Es común ver artículos en los medios conservadores afirmando que el presidente Obama está realizando «recortes históricos en defensa». Hay afirmaciones de que desde hace décadas el ejército no ha soportado tal recorte presupuestario. «Romney estalla contra Obama por los recortes militares», muestra un titular.
Un examen más cuidadoso de estas afirmaciones muestra que los autores se cuidan de no mencionar nunca las cantidades de dólares en contexto o ningún contexto histórico con sentido más allá de comparaciones de años recientes.
La mayoría de estas historias cuidan de mencionar solo el gasto militar en ciertos proyectos y nunca el gasto militar en su conjunto. Miran número de tropas y otras mediciones que no reflejan el gasto militar total.
Y no es sorprendente que el gasto militar total no se mencione nunca. Porque, si se hiciera, se descubriría rápidamente que el gasto militar está en realidad cerca de sus máximos históricos y por encima de los niveles de gasto que se produjeron bajo Ronald Reagan en el preámbulo de su propia guerra fría.
Así que si les preocupa el gasto militar, pueden estar tranquilos. Tampoco hay ninguna causa de alarma ante el más reciente acuerdo presupuestario aprobado por los líderes republicanos y Obama. No habrá sino aumentos presupuestarios en los dos próximos años.
El plan aumentará los topes del gasto correspondiente aprobados por el Congreso cada año en 50.000 millones de dólares en 2016 y 30.000 millones en 2017. Divididos por igual en defensa y programas internos. Otros aproximadamente 16.000 millones llegarían cada año en forma de gasto militar inflado, dividido por igual entre los departamentos de Estado y Defensa.
Así que no solo habrá más gasto básico en defensa, sino que lo que está actualmente en el acuerdo también puede anularse a favor de aún más gasto en defensa en caso de nuevas guerras.
Incluso si hubiera «recortes» sobre la mesa, es improbable que el gasto militar se rebajara a los niveles de la Guerra Fría, ya no digamos a los de la Guerra del Vietnam. He aquí el gasto militar (excluyendo gasto en veteranos, programas diplomáticos y seguridad nacional) en dólares constantes de 2009:
Fuente: Oficina de Gestión y Presupuesto, Tabla 8.2
Las estimaciones actuales del gasto de 2015 suman un total de 578.000 millones de dólares, igual que el total de 2014. Aunque es verdad que esto pone el gasto por debajo del récord psot-1945 de 686.000 millones que se produjo en 2010 y 2011, el gasto actual en defensa sigue un 41% por encima de los niveles de 2001 (es decir, anteriores al 11-S). El total sigue estando un 7% por encima del máximo de la Guerra Fría de 538.000 millones alcanzado en 1989.
Pero este gráfico solo nos cuenta una parte de la historia. Como expliqué aquí en respuesta a las estimaciones del año pasado, el análisis del gasto de defensa debe incluir las prestaciones a veteranos, que son cruciales para conseguir los objetivos de reclutamiento en el ejército y son parte integral de los costes de personas activo. Así, el gasto en veteranos es solo gasto diferido de operaciones militares previas. En modo alguno tiene sentido separarlo del gasto de defensa.
Además, desde 2002, el gobierno federal ha desplegado varios programas bajo «seguridad nacional» que son gastos de defensa, pero no parte del Departamento de Defensa. Si incluimos estas otras formas de gasto de defensa, descubrimos que el gasto de defensa ha aumentado aún más de lo que pensamos inicialmente:
Fuente: Oficina de Gestión y Presupuesto, Tabla 4.1
En ambos gráficos, he excluido el gasto en «asuntos exteriores», cómo dólares gastados en ayuda exterior y embajadas. Así que estoy rebajando aquí el gasto total.
En el segundo gráfico, vemos que el gasto total de defensa se estima que será de 711.000 millones, comparados con los 721.000 millones de 2014. Es una rebaja anual del 1,2%. Pero el gasto total sigue un 68% por encima de los niveles de 2001 y un 22% por encima del máximo de los años de la Guerra Fría en 1986.
