Sean cuales sean nuestros defectos, nunca puede decirse que los necesitan leer más. Nunca he conocido un grupo de personas que consuma dosis tan grandes de literatura densa y terriblemente aburrida que la comunidad de la libertad. Sin embargo, a veces tengo la impresión de que nuestras excursiones literarias raramente se alejan de nuestra propia literatura. Por supuesto, es comprensible. Con intelectuales incansables como Murray Rothbard en las filas de los escritores de la libertad, nuestra lista de lecturas no se acaba nunca.
Pero incluso para el lector que nunca gusta de alejarse de la lista de libros de la libertad, tengo tres lecturas sugeridas de escritores no libertarios que merecen el tiempo de todo amante autodidacta de la libertad. He elegido estos libros porque, más que casi cualquier obra libertaria, han moldeado mis opiniones en dirección libertaria y ayudado a respaldar mis argumentos a favor de un gobierno más pequeño y continúan ilustrando una variedad de otras lecturas que consumo continuamente. Sospecho que muchos tendréis la misma experiencia.
Probablemente este sea el más libertario de los libros no libertarios de mi lista y sé que muchos libertarios ya han leído este libro, pero me resisto a omitirlo. He leído docenas de libros sobre la guerra contra las drogas y Tras el grito es con mucho el mejor.
Por muy radicales que fueran mis opiniones sobre la Guerra contra las Drogas antes de leer este libro, las hizo cambiar en una dirección todavía más libertaria. “Las drogas deberían ser legales y el gobierno no tiene derecho a decir a la gente qué poner en sus cuerpos”. Esta era (y todavía es) mi sencilla ética sobre el asunto. Para quienes aceptan el principio de no agresión o cualquier visión filosófica similar, hay poca necesidad de continuar con la explicación.
Pero, como sabemos la mayoría, esta lógica no basta para hacer un alegato contra la guerra de las drogas para la persona normal. ¿Cómo asumimos entonces el desalentador tema de la guerra contra las drogas y explicamos a otros cómo esta facilita la destrucción desde todos los ángulos imaginables?
Johann Hari encontraba la fórmula mágica. Trata prácticamente todos los elementos de la guerra contra las drogas a través de una narración fascinante. En su libro ofrece una breve historia de la guerra contra las drogas. Cuentas las historias de varios ejemplos ilustrativos de personajes de la guerra contra las drogas, desde traficantes hasta policías a las trágicas víctimas “colaterales”. Relata anécdotas inspiradoras de redes de servicios comunitarios de adictos a las drogas (ver VANDU). Acaba el libro con casos de estudio de legalización en Suiza, Portugal, Holanda y el a menudo olvidado Uruguay y explica en términos comprensibles la “ley de hierro de la prohibición”, observada por primera vez por el economista austriaco Mark Thornton en la década de 1980.
La parte más convincente del libro (y la razón principal por la que está en esta lista) son los últimos capítulos en los que Hari desmantela brillantemente las mentiras cultivadas acerca de la adicción remitiéndose a dos doctores de Vancouver, Gabor Maté y Bruce Alexander, que han sido pioneros en nuevas teorías de la adicción a partir de su trabajo con adictos y sus experimentos científicos metódicos (siendo el más conocido el experimento del parque de ratas de Alexander). Una vez se aceptan estas nuevas visiones sobre la adicción (y, después de que Johann Hari haga su alegato, se aceptarán inevitablemente), quedará claro para todos menos los perritos falderos más fieles del gobierno que la Guerra contra las Drogas no solo es el tratamiento erróneo para la epidemia de las drogas, sino que sirve como la mayor fuerza detrás del desconcertante aumento en las tragedias relacionadas con las drogas y los libertarios encontrarán múltiple nueva munición para defender la legalización de las drogas.
Leí On Killing cuando empezaba a considerar la idea del no-intervencionismo como un joven republicano con inclinaciones libertarias. Este libro selló mi destino como libertario contra la guerra sin remordimientos, aunque estoy bastante seguro de que este no era el objetivo del teniente coronel del ejército, Dave Grossman (no confundir con el pacifista David Grossman) cuando lo escribió.
El coronel Grossman, que enseñaba psicología en West Point, escribía este libro como un análisis de la psicología de matar, a la que llama “killología”. Para deleite de los contrarios a la agresión, abre el libro con capítulos que demuestran que la psique humana no alterada no hace naturalmente reacios a matar. Lo hace analizando las tasas de disparos deliberadamente mal dirigidos durante diversas guerras y la respuesta conductual de soldados que matan a diversas distancias, desde el alcance del cuchillo al del drone.
