Vivimos en un mundo de inflación monetaria masiva y tipos de interés extremadamente bajos. Los tipos hipotecarios están cerca de mínimos históricos y aun así parece que la gente no puede conseguir préstamos. Las ventas de viviendas son altas. Pero con un porcentaje de ventas hechas en efectivo, en lugar de con hipotecas, cerca del récord. La tasa de desempleo se acerca al «pleno empleo» y aun así un número récord de personas no tienen empleo.
Se nos dice repetidamente que el estímulo monetario sin precedentes por parte de la Reserva Federal y otros bancos centrales es necesario para estimular la economía, crear empleo y generar crecimiento económico. La verdad es que este plan está pensado para robar sigilosamente a las clases productivas para enriquecer a la clase financiera improductiva y las clases políticas contraproductivas. Es un camelo.
Represión financiera
Con políticos y banqueros centrales aparentemente volviéndose locos con su obsesión por la impresión de dinero y los tipos ultrabajos de interés, es bueno saber que los economistas académicos tienen una expresión (represión financiera) para las políticas que han creado nuestras condiciones financieras actuales.
Sin embargo no es una expresión nueva. Su uso se remonta al menos a 1973, cuando dos economistas de la Universidad de Stanford, Edward Shaw y Ronald McKinnon, lo usaron en publicaciones independientes. La expresión pretendía inicialmente criticar diversas políticas que reducían en crecimiento económico en países subdesarrollados, en lugar de ser una acusación a las principales economías modernas mundiales.
La represión financiera es un grupo giratorio de políticas en las que el gobierno toma insidiosamente riqueza del sector privado y más concretamente facilita al gobierno financiar su deuda. En el entorno actual, esto incluye:
- «Política de tipos interés cero» en la que muchos de los bancos centrales del mundo mantienen sus tipos de préstamo a cero o cerca de cero. Naturalmente esto hace el tipo de interés en la deuda pública más bajo del que sería en otro caso.
- «Flexibilización cuantitativa» es la política del banco central de comprar deuda pública de los bancos. Esta demanda incrementada aumenta el precio de los bonos públicos y reduce los tipos de interés sobre esos bonos.
Hay dos grandes políticas de represión financiera actualmente en uso. La combinación de las dos políticas ha permitido a los gobiernos tomar prestado dinero, en bonos, tanto a corto como a largo plazo, a tipos de interés extremadamente bajos. Esto, a su vez, ha mantenido relativamente bajos los pagos de intereses sobre la deuda pública.
Otras señales de represión financiera en los Estados Unidos incluyen requerir a los bancos que tengan bonos públicos como requisito de capital, algo que amentaron los acuerdos de Basilea III, los requisitos de altas reservas, algo que consigue el pago de interés por reservas extraordinarias y los controles de capital que restringen o gravan la exportación de riqueza. Y luego está la «guerra contra el efectivo».
Todas estas políticas también caen bajo la rúbrica de «política macroprudente», bajo la cual los funcionarios públicos hiper-regulan y supervisan todo el sector financiero. La política macroprudente proporciona otro aspecto de represión financiera: el control público o la propiedad directa de bancos e instituciones financieras, al tiempo que se les dan barreras para la competencia. Es difícil definir con precisión la política macroprudente, pero parecería significar un de políticas imprudentes que solo tienen sentido si tratas de mantener el macroembrollo en el que nos encontramos.
¿Tipos negativos de interés?
Cuando se combina represión financiera con provisiones de rescate interno para bancos y divisas inestables, se acaba con el fenómeno casi ininteligible de los tipos nominales negativos de interés sobre bonos públicos. Varios países europeos ya han vendido bonos a dos años por más de su valor facial, de forma que los compradores de bonos están pagando más de 1.000 euros por los que solo recibirán 1.000 euros dentro de dos años.
¿Por qué iba a aceptar nadie ese trato si puede limitarse a guardar los 1.000 euros en efectivo? Bueno, está la inclinación natural de guardar el dinero a salvo en el banco. Así que la gente con enormes sumas de dinero no quiere guardar varios millones de euros en efectivo. Mejor lo guardarían en un banco y ganarían un interés.
El problema de esa aproximación es que los bancos no están pagando intereses y, lo que es más importante, algunos gobiernos han establecidos provisiones de rescate interno para grandes bancos sistémicamente importantes, algo similar a lo que ocurrió en Chipre durante la crisis financiera. Estas provisiones significan que los depositantes en bancos fallidos recibirán «recortes» para depósitos no garantizados. Un «recorte» significa que los depositantes perderían algún porcentaje de sus depósitos no garantizados. Alternativamente, los depósitos bancarios no garantizados y bonos podrían intercambiarse por acciones en el banco.
Así que, para los depositantes ricos, podría tener sentido pagar más que el valor facial de un bono público si piensa que los gobiernos son más dignos de confianza y es más probable que liquiden el bono, comparados con los bancos devolviendo sus depósitos.
Una razón alternativa para la disposición de los tenedores de bonos de pagar más que el valor facial son las divisas y los tipos de cambio inestables. Si vivo en la Eurozona y espero que el euro se devalúe frente al franco suizo o la corona noruega, podría considerar comprar bonos públicos suizos o noruegos con rendimiento nominales negativos, basándome en la expectativa de que seguiré estando mejor que si comprara bonos denominados en euros.
Los efectos del mal gobierno
La represión financiera es un retoño del presupuesto públicos hinchados y deudas públicas enormes. Es la peor forma de tratar la deuda pública y en realidad actúa en contra de la forma correcta de tratar problemas fiscales que incluyen: eliminar programas públicos, eliminar bases militares, austeridad basada en recortar salarios y prestaciones de políticos y funcionarios y desregulación y privatización para aumentar el crecimiento económico.
Los efectos de la represión financiera causan daño económico en los sectores productivos de la economía, incluyendo trabajadores, ahorradores, empresarios, jubilados y pensionistas. Daña al sector asegurador que protege nuestras vidas, hogares, salud y propiedad. Los beneficiarios económicos incluyen a los grandes bancos y Wall Street, el propio gobierno nacional y ciertas grandes empresas.
Continuando las tradiciones de mal gobierno
En Siena, Italia, los frescos del siglo XIV titulados La Alegoría del Buen y el Mal Gobierno están alojados en el antiguo ayuntamiento en la Piazza del Campo. El buen gobierno se basa en paz, resistencia, prudencia, equidad y autocontrol, con un énfasis especial en la justicia. El buen gobierno se representa en el lado derecho del salón como comercio próspero, trabajo productivo y buenas condiciones económicas.
Al otro lado del salón está la imagen especular del mal gobierno. Se basa en crueldad, engaño, fraude, ira, división, guerra, avaricia, arrogancia y soberbia excesiva. Los efectos del mal gobierno se representan con la ciudad en ruinas, casas demolidas y ningún comercio, salvo la fabricación de armaduras y armas. Las calles de la ciudad están desiertas y en el campo dos ejércitos están dispuestos para la guerra.
En el lado del buen gobierno se sienta una imagen de la justicia en un trono. A otro lado del salón, una imagen de la tiranía se sienta en un trono. El panorama de los frescos es imponente y completamente acertado y la represión financiera es simplemente la última contribución del Estado moderno al concepto del mal gobierno.