Henri Bergson (1859-1941) fue una figura destacada en el mundo intelectual de finales del siglo XIX y principios del XX. Nacido en París en 1859, Bergson se convirtió en uno de los filósofos más célebres de su época, conocido por sus innovadoras ideas sobre el tiempo, la conciencia y la naturaleza de la vida misma. Su obra le valió el reconocimiento general, incluido el Premio Nobel de Literatura en 1927. Los debates entre Albert Einstein y Henri Bergson sobre la naturaleza del tiempo fueron un importante acontecimiento intelectual de principios del siglo XX, que enfrentó la concepción científica de Einstein del tiempo como un fenómeno objetivo y mensurable con la visión filosófica de Bergson del tiempo como una experiencia subjetiva y fluida, suscitando discusiones que resonaron mucho más allá de los ámbitos de la física y la filosofía.
A pesar de su profunda influencia, es importante subrayar que Bergson no participó en ningún movimiento político. Su filosofía, centrada en conceptos como la intuición, la creatividad y el élan vital (impulso vital), era puramente intelectual, dirigida a comprender las verdades más profundas de la existencia.
Sin embargo, en el laberinto de la historia del siglo XX, las ideas de Bergson fueron apropiadas por figuras que las tergiversaron para ponerlas al servicio de fines políticos, en particular Georges Sorel y los fascistas italianos. Esta apropiación es un episodio fascinante, aunque inquietante, de la historia de las ideas, en la que la obra de un filósofo —destinada a iluminar los misterios de la vida— fue reutilizada para justificar la violencia y el autoritarismo. Para entender esta historia es necesario examinar más de cerca la filosofía de Bergson y el uso indebido que hicieron de ella quienes pretendían contrarrestar el marxismo con un nuevo tipo de celo revolucionario.
La filosofía de Bergson: una nueva forma de pensar la vida
La filosofía de Henri Bergson fue innovadora en muchos aspectos, pero se comprende mejor a través de algunas ideas clave que desarrolló a lo largo de su carrera:
- Intuición vs. intelecto:
Bergson distinguía claramente entre dos formas de conocer el mundo: el intelecto y la intuición. Según él, el intelecto es adecuado para tratar con el mundo material externo. Descompone las cosas en partes distintas y mensurables, lo que nos permite manipular y controlar nuestro entorno. Sin embargo, según Bergson, este enfoque racional y científico no tiene en cuenta la esencia de la vida.
La intuición, en cambio, es una forma de comprensión más profunda e inmediata. Nos permite captar directamente el flujo de la vida, sin fragmentarlo. La intuición es la clave para entender el tiempo y la conciencia como procesos continuos y dinámicos, lo que Bergson denominó «duración» (la durée).
- Élan Vital (Impulso Vital):
En el centro de la filosofía de Bergson está el concepto de élan vital, una fuerza creativa que impulsa la evolución de la vida. A diferencia de la visión determinista de la evolución como una mera serie de procesos mecánicos, Bergson veía la vida como impulsada por una energía creativa e impredecible. Este impulso vital es responsable de la diversidad y complejidad de las formas de vida, empujándolas continuamente hacia una mayor complejidad y libertad.
- Evolución creativa:
La obra más famosa de Bergson, Evolución creadora (1907), sostiene que la vida evoluciona no por azar ciego o estricta necesidad, sino mediante un proceso creativo. Este proceso no es totalmente aleatorio, pero tampoco está totalmente determinado. Es una especie de improvisación, en la que surgen nuevas formas de vida en respuesta a retos y oportunidades, guiadas por el élan vital.
Estas ideas fueron revolucionarias en el mundo filosófico, ya que desafiaban los puntos de vista científicos y mecanicistas dominantes de la época. El énfasis de Bergson en la intuición y la creatividad resonó entre quienes consideraban que el enfoque frío y racionalista de la Ilustración y la Revolución Industrial había vaciado la vida de su misterio y vitalidad.
Georges Sorel: retorcer las ideas de Bergson para el sindicalismo revolucionario
Georges Sorel, teórico social francés y figura clave en el desarrollo del Sindicalismo Revolucionario, estuvo profundamente influido por la filosofía de Bergson. Sin embargo, el interés de Sorel por Bergson distaba mucho de ser académico. Vio en las ideas de Bergson una poderosa herramienta para desafiar las ideologías dominantes de su tiempo, en particular el marxismo.
El marxismo, con su énfasis en el materialismo histórico y el determinismo económico, veía la historia como una progresión predecible hacia el socialismo. Sorel rechazó esta visión determinista, argumentando que conducía a la pasividad de los trabajadores, a los que se animaba a esperar lo inevitable en lugar de pasar a la acción. Recurrió a la filosofía de Bergson para articular un nuevo tipo de estrategia revolucionaria, que hiciera hincapié en la acción, la creatividad y la naturaleza impredecible del cambio social.
Una de las ideas más influyentes de Sorel fue el concepto de «mito». Inspirado en la idea de intuición de Bergson, Sorel sostenía que los mitos podían inspirar y movilizar a las masas de un modo que los argumentos racionales y el socialismo científico no podían. Creía que los mitos hablaban de verdades emocionales más profundas que podían impulsar a la gente a la acción. Su ejemplo más famoso de mito revolucionario fue la «huelga general», un concepto que impulsó a la clase obrera a levantarse contra el sistema capitalista. El poder del mito no residía en su verdad literal, sino en su capacidad para inspirar la acción colectiva. Esta idea estaba profundamente influida por la visión de Bergson de la intuición como forma de captar verdades más profundas, no racionales.
