La vida en una startup es rápida, variada y divertida. Pero también es una lucha constante y caótica, un malabarismo de temas dispares que necesitan atención y decisiones que deben tomarse en un momento dado. Hay empleados que necesitan instrucciones, tensiones que amenazan con estallar en conflictos personales, el banco que sigue llamando para refinanciar el préstamo, el proveedor que de repente necesita los planos antes para poder entregarlos a tiempo y, al mismo tiempo, un flujo interminable de priorizaciones que deben ser correctas.
¿Cómo pueden los empresarios poner orden en este caos? Se enfrentan a un flujo aparentemente interminable de decisiones que deben tomarse.
Por supuesto, no hay una solución sencilla. Pero hay una manera de pensar sobre todas las decisiones en una nueva empresa que puede ayudar a los empresarios a descubrir rápidamente qué es lo que más importa y qué es lo que menos importa: centrarse en el bosque, no en los árboles.
Lo que quiero decir con esto no es simplemente adoptar un enfoque holístico en la toma de decisiones, sino considerar la posición de la nueva empresa en la economía en general. En otras palabras, qué hace realmente una empresa en la economía de mercado y a qué función sirven los empresarios. ¿Suena críptico? Realmente no lo es.
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