La mayoría de los estados y municipios han cerrado importantes sectores de sus economías con la esperanza de reducir al mínimo los verdaderos daños médicos de la propagación del coronavirus. Se supone que el beneficio está en salvar vidas, o al menos en una «curva aplanada» que dé tiempo a los hospitales para aumentar su capacidad y a la investigación médica para encontrar tratamientos y una vacuna. En esa medida, la paralización económica creará mucho bien.
Pero es razonable preguntar, «¿A qué costo?» La economía no es una máquina que se pueda apagar y encender al capricho de los políticos y los expertos médicos. La economía somos nosotros, nosotros la gente, que vamos por nuestra vida diaria tratando de mejorar las condiciones para nosotros y nuestros seres queridos. Mientras escribo esto, la paralización ha creado más de 20 millones de trabajadores desempleados adicionales y ha destruido innumerables empresas. Eso no es un costo pequeño. ¿Vale la pena?
Una persona racional debe preguntar si los beneficios exceden los costos, o si los costos exceden los beneficios. Esto no es fácil de medir, ya que los beneficios y los costos no siempre tienen un valor monetario. No obstante, los responsables de las políticas deben ser conscientes de las compensaciones y los costos de oportunidad de sus dictados. El argumento suele plantearse en términos de personas frente a dinero. Pero ese es un marco incorrecto. Se trata de personas contra personas, es decir, vidas salvadas debido al cierre (beneficio) contra vidas perdidas debido al cierre (costo).
Numerosos estudios económicos muestran una alta correlación entre la pobreza y la mortalidad, y entre el desempleo y la mortalidad. Las estimaciones oscilan entre un mínimo de 10.000 muertes adicionales por cada punto porcentual de aumento del desempleo, y un máximo de 40.000. Los suicidios aumentan drásticamente, la incidencia del uso indebido de drogas y alcohol aumenta drásticamente, los delitos contra las personas y los bienes aumentan y la atención médica crítica se aplaza o cancela. La lista sigue y sigue.
Debemos crear ingresos para crear salud. Si destruimos los ingresos, destruiremos la salud. Pero para crear ingresos, debemos producir bienes y servicios. Los ingresos son el pago por esa producción. No podemos paralizar la economía, es decir, paralizar la producción, y luego imprimir dinero para fingir que no está paralizada. El dinero es simplemente un medio de intercambio; no es un ingreso basado en la producción. En algún momento, los costos de la paralización excederán los beneficios. ¿Pero dónde está ese punto? Para algunos individuos ricos, ese punto nunca será alcanzado. Para algunos individuos pobres ese punto ya ha sido superado. Creo que para la mayoría de la gente, nos estamos acercando rápidamente a ese punto de inflexión.
Si el desempleo se eleva un 20 por ciento por encima de su nivel anterior, las estimaciones más bajas predicen 200.000 muertes adicionales. Con un 30 por ciento de desempleo, serían 300.000 muertes. Esas cifras se cuadruplican en el extremo superior de las estimaciones de mortalidad, por lo que podríamos tener más de un millón de muertes adicionales por esta paralización económica.
¿Vale la pena? ¿No hay otra forma de minimizar el daño médico del coronavirus sin crear un daño médico tan enorme por parte de la economía? Si la economía no se reabre en un plazo de dos a cuatro semanas a partir de este escrito, veremos datos económicos no vistos desde la Gran Depresión en términos de desempleo (+25 por ciento) y pérdida de PIB (-30 por ciento).
Algunos expertos médicos y políticos dicen que la economía debería permanecer parcialmente cerrada hasta que no haya cero nuevas víctimas del coronavirus. Otros dicen que debería permanecer cerrada durante otros 18-24 meses, hasta que se haya desarrollado y desplegado una vacuna efectiva y segura. ¡Qué locura!
Para empeorar las cosas, estamos haciendo esta desastrosa política económica basada en datos médicos defectuosos (en el mejor de los casos) que se sabe que exageran la mortalidad por coronavirus. ¿Por qué no errar en el lado de salvar vidas, en vez de en el lado de destruirlas? Sabemos que la gran mayoría de las personas que contraen el coronavirus son asintomáticas o tienen sólo síntomas menores. Los niveles más altos de mortalidad se dan entre los ancianos que también tienen otras condiciones de salud preexistentes. ¿Por qué no centrarse en salvarlos en lugar de destruir la economía y los cientos de miles, tal vez millones, de vidas que irán junto con eso?
Es una pregunta incómoda, lo sé, pero es una pregunta que debe hacerse.