Quienes calificaron el ataque de Hamás contra Israel como «el 9/11 de Israel» acertaron más de lo que pensaban. Al igual que los EEUU reaccionó al 9/11 cumpliendo el deseo de Osama bin Laden de que los EEUU se empantanara en guerras sin salida, la reacción de Israel al ataque de Hamás cumple el probable objetivo de Hamás de radicalizar a más palestinos. El resultado del ataque de Hamás será el fortalecimiento de los elementos más extremistas de ambos bandos del conflicto.
Dado el fuerte apoyo a Israel entre los dos principales partidos políticos, no es sorprendente que, tras los atentados, muchos políticos se apresuraran a tomar los micrófonos para proclamar su apoyo a la ayuda de los EEUU a Israel. El presidente Biden anunció que los EEUU enviaría ayuda militar a Israel, mientras que el Congreso está redactando una ley que prevé unos dos mil millones de dólares en ayuda militar «de emergencia» a Israel. Incluso la mayoría del creciente número de representantes que se oponen a la ayuda militar a Ucrania apoyarán gastar «lo que haga falta» para defender a Israel. Por eso la administración Biden y algunos congresistas quieren combinar la ayuda a Israel y Ucrania en un solo paquete legislativo.
Gastar miles de millones más para apoyar la acción militar en Oriente Medio y Ucrania beneficiará al complejo militar-industrial. Sin embargo, perjudicará a la mayoría de los americanos al acelerar el crecimiento de la deuda pública de más de 33 billones de dólares. A medida que aumente la deuda, la Reserva Federal bajará los tipos de interés y monetizará la deuda. Esto conducirá a un aumento de la inflación de precios, combinado con el estancamiento económico y un alto desempleo —en otras palabras, la estanflación.
La preocupación por la deuda pública y por el hecho de que la Reserva Federal la respalde con dinero fácil y tipos de interés bajos dará lugar a más cuestionamientos del estatus del dólar como moneda de reserva mundial. El aumento del resentimiento por la política exterior hiperintervencionista de EEUU también provocará cambios en el estatus del dólar como moneda de reserva. Arabia Saudí podría incluso dejar de utilizar dólares para su comercio internacional de petróleo. El fin del petrodólar sería el último clavo en el ataúd del estatus del dólar como moneda de reserva mundial.
El fin del estatus del dólar como moneda de reserva mundial significaría que el gobierno de EEUU ya no podría dirigir un imperio en el extranjero y un Estado benefactor autoritario en casa. La cuestión no es si el imperio americano llegará a su fin, sino cuándo y cómo. Debería terminar deliberadamente, con el Congreso iniciando el proceso de restauración de un gobierno constitucional limitado, poniendo fin a toda la ayuda exterior y trayendo a nuestras tropas a casa.
Cuando se criticó a Israel por bombardear una central nuclear iraquí que temía que se utilizara para fabricar armas, defendí el derecho de Israel como Estado soberano a actuar en lo que consideraba su interés de seguridad nacional. Sigo manteniendo esa opinión. Creo que Israel se beneficiaría si los EEUU pusiera fin a toda la ayuda exterior, ya que gran parte de ella se destina a los enemigos de Israel. La ayuda exterior también da a los EEUU una excusa para participar en otras formas de injerencia. Poner fin a la política exterior intervencionista de EEUU permitiría a israelíes y palestinos encontrar el camino hacia una paz justa y duradera.
Publicado originalmente por el Instituto Ron Paul.
