Hace una década, Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, presentó una de las mayores novedades de publicidad del mundo: una lista manual de riesgos globales clave.
La versión de 2018 está estupendamente equilibrada para generar el máximo interés entre los clientes de la consultoría de la banca global, defensa y sector público. China, Rusia, Corea del norte e Irán, todas figuran de forma destacada, igual que el terrorismo islámico y las ciberamenazas.
Naturalmente, ha hecho de Bremmer uno de los favoritos entre la plutocracia y el grupo Bildberg. ¿Pero cómo sería la lista si se dirigiera a las necesidades de los estadounidenses normales?
A continuación, nuestras sugerencias:
1. La estafa Krugman
La mayor amenaza para Estados Unidos (y el resto del mundo) es la inminente implosión de la estafa Krugman. Esta “estafa” toma su nombre del economista, premio Nobel y columnista del New York Times, que (como la mayoría de la profesión económica) ha dedicado décadas a defender el continuo crecimiento del gasto público, los impuestos, la toma de préstamos y la impresión de dinero a un ritmo que es mayor que el crecimiento económico.
Las políticas (camufladas en expresiones como “estímulo fiscal”, “efecto multiplicador” y “curva de Philips”) son peores que un esquema de Ponzi. Son un esquema de Ponzi que cualquier estudiante de primero puede entender.
2. Gobiernos, empresas y estadounidenses normales incapaces de actuar
Hace un par de años, el grupo McKinsey publicaba un estudio que mostraba que las deudas del gobierno, las empresas y el sector privado habían llegado al 289% del PIB. Sin embargo, pocos cargos del sector público han entendido las implicaciones de esta estadística clave: si todos están atrapados, no queda nadie para rescatar a nadie. Eso significa que incluso el temblor más ligero podría echar abajo todo el sistema.
Baste con un par de ejemplos. Primero, los economistas dicen que las cosas nunca podrían ser tan malas como en Japón, rematando ahora dos “décadas perdidas” de crecimiento económico. De hecho, las cosas podrían ser mucho peores, porque las dos décadas “pérdidas” de Japón se vieron amortiguadas por exportaciones masivas a las economías de Estados Unidos y Europa todavía en crecimiento.
De forma similar, China ayudó a impulsar el resto de la economía global tras la crisis financiera global de 2008 tomando prestado e imprimiendo decenas de billones de dólares e importando muchas cosas, un movimiento que creó empleo tanto en China como en otras partes. Pero si toda la economía global se viene abajo a la vez, no habrá ningunos marcianos que impulsen sus importaciones para rescatarnos.
3. Los mercados libres están muertos, pero se les culpará de la próxima crisis
Como señalaba Murray Rothbard en su magistral obra America’s Great Depression, el gobierno de EEUU y la Reserva Federal alimentaron en buena medida la burbuja bursátil de 1929, su estallido y la consiguiente depresión a través de una expansión monetaria masiva. Pero se culpó a los mercados libres.
Lo mismo pasa ahora mismo con la estafa Krugman. Las políticas de tipos bajos de interés de la Reserva Federal han desperdigado burbujas de “todo” en acciones, bonos e inmuebles. Lo que es peor, el sector público de EEUU, exprimido por dinero impreso gratis, ahora controla más de la mitad de la economía (particularmente cuando se incluyen los ocultos 2,4 billones de dólares del impuesto Powell).
Cuando se produzca el inevitable colapso, políticos, burócratas y reguladores eludirán sus responsabilidades. Por el contrario, culparán al capitalismo y pedirán más poderes. Si el pasado es un anticipo, los obtendrán.
4. Señales defectuosas
Las intervenciones masivas del banco central han destrozado el descubrimiento de precios hasta el punto de que los estadounidenses ya no pueden tomar decisiones económicas y financieras eficaces.
¿Por qué se han triplicado los precios de las acciones desde 2009? ¿Deberías pedir un préstamo para volver a la universidad o comprar una casa sobrevalorada? ¿Es mejor ahorrar, gastar o liquidar deuda? ¿Cuál es el coste real del gobierno?
La impresión de moneda de la Reserva Federal de EEUU ha afectado tanto a las señales económicas (desde el PIB a los datos de inflación y ganancias empresariales) que los estadounidenses no tienen buenas métricas que puedan usar para responder eficazmente estas preguntas. Es como conducir alrededor de Nueva York con un mapa de Botswana en el GPS.
5. Represalias
Ahora mismo, los estadounidenses se han olvidado totalmente de los siete países musulmanes que bombardeó la administración Trump en los tres meses posteriores a las últimas elecciones de EEUU. Pero las familias de las decenas de miles de civiles muertos por esas bombas no lo han hecho.
La CIA tiene una palabra para el daño que podrían causar esos supervivientes: Represalia. Si EEUU acabara siendo atacado mediante una respuesta “terrorista” importante por las víctimas de sus bombardeos, el estadounidense medio nunca sabría que la causó. Así el gobierno de EEUU sería capaz de culpar a cualquier enemigo que elija.
6. Trump elige al tipo incorrecto
El gobierno de EEUU ha distraído al público estadounidense de sus penalidades económicas atacando a varios “enemigos” durante tanto tiempo que es difícil recordar un momento en el que no fuera así.
El gran problema al que se enfrenta la administración Trump es que los estadounidenses ya no se distraen con pequeñas guerras en las que la fuerza aérea de EEUU aniquila al enemigo con ataques de dones desde lejos. Por tanto, hay un enorme riesgo de que el presidente Trump, en su búsqueda de un buen oponente de interés, pueda elegir al tipo incorrecto.