Sorel también tomó prestada la idea del élan vital de Bergson para justificar el uso de la violencia en las luchas revolucionarias. No veía la violencia como una mera herramienta, sino como una fuerza purificadora que podía barrer las estructuras corruptas y decadentes de la sociedad burguesa. En este sentido, Sorel se hizo eco de la idea de Bergson del impulso vital como fuerza creativa que afirma la vida, pero la tergiversó para justificar la violencia revolucionaria.
El fascismo italiano: la oscura apropiación de Bergson y Sorel
La historia toma un cariz aún más oscuro cuando consideramos cómo las ideas de Sorel fueron recogidas por los movimientos fascistas emergentes en Italia. Benito Mussolini, líder del fascismo italiano, y su círculo intelectual se sintieron atraídos por el énfasis que Sorel ponía en la acción, el mito y la violencia. Vieron en las ideas de Sorel una forma de contrarrestar tanto la democracia liberal como el marxismo, creando un nuevo tipo de movimiento político que rechazaba ambos en favor de un estado totalitario.
Al igual que Sorel utilizó mitos para inspirar el sindicalismo revolucionario, los fascistas italianos utilizaron mitos nacionalistas y militaristas para unificar y movilizar al pueblo italiano. El mito del «nuevo Imperio Romano», por ejemplo, se utilizó para evocar un sentido de destino y propósito, justificando la expansión agresiva y el gobierno autoritario. Los fascistas tomaron prestada la idea de que los mitos eran poderosos, no porque fueran ciertos, sino porque podían inspirar la acción. Esta idea, arraigada en la filosofía de Bergson y adaptada por Sorel, se convirtió en la piedra angular de la propaganda fascista.
El fascismo también adoptó la idea de Sorel de la violencia como fuerza purificadora. Los Camisas Negras de Mussolini —el ala paramilitar del Partido Fascista— utilizaban la violencia para intimidar y eliminar a los oponentes políticos, justificando sus acciones como necesarias para limpiar la nación de debilidad y corrupción. Es importante señalar que los movimientos de izquierda a menudo muestran una tendencia hacia la violencia y el terror, sobre todo cuando chocan con otras facciones de izquierda que difieren en táctica y/o estrategia. Como dice el refrán, la lucha dentro de la especie suele ser la más brutal.
Mientras que el concepto de élan vital de Bergson pretendía celebrar las fuerzas creativas y vivificantes del universo, en manos de los fascistas se distorsionó hasta convertirse en una justificación de la brutalidad y el autoritarismo.
El legado de Bergson: una figura estelar injustamente vinculada a movimientos oscuros
Es crucial subrayar que el propio Henri Bergson no tuvo nada que ver con estos movimientos políticos. Bergson era un filósofo que buscaba explorar los misterios de la vida y la conciencia, no un activista político. Sus ideas pretendían enriquecer nuestra comprensión del mundo, no justificar la violencia o el autoritarismo.
La vida de Bergson estuvo marcada por un profundo compromiso con los valores intelectuales y morales. Fue una figura pública destacada, admirada por muchos, y su obra fue ampliamente respetada en todo el mundo. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, Bergson se enfrentó a las duras realidades del mundo político cuando el gobierno de Vichy, que colaboraba con la Alemania nazi, impuso leyes antisemitas. Aunque se le ofreció una exención debido a su fama y sus logros, Bergson optó por mostrar su solidaridad con otros judíos al no aceptar un trato especial. Murió en Vichy (Francia) en 1941, un año marcado por el sufrimiento de muchos bajo regímenes totalitarios, regímenes que, irónica y trágicamente, habían hecho un mal uso de algunas de las ideas que se originaron en sus investigaciones filosóficas.
El mal uso de las ideas
La historia de cómo figuras como Georges Sorel, y más tarde los fascistas de Mussolini, se apropiaron y distorsionaron la filosofía de Henri Bergson es un poderoso recordatorio de los peligros inherentes al mal uso de las ideas intelectuales. A pesar de las importantes contribuciones de Bergson a la comprensión del tiempo, la conciencia y la creatividad, su obra cayó en una relativa oscuridad tras la Segunda Guerra Mundial, en gran parte debido a su desafortunada asociación con estos oscuros movimientos políticos.
El desafortunado legado de la apropiación de sus ideas por los fascistas nos recuerda las formas complejas y a menudo impredecibles en que las ideas filosóficas pueden influir en el mundo. También nos recuerda que las intenciones de un filósofo no siempre coinciden con el uso que se hace de sus ideas en el ámbito político. A fin de cuentas, Bergson sigue siendo una figura estelar en el mundo de la filosofía, y su obra es celebrada por su originalidad y profundidad. El uso indebido de sus ideas por parte de otros sólo pone de relieve la importancia de entender los conceptos filosóficos dentro de su contexto adecuado y utilizarlos para iluminar y no para manipular u oprimir.