La revolución tecnológica —encabezada por los avances en robótica e inteligencia artificial generativa (IA)— está a punto de reconfigurar sectores, redefinir roles laborales y desafiar a los mercados de trabajo tradicionales. Aunque el potencial disruptivo de estas innovaciones suscita preocupación por el desplazamiento generalizado de puestos de trabajo, los datos sugieren una realidad más matizada: estas tecnologías pueden complementar la mano de obra humana, crear nuevas oportunidades de empleo y mejorar la productividad. A partir de los resultados de investigaciones recientes, este artículo explora el impacto polifacético de la robótica y la IA generativa en el mercado laboral, haciendo hincapié en sus beneficios.
La llegada de la robótica y la inteligencia artificial ha alimentado el temor a despidos masivos. Al fin y al cabo, la automatización destaca en tareas que antes realizaban los humanos —desde procesos de fabricación repetitivos hasta análisis avanzados de datos. Sin embargo, la investigación contemporánea cuestiona la visión determinista de que la tecnología destruye empleos en masa. Por ejemplo, en el estudio «Do Robots Really Destroy Jobs? Evidence from Europe» ¿(Los robots realmente destruyen empleos? Evidencia de Europa) de David Klenert y sus colegas (2023), los autores ofrecen un análisis exhaustivo de la interacción entre automatización y empleo en todas las economías europeas. Sus conclusiones revelan que las industrias con altos índices de adopción de robots tienen mejores cifras de empleo y los robots tampoco reducen la proporción de empleados poco cualificados. Además, el estudio destaca que el despliegue de robots industriales se correlaciona con aumentos de productividad que, a su vez, estimulan el crecimiento económico y la creación de nuevas industrias. Estas industrias generan funciones que a menudo compensan las pérdidas causadas por la automatización.
Del mismo modo, la investigación «Robots, Tools, and Jobs: Evidence from the Brazilian Labour Market» (Robots, herramientas y empleos: evidencia del mercado laboral brasileño) de los economistas Gustavo De Souza y Haishi Li, demuestra la relación dinámica entre robótica y empleo. Aunque los investigadores observaron que la adopción de robots redujo el empleo de trabajadores poco cualificados, también señalaron que los puestos de trabajo producidos por herramientas más baratas compensan las pérdidas de empleo. Su análisis muestra que la automatización inició una reducción del coste de las herramientas complementarias de la mano de obra, con un aumento del 1 por ciento en las importaciones de herramientas que impulsó el empleo de los trabajadores poco cualificados en un 0,26 por ciento y aumentó sus salarios en un 0,06 por ciento, sin ningún impacto en los trabajadores de élite. Esto pone de relieve cómo la adopción tecnológica puede tener un impacto directo y positivo en los trabajadores poco cualificados al crear oportunidades y mejorar los salarios.
Además, la robótica y la IA generativa no son únicamente sustitutivos, sino herramientas que aumentan las capacidades humanas. Esta perspectiva es especialmente evidente en la atención sanitaria, donde la integración tecnológica tiene un potencial transformador. En «Robots and Labor in Nursing Homes» (Robots y trabajo en residencias de ancianos), de Yong Suk Lee, Toshiaki Lizuka y Karen Eggleston, los autores investigan cómo los robots están revolucionando el cuidado de los ancianos. Los robots diseñados para la asistencia física —como levantar pacientes o entregar suministros— reducen la carga física del personal. Esto permite a los cuidadores centrarse en tareas de mayor valor, como el apoyo emocional y la atención médica, mejorando así la calidad de la atención a los clientes.
El estudio también subraya que los robots en entornos sanitarios alivian la escasez de mano de obra, especialmente en regiones con poblaciones envejecidas. En lugar de sustituir a enfermeras o cuidadores, los robots complementan su trabajo, lo que permite a las instituciones funcionar de forma más eficiente y a los empleados desempeñar funciones significativas y menos agotadoras. Esta integración subraya cómo la automatización puede coexistir con la mano de obra humana para afrontar retos sociales críticos.
