Buenas noticias: el Pentágono tiene problemas para cumplir sus objetivos de reclutamiento, y una parte cada vez más pequeña de la opinión pública americana está interesada en luchar guerras para el régimen.
Desde hace varios años es evidente que el Pentágono tiene serios problemas con el reclutamiento. En septiembre, el New York Post informó de que «Gran parte de las fuerzas armadas no alcanzarán sus objetivos de reclutamiento hasta en un 25% este año». 2023 es la primera vez que el Ejército del Aire no alcanza sus objetivos de reclutamiento desde 1999.
Además, según una encuesta de Gallup realizada en junio, la confianza en el ejército descendió por sexto año consecutivo, hasta el 60%.
Tampoco parece que una gran guerra vaya a inducir a la mayoría de los americanos a alistarse. Por ejemplo, Newsweek informa hoy:
Una encuesta realizada por el instituto de investigación Echelon Insights entre 1.029 votantes probables, llevada a cabo entre el 23 y el 26 de octubre, reveló que el 72% de los encuestados no estaría dispuesto a presentarse voluntario para servir en las fuerzas armadas si América entrara en un conflicto grave, frente al 21% que sí lo estaría. El resto no estaba seguro. La encuesta se realizó después de que Hamás dirigiera un ataque militante sin precedentes contra Israel el 7 de octubre.
Obsérvese cómo está formulada la pregunta. No se pregunta a la gente si lucharía para defender a sus comunidades. Más bien, la pregunta es si uno estaría dispuesto a presentarse voluntario para luchar en «un conflicto importante». Aparentemente, pocos están interesados, ¿y por qué deberían estarlo? En los últimos 25 años ha quedado meridianamente claro que las guerras electivas libradas por el régimen de EEUU no tienen nada que ver con la defensa de los americanos o de sus comunidades. Los bombardeos de EEUU de Libia y Siria no han tenido nada que ver con mantener a salvo a los americanos. Las guerras de varias décadas en Irak y Afganistán no tuvieron nada que ver con mantener a salvo a los americanos. Después de todo, los EEUU perdió las guerras tanto en Afganistán como en Irak, sin que se produjera una invasión inminente de los Estados Unidos como resultado. De hecho, esas guerras probablemente aumentaron el peligro para los americanos al desestabilizar la región —la invasión de EEUU hizo posible el ISIS— y crear más enemigos para los EEUU en todo el mundo.
Lamentablemente, todos los americanos que murieron en esos conflictos murieron por poco, salvo para enriquecer a los «aliados» locales de los señores de la guerra en esos países, enriquecidos con maletas llenas de dólares de los contribuyentes de EEUU.
En 2023, el eslogan «les combatimos allí para que no nos combatan aquí» sólo funciona con los americanos más crédulos, y cada vez son menos los que se lo tragan. Funcionó bien en 2001. Ahora la mayoría se ha dado cuenta del engaño.
Por otra parte, cabe señalar que la mayoría de los americanos siguen diciendo que se presentarían voluntarios para luchar si los Estados Unidos fuera realmente invadido. Newsweek continúa:
A principios de octubre, una encuesta realizada por J.L. Partners para el Daily Mail entre 1.000 posibles votantes reveló que, si bien la mayoría de los americanos afirmaba que moriría luchando por su país en caso de que los EEUU invadiera...
Los reclutas potenciales más perspicaces se han dado cuenta de la realidad: alistarse en el ejército significa, con toda probabilidad, ser enviado a 16.000 kilómetros de distancia para cumplir las órdenes de ricos traficantes de armas, funcionarios de la Casa Blanca y políticos uniformados, conocidos como generales del Pentágono. En cualquier momento, estas camarillas políticas pueden pedir a los soldados americanos de a pie que hagan cualquiera de las siguientes cosas:
- Proporcionar garantías de seguridad a los dictadores de Arabia Saudí.
- Luchar para apuntalar el régimen ucraniano, conocido por ser uno de los gobiernos más corruptos del planeta.
- Luchar en una guerra contra Irán porque a algunos grupos de interés de Washington no les gusta ese país.
Por supuesto, la mayoría de los miembros del servicio no entrarán nunca en combate. Pasarán su tiempo haciendo tareas más mundanas —como programación informática o planificación logística— para justificar un presupuesto de defensa que ahora se acerca al billón de dólares anuales.
Una cosa que está clara para la mayoría, sin embargo, es que prácticamente nada de esto tiene que ver con defender a los Estados Unidos de una invasión, por lo que la mayoría de los jóvenes que tienen verdadero talento, habilidades y planes saben que pueden contribuir a la comunidad de maneras mucho más útiles. Las enfermeras corrientes, los camioneros, los techadores, los profesores de escuelas privadas y los vendedores de seguros hacen mucho más bien neto por sus comunidades que cualquier militar que pase su tiempo vigilando una colina de arena en Siria o protegiendo a los dictadores de Kuwait.
También hay otros factores detrás de la falta de contratación, por supuesto. La baja tasa de desempleo es uno de ellos. Pero también es cierto que los reclutadores del Pentágono han abandonado el terreno fértil habitual de los americanos de derechas de clase media y clase trabajadora, y en su lugar han recurrido a la promoción implacable de reclutas de «diversidad, equidad e inclusión» (DEI). Parece que no ha funcionado, si el último anuncio del Ejército sirve de indicación. Mientras que los reclutadores se pasaron 2021 promocionando a una recluta llamada «Emma» y a sus madres lesbianas, este último anuncio parece sacado de 1989: un puñado de hombres cisgénero saltando de aviones.
Together, we can take on any challenge.
— U.S. Army (@USArmy) November 6, 2023
Jump into the unlimited #ArmyPossibilities to #BeAllYouCanBe at https://t.co/H2pnYPLqaQ #MondayMotivation pic.twitter.com/N5kUAuyJ3O
Si los reclutadores creen que esto hará que los reclutas tradicionales vuelvan en masa, la sección de comentarios de Twitter —que es prácticamente un 100% de comentarios negativos y burlones sobre el Ejército— debería desengañar a los mandos del Ejército de cualquier idea de que la gente se lo está creyendo.
Si el ejército de EEUU quiere que vuelva el entusiasmo por el alistamiento, hay algunas cosas que podría hacer:
- Poner fin a todos los despliegues en el extranjero de tropas de la Guardia Nacional y convertirla en una fuerza de defensa estrictamente nacional controlada por los gobiernos estatales. (Una vuelta a lo que era la Guardia antes de la década de 1980).
- Poner fin a todo despliegue militar de EEUU en el extranjero en cualquier lugar donde el Congreso de EEUU no haya declarado formalmente la guerra contra el régimen local.
- Dejen de librar guerras electivas que no tienen nada que ver con la defensa de los americanos en América.
Por supuesto, hacer esas cosas pondría importantes obstáculos en el camino de los regímenes que pretenden expandir cada vez más un imperio global americano de facto que se reserva el derecho a invadir o bombardear cualquier país de la tierra en cualquier momento y por cualquier motivo.