A pesar de esto, los expertos conservadores y Republicanos han intentado retratar al presidente Obama como una especia de pacifista. Esto nunca ha sido verdad y se refleja en las iniciativas de gasto público que ha aprobado.
Por ejemplo, durante los ocho años de la presidencia de George W. Bush (de 2001 a 2008), el gobierno federal gastó 4,7 billones de dólares en defensa. Durante los siete años de Obama, de 2009 a 2015. El gobierno federal gastó 5,3 billones. A Obama todavía le queda un año (El gobierno federal de Ronald Reagan gastó 3,7 billones de dólares en defensa de 1981 a 1988).
A pesar de todo esto, los defensores de más gasto público nos están diciendo que el ejército está desapareciendo justamente cuando el mundo se hace más peligroso que nunca. Se supone que tenemos que creer, por ejemplo, que las cosas son más peligrosas ahora de lo que eran, por ejemplo, el 1949, cuando la Unión Soviética consiguió su propia bomba atómica y empezó a crear un arsenal nuclear. En ese momento, el gasto militar de EEUU estaba por debajo de los 60.000 millones de dólares (en dólares de 1982) aproximadamente un cuarto del tamaño del gasto bajo Reagan.
¿Qué haría Eisenhower?
A pesar de las afirmaciones de que EEUU está actualmente realizando «recortes» históricos, las diminutas reducciones militares tienen mucho que recorrer para igualar las reducciones militares implantadas por Dwight Eisenhower durante su administración.
Como ha señalado David Stockman, Eisenhower, tal vez debido a su estatus como figura militar reverenciada, fue capaz de conseguir grandes recortes en el gasto militar:
Eisenhower … no dudaba en empuñar el cuchillo presupuestario. Cuando lo hacía, el filo caía directamente sobre el Pentágono…
Con la bendición de Eisenhower, la propuesta de presupuesto heredada de Truman fue recortada en casi un 30%, con más recortes como objetivo para años futuros… Aunque el gasto de defensa nunca disminuyó totalmente hasta el objetivo de Ike, la pérdida de potencia del presupuesto bélico de Truman fue veloz y drástica. Medido en poder adquisitivo en dólares constantes de 2005, el presupuesto de defensa se redujo de un máximo de 515.000 millones en el año fiscal de 1953 a 370.000 millones en el año fiscal de 1956. Permaneció a ese nivel hasta el final del segundo mandato de Eisenhower.
Robert Higgs, en su análisis del gasto de defensa, ha usado cálculos distintos, pero también aquí vemos una disminución del 23% de 1953 a 1956:
Fuente: “US Military Spending in the Cold War Era” de Robert Higgs
Por cierto, en 1953, justo antes de que Eisenhower empezara a intensificar los recortes militares, la Unión Soviética probó en público su primera bomba de hidrógeno, un dispositivo de 400 kilotones.
Stockman continúa:
Aunque los Demócratas acusaban a Eisenhower y Humphrey de estar «permitiendo que sus opiniones fiscales neandertales pusieran en peligro la seguridad nacional», la historia real demuestra que la drástica rebaja de la administración al gasto del Pentágono no se basaba simplemente en mezquindad. Por el contrario, derivaba de una racionalización razonable de la estrategia nacional de seguridad de la nación llamada la «Nueva Mirada».
La nueva doctrina política de la administración Eisenhower reclamaba una fuerte reducción de las fuerzas terrestres y navales. Al movimiento se le unía una confianza mucho mayor en la disuasión nuclear de la flota de bombarderos de la fuerza aérea y el rápido desarrollo de misiles balísticos intercontinentales.
En otras palabras, recortando el ejército permanente, Eisenhower abandonaba la capacidad de invadir y ocupar otros países a favor de un ejército menos caro, basado mucho más en la disuasión nuclear.
Ni siquiera Eisenhower fue inmune a las acusaciones de ser un simpatizante comunista. Pero podemos estar seguros de que, independientemente de quién sea el presidente, el gasto militar volverá a aumentar la próxima vez que un presidente se movilice para una nueva guerra, ya sea en Ucrania, Siria o al algún otro lugar exótico donde se nos asegurará que los intereses absolutamente vitales de EEUU están en grave peligro.