Corea del norte, por ejemplo, a la que Trump ha estado provocando últimamente, podría ser que tuviera las herramientas para defenderse. Peor aún, sino ha estado dibujando tranquilamente una línea roja y ha dicho que acudirían defensa de Corea del norte si se atacara a ese país.1
7. Los “sumisos” de Trump
Uno de los aspectos más fascinantes la presidencia de Trump es la obsequiosidad que reclama de sus ayudantes, que se han visto obligados a sonreír, estar allí y apoyar así tácitamente una retórica racista, misógina y cerca de la psicopatía. El resultado es que la mayoría del personal cercano a Trump comprende familia, generales o… “sumisos”.
Esto es particularmente peligroso durante una presidencia imperial en la que el Despacho Oval ha adquirido mayores poderes. Si alguna vez Trump pierde el rumbo, no esperes que sus consejeros le contengan.
8. Sociedades complejas y expertos desconcertados
La regla de oro de Warren Buffet es: nunca inviertas en una empresa que no entiendas. Llevando el ejemplo un paso más allá, ¿quién invertirían el dólar de EEUU cuando las acciones del gobierno han dicho imposible de comprender la política monetaria estadounidense?
Basta con un ejemplo. Por mucho de cueste creerlo, el gobierno de EEUU ha impreso tanto dinero quien no sabe cuánto hay circulando. Como consecuencia, la reserva Federal no publica estadísticas concluyentes acerca de la oferta monetaria total (M1 y M2 son solo estimaciones básicas).
Innovaciones como la banca de reserva fraccionaria, el consejo de estabilidad financiera, los derivados, la mesa secreta de operaciones de la Fed (que sabemos que existe, pero los cargos públicos no explicarán del todo sus actividades) y el mercado del eurodólar significan una variedad de participantes que pueden expandir o contraer la oferta monetaria.
Igual que Bitcoin y otras criptodivisas (que pueden dividirse y expandirse sin esfuerzo) el dólar de EEUU está cargado de enormes riesgos porque los poseedores no pueden valor el activo si no saben cuánto de este existe.
Más en general: el hecho de que Buffet haya invertido fuertemente en el dólar de EEUU (aunque casi con seguridad entiende los riesgos) debería generar una enorme causa de preocupación acerca de las valoraciones de todas las demás clases de activos.
9. Derivados y mercados interconectados
Tipo de cambio, tipo de interés y derivados ligados a valores son los mercados más complejos, opacos y grandes. Aun así, pocos expertos estadounidenses (no digamos políticos, medios de comunicación y gente corriente) saben qué son, qué grandes son ni entienden los riesgos implicados, a pesar de que la quiebra de uno de los participantes en los derivados, AIG, causó la última crisis financiera.
El Banco de Pagos Internacionales estimaba recientemente que el valor teórico de los derivados mercados regulados era de 542 billones de dólares, aproximadamente ocho veces el PIB global. Pero el mercado en realidad es mayor porque mucho del comercio se realiza fuera de la contabilidad.
Solo hay dos cosas de las que se puede estar seguro acerca de los derivados:
- Una quiebra en una de las grandes contrapartes echará abajo todo el sistema y
- Como los clientes de AIG fueron rescatados la última vez, no habría incentivos para eliminar a los malos actores y las prácticas defectuosas.
10. Una profesión contable irresponsable
Las contabilidades financieras de las grandes empresas de EEUU y globales constan de cientos de páginas. Pero los expertos ni las entienden ni confían en ellas. Las normas actuales permiten a las grandes empresas manipular los beneficios y esconder buena parte de sus deudas sacándolas de los balances, haciendo imposible evaluar el rendimiento operativo.
Los ricos nunca confiarían en una contabilidad financiera de una gran empresa. Siempre contratan a sus propios expertos para tener la diligencia debida antes de invertir una cantidad seria de dinero en una empresa. A pesar de esto, los políticos permiten a los contables de EEUU a publicar más normas cada vez más complejas, de forma que puedan cobrar tarifas cada vez mayores por interpretarlas.
El problema es más grande de lo que parece. El hecho de que los estadounidenses no puedan confiar en los datos de las grandes empresas significa que tampoco pueden confiar en los CEO que las dirigen.
Por tanto, cuando los políticos culpen al sector privado (y el capitalismo) después de la próxima crisis, habrá pocos CEO a los que les quede credibilidad para defenderlo.
Una nota final. Aunque abunden los riesgos, hay algunas cosas positivas a corto plazo. Los cargos públicos pueden mitigar o tratar muchas de las amenazas arriba listadas si se arman de valor o voluntad política.
Además, mientras EEUU y las economías globales están dirigidas con esquemas de tipo Ponzi, la comunidad de prevención ha estado advirtiendo de los riesgos durante más de dos décadas. Cuando una implosión es inevitable, no es inminente modo alguno.
Dicho esto, el Ponzi de la “estafa Krugman” es como una espada de Damocles (aunque no siempre visible) colgando sobre las acciones de todos los estados, empresas y personas.
- 1Es mucho más probable que Irán sea el objetivo de Trump. Está indefenso, es musulmán, no tiene armas nucleares y la mayoría de los estadounidenses no tienen idea de dónde está en el mapa, ni acerca de su asombrosa cultura di su rica historia. Desatar una buena guerra civil allí (probablemente entre los baluchis iraníes y otras minorías) crearía una gran prensa, duraría eternamente y agradaría a los neocones que respaldan a Trump, muchos de los cuales han reclamado expresamente ataques a Irán.