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El cálculo económico y el empresario

Mientras que la mayoría de los economistas tradicionales se centran en el análisis de los equilibrios, los economistas austriacos examinan los fenómenos que son cruciales en los mercados del mundo real que operan en desequilibrio. Dos de los aspectos más centrales son el cálculo económico y el emprendimiento. En este sentido, la escuela austriaca de economía ofrece conocimientos profundos tanto sobre la dinámica como sobre la estabilidad de las sociedades capitalistas.

Una de las contribuciones más significativas de Ludwig von Mises fue su demostración de la imposibilidad del socialismo. Argumentó que sin la propiedad privada de los medios de producción, no pueden existir mercados para esos bienes y, por lo tanto, no se pueden establecer precios. Como resultado, una autoridad de planificación central socialista carece de la capacidad de medir la escasez relativa de recursos y asignarlos de manera eficiente entre las diferentes necesidades sociales. Mises amplió este punto en sus obras Socialismo y Acción humana. Basándose en un artículo de Carl Menger de 1888 que a menudo se pasa por alto, Mises explicó cómo, en las sociedades capitalistas, los empresarios se guían por el cálculo monetario. Incorporan todos los activos en sus evaluaciones económicas para determinar la rentabilidad de sus decisiones. En Cálculo económico, escribió Mises:

... sirve para agrupar bajo una misma denominación los bienes originales de una empresa, ya sea que consistieran en dinero o estuvieran expresados ​​únicamente en dinero. El objeto de sus cálculos es permitirnos determinar cuánto ha cambiado el valor de estos bienes en el curso de las operaciones comerciales.

El cálculo económico permite gestionar los innumerables y diversos medios de producción y permite a los empresarios evaluar sus acciones pasadas y tomar decisiones racionales entre diversas oportunidades de inversión. En cambio, en el socialismo, el cálculo económico racional es imposible, ya que depende de los precios de mercado de los medios de producción, que reflejan las preferencias subjetivas de los participantes en el mercado. Esos precios no pueden existir en las sociedades socialistas, donde la propiedad privada está prohibida.

Como era de esperar, el emprendimiento es otro tema crucial en el que hacen hincapié los economistas austríacos, ya que es esencial para entender cómo funcionan los mercados. Las empresas, las industrias y los mercados no surgen de manera espontánea; deben ser creados y gestionados por personas reales que asuman una responsabilidad real. Durante generaciones, los economistas austríacos han destacado que los emprendedores son la «fuerza motriz»  del mercado.

Naturalmente, tanto el cálculo económico como el espíritu emprendedor se vuelven irrelevantes en un mundo caracterizado por el equilibrio. En este estado hipotético, los precios del mercado son exógenos y reflejan perfectamente la escasez relativa de bienes. Los empresarios y el cálculo económico son innecesarios, ya que el «mercado» ya estaría en su estado óptimo. Es por eso que gran parte de la economía convencional, con su enfoque en el equilibrio, tiende a pasar por alto estos aspectos clave de las sociedades capitalistas.

En un artículo reciente, demostramos que el análisis austríaco del capitalismo se vuelve aún más convincente cuando estos dos fenómenos se integran sistemáticamente. En los mercados del mundo real, los empresarios no pueden funcionar sin el cálculo económico, y el cálculo económico es más significativo para los empresarios que compran medios de producción y venden bienes en los mercados reales.

Para entender cómo se vincula el cálculo económico con el emprendimiento, debemos recordar la importante observación de Mises de que «cada paso de las actividades empresariales está sujeto al escrutinio del cálculo monetario». Mises distingue además entre el cálculo económico prospectivo y retrospectivo, ambos esenciales para el empresario. Como señala: «La premeditación de la acción planificada se convierte en un cálculo comercial previo de los costos y los ingresos esperados. El establecimiento retrospectivo del resultado de la acción pasada se convierte en la contabilidad de las ganancias y las pérdidas».

Es a través de esta distinción entre el cálculo prospectivo y el retrospectivo que podemos ver cómo el espíritu emprendedor y el cálculo económico están inherentemente conectados. El cálculo económico retrospectivo, o retrospectivo, se alinea estrechamente con el concepto de empresario alerta de Israel Kirzner. Según Kirzner, los empresarios crean una fuerza equilibradora en el mercado al identificar oportunidades de arbitraje. Al comparar los precios en el mercado de materias primas y factores de producción con los del mercado de ventas de bienes terminados, el empresario reconoce las brechas de precios. Esto hace subir los precios de los insumos a través de una mayor demanda de factores de producción infravalorados y hace bajar los precios de los productos al aumentar la oferta de productos caros.

Curiosamente, el cálculo retrospectivo (en concreto, la contabilización de las ganancias y las pérdidas) se ha estructurado tradicionalmente para recompensar a los empresarios alertas en el sentido kirzneriano. Las ganancias positivas se registran sólo cuando el empresario ha identificado y aprovechado con éxito las discrepancias reales en la estructura de precios. De esta manera, el cálculo económico retrospectivo incentiva y recompensa a los empresarios que contribuyen a una tendencia hacia el equilibrio del mercado. 

El cálculo económico prospectivo, en cambio, apoya las actividades innovadoras de los empresarios, tal como las describe Joseph Schumpeter. A diferencia del empresario de Kirzner, que mueve el mercado hacia el equilibrio, el empresario de Schumpeter lo perturba. Es la fuerza impulsora de la destrucción creativa, que alimenta la dinámica de una economía de mercado. En la búsqueda de la innovación, el empresario compara el valor subjetivo de los beneficios futuros con el precio actual de mercado de una inversión. Invierte sólo cuando cree que los beneficios esperados superan el precio a pagar. Al hacerlo, el empresario apuesta efectivamente contra el mercado, basándose en su evaluación subjetiva del potencial futuro. Aquí es donde el cálculo prospectivo desempeña un papel vital, ya que implica comparar diversas oportunidades de inversión desde una perspectiva económica. El cálculo económico prospectivo ayuda al empresario a identificar el potencial de innovación en el sentido de Schumpeter y a realizar juicios empresariales sólidos, como destacan Nicolai Foss y Peter Klein. 

Tanto el empresario como el cálculo económico son fenómenos arraigados en el mundo real. La teoría austríaca proporciona un marco que permite la integración de estos dos conceptos críticos en la teoría económica. Investigaciones recientes destacan aún más la importancia de la Escuela Austriaca de Economía, que ofrece un puente intelectualmente sólido que conecta los campos del emprendimiento y el cálculo económico. La economía convencional y la administración de empresas podrían beneficiarse enormemente de la economía austríaca, ya que se centra en el estudio de la realidad, no de mundos hipotéticos de equilibrio.

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