Que los bancos centrales estén distorsionando los mercados ya no es una sorpresa para nadie. Pero la actual pandemia ha sucedido a lo que la crisis financiera de 2008 no logró, a saber, poner el balance de la Reserva Federal bajo control político. La Reserva Federal pretende intervenir en los mercados financieros para limitar las pérdidas causadas por la pandemia de coronavirus, pero los riesgos colaterales de tal decisión superan los beneficios perseguidos.
Con el choque de la oferta causado por el cierre forzoso, la Reserva Federal sintió la necesidad de intervenir decisivamente en el funcionamiento de los mercados. Si la reducción del tipo de interés en 150 puntos básicos sólo calmaba temporalmente los mercados, la Reserva Federal decidió utilizar todos los instrumentos a su disposición. Así, inició programas REPO por un billón de dólares al día y nuevos programas de alivio cuantitativo. Pero además de todo esto, se han introducido nuevos programas que se utilizarán para actuar directamente en algunos segmentos del mercado financiero.
De esta manera, hemos visto la introducción de la «Facilidad de Crédito Corporativo del Mercado Secundario», marcando la primera vez que la Fed ha incluido los ETFs en los programas de compra, la «Facilidad de Crédito Corporativo del Mercado Primario», comprando bonos corporativos directamente del emisor, o el «Programa de Préstamos a Empresas del Main Stret», que tiene como objetivo prestar directamente a las pequeñas y medianas empresas, muy probablemente a través de una agencia del estado. Pero para llevar a cabo estas operaciones, la Reserva Federal necesitaba una «exención», que obtuvo tras concluir una colaboración con el mayor gestor de activos del mundo, BlackRock Inc. BlackRock Inc. actuará como gestor de inversiones de dos vehículos de propósito especial (SPV), que son entidades legales creadas para un propósito específico. Dado que la Reserva Federal no tiene el derecho legal de comprar valores que no tienen garantías gubernamentales, BlackRock y los vehículos de propósito especial fueron una solución. Al mismo tiempo, BlackRock será el administrador de inversiones de un vehículo responsable de la adquisición de activos respaldados por hipotecas y propiedades comerciales emitidas por ciertos organismos gubernamentales, como Fannie Mae, Freddie Mac y Ginnie Mae.
De esta manera, BlackRock actuará a través de SPV en los mercados primarios y secundarios de bonos corporativos o ETFs. El problema está representado por la forma en que se financian estas adquisiciones, siendo este el peligro de la nacionalización de los mercados financieros. La Reserva Federal de Nueva York financiará estos vehículos en nombre del Tesoro, siendo el Tesoro el propietario de estos valores. De esta manera, el balance de la Fed estará bajo influencia política, el Tesoro tendrá el poder de decisión, determinando qué exactamente se comprará y en qué volumen. Así pues, la participación de la política en la adquisición de bonos corporativos, además del hecho de que acentuará la mala asignación de recursos, muchos bonos que se compran a empresas consideradas demasiado grandes para quebrar, creará todas las premisas de una nacionalización, quedando el sistema de precios gravemente afectado. De esta manera, seremos testigos de un fuerte aumento de los índices del mercado de capitales y de la continuación de las burbujas especulativas facilitadas por los bajísimos tipos de interés. La falta de un reajuste económico, junto con la financiación directa de las empresas consumidoras de capital, dará lugar a graves desequilibrios económicos.
No se conocen todos los detalles técnicos de la colaboración entre la Reserva Federal-Tesoro-BlackRock, pero una cosa es segura, el mercado financiero no será el mismo, y la japonización llegará finalmente a la economía americana.