabando.
Por desgracia para todos, James Grant tiene razón. El gobierno de EEUU se ha hecho demasiado grande, gasta demasiado y tiene una economía que se apoya en buena medida en una política monetaria crecientemente absurda. Aunque los hechos básicos son evidentes para la mayoría de los que siguen las noticias, la respuesta de la izquierda nos recuerda a su guerra interminable con la realidad.
Aunque es difícil para alguien tuitear una verdadera crítica de un artículo con el que se está en desacuerdo, el post de blog resultante de Jordan Weissmann indica que no leyó el artículo de Grant antes de atacarlo.
Por ejemplo, Weissmann escribe que:
En general, no importa cuánto dinero deba un país si puede atender fácilmente sus pagos de intereses. Mientras sea así, los inversores en bonos normalmente están encantados de continuar prestado dinero y todo va como la seda. Es la misma forma en que tú o yo podemos soportar una hipoteca o un cargo en una tarjeta de crédito sin generar una catástrofe financiera personal y sin asustar a nuestro banco. (…) Actualmente los intereses sobre la deuda solo se llevan aproximadamente un 6% del presupuesto federal. Como porcentaje del PIB, es más bajo que nunca desde la década de 1970. En el futuro, solo tenemos que pagar la deuda suficiente para asegurarnos de que nuestros pagos de intereses sigan siendo sostenibles, como pasa hoy. Nunca tendremos que eliminar toda la deuda.
Por supuesto, Grant se ocupa de este mismo punto en el artículo:
La deuda en sí no es buena ni mala, aunque menos sea normalmente mejor que más. Cómo se valora y cómo se usa son las formas de graduar las escalas. Si un pastel de chocolate costara un penique la ración, los mejores de entre nosotros se verían tentados de romper nuestras dietas. Bueno, la deuda pública tiene un precio menor del 2% y Washington saltó del carro hace años.
La deuda pública vencerá algún día. (…) A corto plazo, sin duda se refinanciará, pero ¿a qué tipo de interés? Al 4,8%, la tasa que prevalecía tan recientemente como 2007, el gobierno pagaría más en gastos por intereses (654 mil millones de dólares) que en defensa nacional. A un tipo mixto del 6,7%, la media prevaleciente en la década de 1990, la factura neta de intereses federales llegaría a los 913 mil millones de dólares, lo que equivale a casi los desembolsos previstos en Seguridad Social de este año.
Así que sí, Weissmann tiene razón en que al actual tipo de interés en mínimos históricos, Estados Unidos tiene pocos problemas para devolver el dinero que debe, pero no ha habido ningún intento serio por parte de nadie en el gobierno de hacer los dolorosos recortes necesarios para empezar a hacer mella en las obligaciones deudoras subyacentes y ninguna razón para creer que los tipos de interés actuales vayan a durar eternamente.
De hecho, como señalaba recientemente Ryan McMaken, los gobiernos extranjeros ya están reconsiderando su tenencia de valores de EEUU. Y esto fue antes de la amenazas realizadas este fin de semana por Arabia Saudita de deshacerse de la deuda de EEUU si el Congreso continúa con una propuesta de ley que potencialmente podría posibilitar que su gobierno sea responsable ante los tribunales de EEUU por el 11-S. Aunque sea probable que la Reserva Federal, como mayor tenedor de deuda de EEUU, trate de absorberla, esto perjudicaría las garantías de la Fed y sus defensores de que no está “monetizando la deuda”, perjudicando aún más la confianza en el dólar y posiblemente haciendo que los tipos de interés aumenten aún más.
O, por decirlo de una forma que Matt O’Brien pueda entender:
La idea de que el gobierno de EEUU no tiene un problema de deuda ahora mismo es muy perniciosamente estúpida. No tengo palabras.
Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe.