Para trazar la base epistemológica de la praxeología, es necesario comprender que Ludwig von Mises, «toma de Kant sus distinciones conceptuales y terminológicas centrales, así como algunas ideas kantianas fundamentales sobre la naturaleza del conocimiento humano» (Hoppe, Economic Science and the Austrian Method (2007), pág. 17). Por lo tanto, es obligatorio revisar los postulados kantianos.
Según Kant, aunque la experiencia induce al pensamiento y, como tal, se sitúa antes de todo conocimiento en el tiempo, esto no significa que todo conocimiento provenga de la experiencia. Esto se debe a que la verdad del conocimiento (la existencia de la experiencia) no está determinada por la experiencia. Por consiguiente, el conocimiento que depende de la experiencia es diferente del que no lo es. El primero se llama conocimiento a posteriori, el segundo conocimiento a priori.1
El conocimiento a priori proviene necesariamente del entendimiento2 y por lo tanto goza de una estricta universalidad, su validez está determinada por el principio de no contradicción. Esto se diferencia del conocimiento a posteriori, que, viniendo de las sensaciones, sólo ofrece «una universalidad meramente supuesta y comparativa (por inducción), por lo que, propiamente dicho, debe formularse: hasta ahora no se ha encontrado ninguna excepción a tal o cual regla» (Kant, Crítica de la rázon pura (2002), pág. 99). Es decir, la experiencia nos muestra algo tal como es pero no indica que no pueda ser de otra manera.
Asimismo, Kant ofrece una segunda clasificación, esta vez por la relación entre el sujeto y el predicado en un juicio (es decir, declaración o proposición). Los juicios en los que el predicado está contenido en el sujeto se denominan analíticos o explicativos, ya que el predicado forma parte del concepto de sujeto. Asimismo, los juicios en los que el predicado no está contenido en el sujeto se denominan sintéticos o extensivos, porque el predicado no puede extraerse de una descomposición del concepto sujeto.
En virtud de las clasificaciones expuestas, Kant propone la principal característica de su filosofía: juicios sintéticos a priori. En estos juicios, el sujeto y el predicado, así como su vinculación, se derivan de una proposición que se concibe como válida en sí misma. Para la mente humana, la negación de estos juicios resulta en «sinsentido». El ser humano (entendido como un ser que piensa y actúa) los concibe como inherentes a sí mismo. Como tales, estos juicios constituyen la pura representación de un objeto (lo que es externo al ser humano) y establecen las relaciones constantes entre los objetos.3
Pero Kant, según Hoppe (2007), aunque dio indicaciones, no dio una respuesta sobre cómo los juicios sintéticos a priori se ajustan al entorno.4 Pero Ludwig von Mises, como excepcional kantiano, resuelve esta cuestión reconociendo que «tanto el pensamiento como la acción del hombre dependen de la misma raíz: son productos de la mente humana» (Mises, «Ciencia social y ciencia natural» (2006), pág. 278). Como explica Hoppe:
Debemos reconocer que tales verdades necesarias no son simplemente categorías de nuestra mente, sino que nuestra mente es una de las personas que actúan. Nuestras categorías mentales tienen que entenderse como basadas en última instancia en categorías de acción... Como categorías de acción, tienen que ser tanto cosas mentales como características de la realidad. Porque es a través de la acción que la mente y la realidad entran en contacto. (Hoppe 2007, p. 20)
Y:
La epistemología que propone la existencia de proposiciones sintéticas verdaderas a priori se convierte en una epistemología realista. Al entenderse que se basa en última instancia en categorías de acción, se supera el abismo entre el mundo mental y el real, externo y físico... Con su reconocimiento de la acción como el puente entre la mente y la realidad externa, ha encontrado una solución al problema kantiano de cómo pueden ser posibles a priori verdaderas proposiciones sintéticas. (Hoppe 2007, p. 20)
He aquí los orígenes de la praxeología de Mises,5 una ciencia teórica y sistemática a priori que aspira a formular teoremas de carácter puramente formal y general sobre la acción humana mediante la deducción lógica6 del axioma de la acción —«el hombre actúa»—, proposición evidente en sí misma (Mises, Los fundamentos últimos de la ciencia económica (2012), pág. 29). En ese orden de ideas, habiendo ya determinado las principales categorías de la acción humana, el trabajo praxiológico se extiende a hacer construcciones imaginarias para determinar las formas especiales que puede adoptar la acción.7 Para llevar a cabo esta labor, la experiencia es un instrumento muy útil, que sirve de guía para la curiosidad del praxeólogo.8
- 1Kant, Crítica de la rázon pura, vol. 1 (Barcelona: Ediciones Folio, 2002): «Las propuestas son a posteriori cuando se necesitan observaciones para establecer su verdad, o al menos para confirmarla. Si no se necesitan observaciones, entonces las proposiciones son a priori». Véase Hans-Hermann Hoppe, Economic Science and the Austrian Method (Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute, 2007), pág. 16.
- 2Según Kant (2002) la comprensión se refiere a la capacidad del hombre para concebir y formar conceptos. Véase Crítica de la rázon pura, vol. 1.
- 3Cabe señalar que en el caso de los juicios sintéticos es sumamente importante tener bien definidos los conceptos de sus partes, algo que sólo los juicios analíticos permiten; ya que la validez del juicio también depende de éstos.
- 4Como señala M. Heidegger, «la cuestión de la realidad del mundo exterior es el problema de la epistemología». La idea de la filosofía y el problema de la concepción del mundo (Barcelona: Herder, 2005), p. 95.
- 5Cabe señalar que lo que Mises pretendía al utilizar el término praxeología (lógica de la acción), según Hoppe, era subrayar el hecho de que la praxeología, como ciencia, tenía más en común con las ciencias puras que con las ciencias naturales empíricas. Véase Hoppe, Economic Science and the Austrian Method.
- 6Sobre esto, podemos mencionar a Rothbard:
En la praxeología, en el análisis de la acción humana, se sabe que los axiomas mismos son verdaderos y significativos. Por lo tanto, cada deducción verbal paso a paso es también verdadera y significativa, ya que la gran cualidad de las proposiciones verbales es que cada una es significativa, mientras que los símbolos matemáticos no son significativos por sí mismos.Véase Murray Rothbard, «Praxeología: La metodología de la economía austriaca», Centro Mises (sitio web), 15 de agosto de 2012, http://www.mises.org.es/2012/08/praxeologia-la-metodologia-de-la-economia-austriaca/#. - 7Sobre esto, Mises argumenta que:
Para lograr el conocimiento praxeológico, lo fundamental es analizar y deducir estos conceptos y teoremas; extraer las conclusiones correspondientes y determinar las características universales de actuar como tales. Una vez conocidos los requisitos típicos de toda acción, es conveniente dar un paso más en el sentido de determinar -por supuesto, de manera puramente categórica y formal- los requisitos más específicos de las formas especiales de actuar. Esta segunda tarea podría abordarse formulando todas las situaciones imaginables y sacando luego las conclusiones lógicas apropiadas.Véase Mises, La acción humana (Madrid: Unión Editorial, 2011), pág. 211. - 8Como describe Huerta de Soto: «La experiencia, única y exclusivamente, sirve para dirigir la curiosidad del investigador hacia ciertos problemas. Nos dice lo que debemos investigar; no nos dice la forma metodológica en que debemos proceder para buscar nuestro conocimiento» Estudios de Economía Política (Madrid: Unión Editorial, 2004), pág. 70.