En diciembre de 2016, el Banco Nacional de Ucrania (BNU) nacionalizó el mayor banco privado de Ucrania debido a lo que ahora sabemos que fue una comprensión incorrecta de los hechos. Sigue sin estar claro quién se benefició de esta expropiación.
Pero no fue solo un error de comprensión. La nacionalización del PrivatBank es muy probable que fuera el resultado de un rechazo todavía no explicado por parte del BNU de aceptar la realidad financiera de la situación.
Esta expropiación pública extraordinaria ha hecho que las situación bancaria y económica en Ucrania se mucho peor en lugar de mejorarla y es un caso casi clásico de exceso gubernamental.
La nacionalización inapropiada e innecesaria del BNU ha dañado a la economía ucraniana, ovado millones a los propietarios del PrivatBank y está obligando a los contribuyentes de Ucrania a soportar una enorme carga adicional.
El BNU actuó de esta manera en buena medida debido a lo que dijo que era un nivel inaceptable de préstamos vinculados: el 90% o más era el número que usaba más frecuentemente.
Pero Ernst & Young la empresa contable global de las “cuatro grandes” que contrató el BNU para realizar una auditoría del PrivatBank a finales de 2016, dijo que el nivel real de préstamos vinculados en PrivatBank fue de solo el 4,7%.
Y ese nivel tan bajísimo (un asombroso casi 95% menos que el que el BNU usó para justificar su nacionalización) es de por sí más bajo que el nivel de préstamos vinculados reportados un año antes en una auditoría independiente realizada por otra empresa de las cuatro grandes: PWC.
Tal vez para protegerse de las que sin duda serán fuertes críticas, el BNU está ahora considerando suspender a PWC en las auditorías de los bancos ucranianos, ha acusado a uno de los auditores más renombrados en el mundo de ser “poco profesional” y está al menos sugiriendo que sus auditorías contribuyeron a la situación.
El BNU ha afirmado que PrivatBank desvió la mayoría de su patrimonio a préstamos vinculados para enriquecer a los accionistas del banco. Las actividades operativas demuestran que el flujo de caja para 2016 era de 21.000 millones de grivnas ucranianos a fondos de clientes, pero no a la emisión de préstamos a partes relacionadas.
Igualmente, el BNU tomó una decisión arbitraria, errónea y dañina con respecto al colateral del PrivatBank considerándolo inaceptable, a pesar de que una cantidad importante de los préstamos que fueron calificados como “morosos” deberían haber sido aceptables bajo los estándares IFRS.
Pero no solo es cuestionable la decisión del BNU de nacionalizar PrivatBank: se han planteado graves alegaciones acerca de la manera en que el BNU llevó a cabo la nacionalización una vez decidió seguir adelante.
La capitalización del BNU del PrivatBank después de la nacionalización fue una transferencia de bonos públicos, en lugar de efectivo, que en la práctica no valían nada.
Hasta entonces, el BNU siempre requería la valoración del colateral por evaluadores independientes de forma que su valor se registrara apropiadamente en el balance. Pero como indicaba E&Y en su informe de auditoría de 2016, diez días después de la nacionalización, hubo un aumento repentino de inversiones en bonos públicos que nunca fueron valorados, ¿Quién comprará ahora esos fondos?
Pero lo principal es por qué el BNU pensó en algún momento que era apropiado el control público del banco de propiedad privada más grande de Ucrania mediante su nacionalización. PrivatBank disfrutaba de una enorme confianza entre sus clientes con el 40% de los depósitos privados del país y atendía el 44% de los clientes empresariales. Tenía un historial muy positivo de apoyo a la economía de Ucrania y creación de empleo. Y, como confirmó posteriormente el informe de E&Y (los auditores elegidos por el BNU), de acuerdo con los estándares IFRS sus finanzas eran mucho más fuertes de lo que decía el BNU.
Todo esto hace a la nacionalización del PrivatBank por el BNU más bien una expropiación (una apropiación por el gobierno) innecesaria que una buena práctica bancaria. Es la definición de libro de un escándalo.