Grossman cuenta que los seres humanos, incluso después de haber sido formados para la guerra, a menudo no están dispuestos a matar a sus oponentes enemigos y a menudo disparan intencionadamente sobre las cabezas de sus enemigos. Esto frustraba al ejército de EEUU, así que adaptaron estrategias en los campos militares de entrenamiento para superar la naturaleza humana a través de lo que solo puede describirse como lavado de cerebro. Su capítulo detallando los métodos de formación de los reclutas de Vietnam (que estadísticamente tenían tasas increíblemente bajas de disparos mal dirigidos) estuvo entre las lecturas más clarificadoras de mi vida. El gobierno de EEUU en la práctica aprendió como recablear la condición humana natural para producir en masa de manera confiable soldados dispuestos, no solo a servir, sino a matar por el país.
También se ocupa de la psicología detrás de algunos de los comportamientos más aborrecibles en tiempo de guerra que hayan aparecido en cualquier bando de cualquier guerra a lo largo de una historia documentada, como las violaciones en masa, la tortura y la matanza por deporte de soldados y civiles enemigos. No es siempre una lectura fácil, es verdad, pero estos capítulos han conversado con muchos otros libros que he leído lo largo de los años, por lo que merece la pena la incomodidad. Unid On Killing a libros como The Rape of Nanking o Dispara a todo lo que se mueva (o cualquier otro libro sobre atrocidades o genocidios en tiempo de guerra) y descubriréis que llegáis a una comprensión más profunda de todas estas historias. Los libertarios que hayan leído el monumentalmente importante Rise of the Warrior Cop sin duda entenderán mejor la mentalidad policial detallada por Radley Balko si han leído también On Killing.
Este libro está en mi lista por razones muy distintas de los dos anteriores. Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie, es un clásico que merece el tiempo de todos por diversas razones. Sencillamente no hay ningún libro que te enseñe mejor cómo interactuar positivamente con otra gente. Su objetivo es ayudar a hacer que otras personas estén de acuerdo contigo y, por esta razón, es una lectura obvia para proselitistas libertarios.
Me preocupa a menudo que como libertarios tengamos problemas en publicitarnos. Tenemos la ventaja de estar en el lado correcto de la historia, la economía y la moralidad, pero veo muchos argumentos (y a menudo yo mismo soy culpable de esto) que se convierten en interacciones hostiles que sirven para poco más que para poner a posibles convertidos a la defensiva y cerrar sus mentes a las que deberían ser ideas muy amigables (¿qué es más agradable que la libertad?). Pero solo porque tengamos razón acerca de nuestras ideas políticas no significa que tengamos inmediatamente la estrategia correcta para venderlas.
El libro de Carnegie ha soportado la prueba del tiempo para líderes empresariales, vendedores y generalmente cualquiera que pueda beneficiarse de la diplomacia social y creo que las lecciones que se encuentran en sus páginas pueden servir igual de bien a los libertarios. Por ejemplo, la Parte cuatro, tiene el subtítulo “Cómo cambiar a la gente sin ofender o generar resentimiento” y contiene capítulos increíblemente aplicables como “Cómo criticar y que no te odien”. ¿Qué libertario no se ha ganado resentimiento por plantear una crítica muy válida de la posición socioeconómica de alguien sobre un tema a u otro?
Para quienes disfrutamos realmente al discutir con nuestros amigos (y extraños) sobre los temas de la libertad, Carnegie ofrece lecciones sobre “Cómo interesar a la gente” (Parte dos, Capítulo 5) y cómo hacer que la gente esté de acuerdo contigo (Parte tres, Capítulo 5: “El secreto de Sócrates”), entre muchas otras lecciones valiosas para interacciones con éxito.
Cómo ganar amigos e influir sobre las personas también contiene anécdotas ilustrativas que harán palpitar el corazón capitalista de cualquier libertario. Entre mis favoritas está la divertida e inspiradora historia de cómo Charles Schwab (el pupilo de Andrew Carnegie) convirtió la acería con peor rendimiento de Carnegie Steel en la más productiva con un simple truco motivacional. Muchas de esas lecciones solo tendrán valor fuera de la apologética libertaria, pero son historias deliciosas y educativas por sí mismas.
El capitalista que hay en nuestro interior sin duda apreciará la gran obra de Dale Carnegie para su aplicación en los negocios y solo eso es razón bastante para leerla. Pero para el activista libertario que sueña con el día en que nuestras filas estén llenas de nuevos seguidores, las lecciones en este libro indudablemente ayudarán a ver cómo se logra ese objetivo y es un buen momento para que empecemos a aprovecharlas.