Ningún político americano que se presenta a unas elecciones quiere hablar de impuestos, a menos, claro está, que sea para prometer una bajada de impuestos. Ningún Misesiano ve los impuestos con otra cosa que no sea sospecha, y el propio Mises tenía algunos principios en impuestos:
Los impuestos son necesarios. Pero el sistema de fiscalidad discriminatoria universalmente aceptado bajo el engañoso nombre de fiscalidad progresiva de la renta y la herencia no es un modo de fiscalidad. Es más bien un modo de expropiación encubierta de los capitalistas y empresarios exitosos.
Es importante recordar que la interferencia del gobierno siempre significa una acción violenta o la amenaza de tal acción. Los fondos que un gobierno destina a los fines que sea se recaudan mediante impuestos. Y los impuestos se pagan porque los contribuyentes temen ofrecer resistencia a los recaudadores. Saben que cualquier desobediencia o resistencia es inútil. Mientras sea así, el gobierno puede recaudar el dinero que quiere gastar.
Y el estadista favorito de América Benjamín Franklin dijo tan acertadamente en 1787: «....en este mundo nada puede decirse que sea seguro, excepto la muerte y los impuestos».
La diversidad de los impuestos de EEUU
En la actualidad, los americanos pagan una gran variedad de impuestos federales sobre las rentas del trabajo, las rentas de inversión, el patrimonio, las donaciones, el alcohol, el tabaco y los aranceles sobre numerosas importaciones. Los americanos también pagan impuestos estatales y locales sobre la propiedad inmobiliaria, la propiedad personal, las ventas al por menor, el alcohol y el tabaco.
Independientemente de quién se convierta en presidente en enero de 2025, los americanos deben estar preparados para una gran cantidad de calor —y tal vez algo de luz— sobre los impuestos durante el próximo año. A la cabeza de la lista estará la Ley de Recortes Fiscales y Empleos de 2017 (TCJA, por sus siglas en inglés) del expresidente Trump, cuyas disposiciones expiran en diciembre de 2025. El Congreso debe lidiar con las peticiones de prorrogar muchas de las disposiciones de la ley, ya que el país se enfrenta a grandes déficits presupuestarios federales continuos. No está claro cómo abordará el nuevo 119º Congreso la expiración de la TCJA ni cómo quedará el código tributario de los EEUU después de 2025.
Propuestas de otros tipos de impuestos o créditos
Por si los impuestos existentes no fueran suficientes, no faltan otras propuestas, algunas de las cuales podrían considerarse mínimamente serias y otras son auténticas fantasías que probablemente nunca entrarán en el léxico fiscal americano. He aquí algunas de ellas, sin orden particular de sensibilidad frente a fantasía:
- El expresidente Trump, si es reelegido este año, ha propuesto aranceles a las importaciones significativamente más altos, incluido un arancel general del 10% sobre todas las importaciones a los EEUU. Ha aludido a aranceles lo suficientemente altos como para reemplazar los ingresos generados por el impuesto a la renta federal, citando a William McKinley por su dependencia de los aranceles en una época en que los impuestos a la renta eran inconstitucionales. Si la era McKinley (1897-1901) es comparable al entorno actual de un gobierno mucho más grande es otra cuestión.
- El expresidente también ha propuesto eliminar el impuesto sobre las propinas, basándose en su conversación con una camarera de un restaurante en Las Vegas durante su actual campaña. Si bien esta idea puede ser una estrategia de campaña populista pegadiza, no está claro cuál podría ser el impacto en los ingresos fiscales federales, o cuántas industrias distintas de la restauración podrían cambiar la remuneración de sus empleados de los salarios a las propinas si estas últimas no están sujetas a impuestos. Tal vez los médicos y los abogados comiencen a recibir parte de sus ingresos en forma de propinas voluntarias. A pesar de estas dudas, recientemente se presentaron en la Cámara de Representantes y el Senado de EEUU proyectos de ley para eximir de impuestos las propinas.
- Y su compañero de fórmula para la vicepresidencia, Vance, sugiere subir los impuestos a los contribuyentes sin hijos, algo que ya ocurre de hecho con el Crédito Fiscal por Hijos para quienes tienen hijos que cumplan los requisitos. Este crédito está disponible desde 1997, y quince estados también ofrecen variantes del mismo. Los requisitos para acceder a los créditos han cambiado a lo largo de los años, y es casi seguro que estos créditos volverán a ser objeto de debate este año.
