La Ley de aranceles de 1828 rápidamente se dio a conocer como el “Arancel de las Abominaciones”. Ese Arancel ahora tiene un contrincante para dicho nombre.
El programa de aranceles de Trump parece estar formando metástasis por día. ¿Cuáles son los objetivos del Sr. Trump? Primero, considere una pregunta diferente. ¿Podría Trump estar en este curso si pensara que le podría costar las contribuciones de campaña o votos en noviembre? Pregunta tonta. Como yo lo veo, la política de aranceles es la vía más descarada hacia los votos y el dinero político desde el Arancel de Smoot-Hawley de 1930, y puede caer en la historia como un gran error.
Smoot-Hawley aceleró el descenso enfermizo en la Gran Depresión. Una depresión es improbable, pero los aranceles de Trump combinados con las represalias predecibles de otros países están cediendo a un descarrilamiento. Los Estados Unidos han ratificado los tratados de comercio; el único mecanismo de cumplimiento hecho en esos tratados es la represalia extranjera. Los tratados están lejos de ser perfectos, pero ellos han ayudado al mundo a acercarse a un sistema de comercio más liberal y ordenado bajo el Estado de Derecho.
Solo el Congreso puede detener esta locura. Una simple legislación con dos cláusulas hará lo que es necesario. 1) El programa de Aranceles de los Estados Unidos debe ser el que se haga efecto el 1 de Enero de 2018. 2) Esta Ley debe de tomar efecto inmediatamente apenas se realice la firma del Presidente o tras la anulación del Congreso de un veto presidencial.
Los Republicanos deben recordar a Smoot-Hawley y que Herbert Hoover no es uno de los presidentes renombrados de la historia de los Estados Unidos. Los Demócratas deben abstenerse de todo comentario; sus votos para el proyecto de ley serán comentario suficiente.
¿Por qué concluyo que los aranceles de Trump son una vía para el dinero político de alcances impresionantes? Abra varias ventanas en la pantalla de su computador y paséese entre las nuevas listas de aranceles publicados en Marzo y Junio y el sitio web opensecrets.org. Lo que verás es que las restricciones a las importaciones están altamente relacionadas con las empresas e industrias haciendo contribuciones políticas a los Republicanos.
Aquí hay varios ejemplos procedentes de los aranceles del acero y el aluminio: El Representante de Comercio de los Estados Unidos simplemente ha puesto las excavadoras en la lista de aranceles más alta, porque hay mucho acero en una excavadora y los fabricantes de equipo pesado son los mayores donantes a los Republicanos. En el tope de la página 10 de la lista del 15 de Junio, encontrarás “Muelles Flotantes”. ¿Es la fabricación de muelles flotantes esencial para el liderazgo mundial de Estados Unidos? Actualmente, debe haber un arancel en los muelles flotantes porque el arancel del aluminio hará antieconómica la fabricación de muelles en los Estados Unidos. Dado que los muelles de fibra de vidrio son un sustituto cercano a los muelles de aluminio, ellos también necesitarán un arancel.
Las primeras dos palabras en la lista del 15 de Junio son “Aceites Lubricantes”. Ahora vaya al sitio web opensecrets.org y encontrará la industria química. Hay mucho dinero de campaña ahí, mayormente para los Republicanos.
¿Ha anticipado el Representante de Comercio de los Estados Unidos todos los efectos secundarios a lo largo de la cadena de provisiones? No, justo como los controles de precio de Nixon fueron machacados por el inesperado embargo petrolero de la OPEP a consecuencia de la guerra del Medio Oriente de 1973, así también serán machacados los aranceles de Trump por las inesperadas interacciones y eventos económicos. Entonces, los aranceles iniciales tenderán a esparcirse como la vid de kudzu.