La IA generativa —sistemas capaces de producir contenidos como texto, imágenes y código— representa otra frontera del progreso tecnológico. La investigación de Erik Brynjolfsson y sus colegas en «Generative AI at Work» ilustra cómo estos sistemas mejoran la productividad en diversos sectores. Las herramientas de IA generativa, como ChatGPT o DALL-E, agilizan las tareas de creación de contenidos, interacción con el cliente y análisis de datos. Al automatizar los aspectos repetitivos o mundanos del trabajo creativo, estas herramientas permiten a los profesionales centrarse en actividades de gran valor.
La IA generativa aumenta la productividad en un 14% de media, con ganancias considerables para los empleados poco cualificados, cuya productividad mejora en un 34%. Por ejemplo, en marketing y publicidad, la IA generativa ayuda a crear borradores de campañas, analizar datos de consumidores y personalizar contenidos a escala. Del mismo modo, en el desarrollo de software, los generadores de código basados en IA aceleran el proceso de programación, permitiendo a los desarrolladores dar prioridad a la resolución de problemas complejos. Estas eficiencias no sólo aumentan la producción, sino que también liberan a los trabajadores humanos para que se dediquen a tareas innovadoras y estratégicas.
La investigación de Brynjolfsson subraya además el potencial democratizador de la IA generativa. Al reducir las barreras de acceso a las tareas que requieren conocimientos especializados o creatividad, la IA permite a particulares y pequeñas empresas competir en ámbitos tradicionalmente dominados por grandes empresas. Esta democratización fomenta la inclusión económica y estimula la actividad empresarial.
A pesar de sus beneficios, la adopción de la robótica y la IA suscita preocupación por el agravamiento de la desigualdad salarial. El informe «Artificial Intelligence and Wage Inequality» (Inteligencia artificial y desigualdad salarial) publicado por la OCDE examina esta cuestión en detalle. En el estudio, los autores razonan que, aunque la automatización impulsada por la IA tiene el potencial de ampliar las disparidades de ingresos al desplazar a los trabajadores con salarios más bajos, las políticas específicas y las iniciativas de mejora de las cualificaciones pueden mitigar estos efectos. Sin embargo, tras poner a prueba la hipótesis, los autores descubrieron que la exposición a la IA no aumenta la desigualdad salarial dentro de las ocupaciones. En cambio, la adopción de la IA hizo que los trabajadores fueran más productivos, lo que redujo las diferencias salariales al mejorar la producción en todos los niveles de cualificación. Estos resultados ponen de relieve el papel de la tecnología en la promoción de la eficiencia sin favorecer desproporcionadamente a grupos específicos de trabajadores.
Uno de los aspectos más optimistas de la robótica y la IA reside en su potencial para generar industrias y categorías laborales completamente nuevas. Como se ha visto en los contextos europeo y brasileño, la adopción tecnológica impulsa la demanda de puestos en fabricación, mantenimiento y programación de robots. Además, la integración de la IA generativa estimula el crecimiento en campos como la ética de la IA, la privacidad de los datos y la auditoría de algoritmos.
Estas nuevas tecnologías también fomentan la innovación interdisciplinar. Por ejemplo, los avances en robótica impulsada por IA han catalizado desarrollos en campos como la biotecnología, las energías renovables y la exploración espacial. Estos sectores no sólo requieren conocimientos técnicos, sino que también recurren a las competencias de las ciencias sociales, el diseño y las humanidades, creando diversas oportunidades de empleo.
La revolución de la robótica y la IA generativa presenta tanto riesgos como oportunidades. Aunque estas tecnologías pueden perturbar los mercados de trabajo tradicionales, su potencial para mejorar la productividad, crear nuevas funciones y responder a las necesidades de la sociedad es inmenso. Como demuestran las investigaciones realizadas en Europa, Brasil y otros países, el impacto neto de la automatización depende de cómo se adapten las sociedades. Dando prioridad a la educación, fomentando la innovación y garantizando un acceso fácil, podemos aprovechar el poder transformador de la robótica y la IA para construir un futuro más productivo y próspero.