- En Impuesto Justo se presentó por primera vez en el Congreso en 1999, revivió de nuevo más recientemente en enero de 2023 como HR 25, y permanece en el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes. Esta legislación sustituiría el impuesto federal sobre la renta de las personas físicas, el impuesto sobre la renta de las sociedades, los impuestos sobre nóminas y el impuesto sobre sucesiones y donaciones por un impuesto nacional sobre las ventas minoristas recaudado en el punto de venta final de todos los bienes y servicios, incluidos los proporcionados por el propio gobierno. La legislación también suprimiría el IRS porque todos los impuestos serían recaudados por los gobiernos estatales y remitidos al gobierno federal. El tipo inicial del impuesto sobre las ventas sería del 30%, gravando con 30 dólares una compra de 100 dólares para un precio final con impuestos incluidos de 130 dólares. Sin embargo, tal y como propone el proyecto de ley, el tipo impositivo neto es sólo del 23%, calculado como 30 $ divididos por 130 $. Los impuestos estatales sobre las ventas tradicionales se aplican al precio de venta de un bien o servicio con impuestos incluidos, lo que hace que las comparaciones de tipos impositivos sean engañosas.
- El Impuesto Plano fue propuesto por primera vez en 1981 por dos economistas que escribían en la página editorial del Wall Street Journal. El plan original concedería a cada familia una gran exención, gravaría todas las rentas salariales por encima de ese nivel con un tipo único bajo y eximiría las rentas de inversión de todos los impuestos a nivel familiar. Sus defensores afirman que este plan aumentaría el ahorro y el crecimiento económico al elevar la rentabilidad del ahorro después de impuestos, aunque los escépticos lo dudan. El concepto inspiró a algunos estados de EEUU y gobiernos extranjeros a adoptar sistemas de flat-tax, aunque nunca llegó al Congreso de los EEUU para ser debatido o votado.
- Los impuestos sobre el patrimonio atraen a quienes se sitúan en el extremo izquierdo del espectro político por su presunta capacidad para extraer impuestos de los americanos con mayores niveles de renta y riqueza. Sin embargo, se plantean interrogantes sobre cómo podrían administrarse estos impuestos, si en realidad recaudarían muchos ingresos fiscales y si podrían animar a los individuos ricos a abandonar EEUU. Algunos países que han aplicado impuestos sobre el patrimonio los han derogado posteriormente por estas razones.
Perspectivas en materia de impuestos y gastos
A pesar del consenso de que EEUU tiene un problema de gasto, no de impuestos, el gobierno federal seguirá buscando ingresos ante la persistencia de los déficits presupuestarios federales y el aumento de la deuda. Los intereses de la deuda federal ascienden anualmente a cerca de 1 billón de dólares y consumen el 39% de los impuestos sobre la renta de las personas físicas.
En el horizonte se vislumbran otras propuestas fiscales. Los defensores del calentamiento global abogan por impuestos sobre el carbono. Otros, en el extremo izquierdo del espectro político, abogan por impuestos más progresivos para financiar sus planes favoritos de redistribución de la renta y la riqueza. Nuevos y costosos programas como la Renta Básica Universal (RBU) y las reparaciones, dos nuevas formas de derechos, aumentarían enormemente la necesidad de ingresos fiscales adicionales y/o requerirían cantidades significativamente mayores de deuda federal. Lo mismo puede decirse de los llamamientos de la derecha populista para aumentar las prestaciones a la clase media, como el aumento de los créditos fiscales por hijos y los créditos por ingresos del trabajo.
Aunque los dos principales partidos políticos ofrecen recetas políticas muy diferentes en las próximas elecciones presidenciales, ambos parecen dar lugar a un aumento de la emisión de deuda del Tesoro y de los déficits presupuestarios federales, lo que podría exacerbar la inflación y amenazar los mercados de renta fija.
Así, se puede predecir una continua incapacidad de los votantes para hacer frente a los grandes déficits presupuestarios federales continuos y a la deuda acumulada que ahora ronda el 100% del PIB; para hacer frente a la insolvencia de la Seguridad Social, Medicare y los fondos fiduciarios de las autopistas; y para hacer frente a la falta de consenso sobre las medidas para reducir el gasto y aumentar los ingresos fiscales.
La pregunta obvia entonces es hasta qué punto toleran los americanos, cargas fiscales y de deuda adicionales para las generaciones actuales y futuras antes de responder con un cambio de trayectoria política y económica. Sin embargo, ese punto de inflexión aún no ha aparecido en el horizonte.