Irónicamente, en el siglo 19 los aranceles fueron la fuerza conductora del populismo. El Congreso designó altos aranceles para favorecer empresas fabricantes Orientales. Los aranceles hirieron los intereses agrarios en el Medio Oeste y Oeste. De ahí es donde el populismo al estilo de los Estados Unidos salió. Woodrow Wilson luchó contra los aranceles en 1912 y una de sus primeras leyes fue la Ley de Ganancias de 1913. La parte del arancel de la legislación es conocida como el Arancel Underwoof, que redujo el arancel básico de 40% a 25%.
Antes de la aprobación de la Décima Sexta Enmienda de la Constitución, lo cual autorizó un impuesto, los aranceles fueron la principal fuente de ingresos para el gobierno federal. Una vez aprobada, haciéndose efectiva el febrero 1913, cambió el panorama de los ingresos permanentemente. Después de eso, los aranceles se volvieron un tema casi enteramente político de conferir beneficios y cargas a varias partes de la sociedad. Hasta la Gran Depresión, el arancel fue el negocio del congreso; el Presidente no podía tomar las decisiones por sí mismo.
Comenzando con la Ley de Comercio Recíproco de 1934, el Congreso permitió al Presidente la autoridad de negociar acuerdos de comercio. Después de la Segunda Guerra Mundial, Presidentes negociaron los acuerdos de comercio sujetos a aprobación del congreso de un paquete integral, como la TLCAN. El derecho comercial se hizo cada vez más complejo; el principio básico se convirtió en uno de amplia discreción presidencial sujeta a restricciones políticas que han variado de vez en cuando. Irónicamente, el primer conjunto de aumentos de aranceles de Trump en marzo pasado ocurrió bajo la autoridad de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962. ¿Expansión comercial? Como diría este presidente: “muy triste”. No hay probabilidad de que una guerra futura corte el acceso de los Estados Unidos al acero y aluminio producidos en otros países. La razón de la defensa nacional para estos aranceles es una tontería transparente.
El uso político del arancel es, por desgracia, coherente con toda la historia de los Estados Unidos desde los primeros días de la Constitución. De hecho, el segundo acto aprobado por el nuevo Congreso bajo la nueva Constitución fue la Ley Arancelaria de 1789. En ese momento, el arancel era la única forma práctica en que el gobierno podía recaudar ingresos. Dicho esto, eche un vistazo a las disposiciones muy desiguales de ese acto. Los Estados Unidos tuvieron un mal comienzo en la recaudación de ingresos de una manera que no era del todo coherente con el Estado de Derecho. Ignorando el Estado de Derecho, enfrentamos ciudadanos contra ciudadanos y continuamos haciéndolo.
Trump probablemente se ríe cada vez que oye hablar de economistas y expertos en política exterior que predicen el desastre de sus nuevos aranceles. Su intención, supongo, es negociar los aranceles o eliminarlos tan pronto como se vuelvan políticamente inconvenientes. Mientras tanto, habrá acumulado una gran cantidad de efectivo de campaña. Es un juego peligroso. Estos aranceles dañarán la credibilidad de los Estados Unidos en el país y en el extranjero por muchos años.
Al difunto William Niskanen le gustaba decir que el Congreso debería otorgar poderes al Presidente bajo la suposición de que la persona que más temía ocupar ese cargo lo ocuparía. Puede que no haya muchos congresistas que votaron por la Ley de Expansión Comercial de 1962 aún vivos; si los hay, tal vez reflexionen sobre el principio Niskanen.
Olvídese de las siempre abundantes historias de portada: “seguridad nacional”, “transferencia de tecnología”, “manipulación de divisas”, “competencia desleal debido a la mano de obra barata”, ... La lista es interminable. No se deje engañar. Enfrente la verdad de lo que realmente está sucediendo.
El poder del Presidente para cambiar los aranceles al modo de Trump no debería existir. Este tipo de acción arbitraria no es remotamente consistente con el Estado de Derecho. No debemos confundir un estatuto con el Estado de Derecho. Si los Republicanos del Congreso no detienen a Trump, con el tiempo se cambiarán las tornas y se arrepentirán. Ellos también se lo merecerán.