Un artículo publicado anoche en el New York Times por los periodistas Jonathan Swan y Maggie Haberman es un excelente ejemplo de una de las formas habituales en que los reporteros de «noticias duras» pueden poner sus pulgares en la balanza e impulsar una agenda preferida.
El gobernador de Florida, y probable candidato presidencial, Ron DeSantis, afirmó el lunes en Fox News que «enredarse aún más en una disputa territorial entre Ucrania y Rusia» no es un interés vital de los Estados Unidos.
Las personas que trabajan y dirigen el New York Times discrepan claramente de esta opinión. Eso está claro para cualquiera que haya consumido su cobertura de la guerra y haya visto la forma en que enmarcan el conflicto.
Sin embargo, el periódico quiere que sus informaciones sigan pareciendo apolíticas, como puede verse en este descargo de responsabilidad a mitad del artículo.
Entonces, ¿cómo disuaden a los lectores del punto de vista de DeSantis sin parecer que lo rebaten? Blanquean sus opiniones a través de expertos y personas notables con el mismo punto de vista.
En este artículo, se centran en algunos de los compañeros Republicanos de DeSantis que casualmente están de acuerdo con el New York Times en este tema en particular.
El artículo presenta las reacciones de siete Republicanos que denuncian enérgicamente la declaración de DeSantis. Ensucian el nombre del gobernador de Florida con sus comentarios. Le llaman débil y dicen que está tan equivocado que es un riesgo para la seguridad nacional.
El artículo también cita a un columnista del Wall Street Journal que critica a los no intervencionistas del Partido Republicano por querer «rendirse» ante Putin.
El artículo contiene una sola cita de alguien que está de acuerdo con DeSantis, pero sólo porque quiere que los EEUU se centre más en combatir a China. No se da voz al no intervencionismo puro, sólo a un intervencionista disidente.
En el párrafo 23, Haberman y Swan sí admiten un detalle importante que a los lectores que llegaron hasta ahí se les perdonaría haber entendido completamente al revés. Las opiniones de los destacados en este artículo son impopulares entre las bases del Partido Republicano en comparación con el escepticismo sobre la intervención de los EEUU en Europa del Este expresado por Donald Trump y Ron DeSantis.
Los lectores saldrán de este artículo pensando que DeSantis dijo algo en televisión que la mayoría de la gente, incluidos dirigentes y miembros destacados de su propio partido, considera estúpido.
Este es exactamente el tipo de argumento que cabría esperar del Consejo Editorial del periódico. Pero aquí lo presentan periodistas que escriben en la sección de «noticias duras» del supuesto periódico de referencia.